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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

martes, 12 de abril de 2022

Nieve

 



NIEVE Y DISTRACCIÓN

Ya hace una semana del apagón general que tuvimos y ocasionó pérdidas, disgustos, dolores de cabeza, frustraciones y una razón más para hacer memes sobre los intentos de explicaciones del gobierno y su alter ego LUMA.  Este engendro se supone venía a resolver los problemas que la Autoridad de Energía Eléctrica no pudo resolver. Previo a entrar en funciones en junio  pasado, LUMA estuvo un año conociendo –supuestamente- y cobrando, literalmente, por esa familiarización.  Entró en funciones con un déficit de empleados y un déficit de credibilidad que al día de hoy no sólo no se ha reducido, sino que se ha acrecentado.  Para mayor desgracia, justo al inicio de asumir el control surgió el primer apagón y las vueltas a la noria para no dar una explicación creíble, lo cual se ha convertido en costumbre.

Luego del verano pasado han ocurrido más apagones e interrupciones en el servicio.  En mi caso, hay temporadas en las que el servicio se va todos los días –a veces por minutos; a veces por horas.  Me preocupo cuando llueve mucho, pero a veces me he quedado sin luz bajo un sol resplandeciente.  Cuando horneo bizcochos siempre ruego que no se vaya la luz. Cuando se va por minutos, es como un alivio.  Cuando se va por horas, es desesperante.  Durante  este último apagón estuve unas 15 horas y media sin luz y luego que regresó se volvió a ir varias veces –afortunadamente sólo por minutos.  Mientras esperaba durante esas 15 horas y media, me preocupaba por el contenido del congelador, al que no quería ni mirar.  Pero la mayor preocupación era tener que recurrir a la estufita de gas, porque le tengo pánico.

El apagón fue a eso de las 8:45 de la noche. Estaba viendo televisión y no pude ver el final de una serie española muy buena.  Para mala pata, tenía como mitad de carga en el teléfono y como 10% en la tableta, así que no quise ponerme a averiguar mucho, para ahorrar batería.  Cuando finalmente me decidí a investigar la causa, supe que la cosa iría para largo y me acosté sin poder usar la máquina de terapia respiratoria.  Por fortuna mi apartamento es bastante fresco.  A la mañana siguiente ni asomo de un poquito de luz que no fuera la del sol y se desvanecía la esperanza de que la luz volviera para no tener que prender la estufita. Nacarile –a eso de las 8:30 el hambre arreciaba y las tripas  reclamaban café.

Una amiga me regaló uno de esos aparatitos para prender estufas de gas que permiten prenderlas desde una distancia mayor, pero no me funcionó.  Ni modo, acudí a unos fósforos que son más largos que los normales y luego de conectar la estufita al pequeño tanque de gas – de esos que se usan para acampar, abrí la llave del gas y nerviosamente intenté prender la estufa.  Se me apagó el fósforo.  Al segundo intento, acerqué el fósforo con manos temblorosas y ¡fum! se prendió la estufa. Este ¡fum! con la enorme llama siempre me causa pavor, pero superado el susto, le sigue rogar que una ventisca no apague la llama.  Retos superados.  Café con leche y tostadas en una plancha, con mantequilla.

Después que  como, suelo tranquilizarme, así que ya lo saben, si tienen algo difícil que comunicarme, asegúrense que haya comido, porque cuando tengo hambre me transformo. Por fortuna la luz volvió al mediodía, así que fue un alivio saber que no tendría que volver a escuchar el ¡fum!  Y mi buena fortuna no fue la de la mayoría.  Creo que mientras yo pensaba qué iba a cocinar en mi estufa eléctrica y sacaba víveres aún frescos de la nevera, más de la mitad de de población permanecía sin luz. Hubo gente que estuvo 5 días sin luz.  Las pérdidas de comida en hogares y negocios son incontables.  Que no es lo mismo que yo pierda un steak, dos pechugas, una salchicha italiana, unos canelones que me sobraron, unas empanadillas de mariscos que me quedaron exquisitas, varios paquetes de queso rallado, media docena de huevos y dos o tres cosas más que puedo reponer –aunque perder los canelones y las empanadillitas me hubiera dolido mucho- a que las pérdidas las sufra una pareja de pensionados que sólo tienen una pensión reducida o un chequecito de seguro social que a duras penas alcance para cubrir lo indispensable.  No es lo mismo que yo pierda lo ya mencionado que descansaba en mi nevera y congelador, a que una familia con niños pequeños o una viejita en el campo pierda lo que no podrá reponer en buen tiempo. Se me parte el alma de pensarlo.

Mientras la gente estaba en sus casas enfrentando la situación como podían vi la conferencia de prensa citada al otro día, en la que nadie podía dar una fecha cierta, ni aproximada tan siquiera, de cuándo podría restablecerse el servicio.  Y entonces entra en escena este bomboncito que presumo pusieron para que diera cara a nombre de LUMA en lugar de su presidente, el Stensby ese que nos revienta.  Imagino que uno o varios genios de las comunicaciones pensaron que sería un éxito poner a este hombre de buen ver, que se expresa en español a dar las explicaciones a nombre de LUMA.  Bueno, habló, pero dar explicaciones, lo que se dice explicaciones, no.

En un momento dijo que la gente en la calle dice que el servicio está mejorando.  Yo, que estaba sentada frente al televisor viendo y oyendo al bomboncito, exclamé, como si él me estuviera oyendo a mí: ¡EMBUSTE! Y entonces se inspiró y dijo que “no quisiera que una noche de nieve desluzca una primavera hermosa”. Yo no sé si es casado o tiene novia –o novio- y ha utilizado imágenes similares para conquistar, pero presumo que salvo a los genios que lo colocaron allí apara adornar –digo- comunicar, conquistó a muy pocos.  Tal vez a los guaynabitos y a los que tienen placas solares y mega plantas eléctricas, no esas chiquititas a las que sólo puede conectarse la nevera y duran como  mucho 8 horas antes de que haya que darles de beber.  Y esos, literalmente son otros 20 pesos, porque para colmo, la gasolina está por las nubes.

Pues sepa el bomboncito que en la calle que yo vivo la gente no está contenta con el servicio y para la mayor parte de la población esto se siente como un invierno completo, no una noche de nieve, con el desastre que debe suponer una nevada sobre las líneas eléctricas del trópico que  jamás han visto nieve y no están preparadas para el peso que eso supone. Ya me imagino los postes cayendo como fichas de dominó bajo el peso de la nieve y nosotros, sufriendo por semanas sin energía eléctrica.  Y el horror es que estamos a ley de na’ para la temporada de huracanes y de eso, lamentablemente-  sabemos demasiado.

El bomboncito cuyo nombre no recuerdo debe estar tranquilo.  Si le va mal en LUMA o como abogado, ya sabe que puede irse a animar concursos de belleza o reality shows- que ya sabemos que tienen mucho de show y poco de reality.

En Cupey, a 12 de abril de 2022 y afortunadamente, aunque no sé por cuánto tiempo, con luz.

domingo, 3 de abril de 2022

REGALOS

 




REGALOS DEL ALMA

Llevo un tiempo algo desorganizada, con ideas en la cabeza que no logran transferirse a la pantalla.  Al revisar los archivos de mi blog, me doy cuenta que el año pasado fue el que menos volumen de escritos muestra.  No es que sea importante, ya que yo escribo por placer, no por obligación, pero me resulta interesante observar ese semi - abandono de una práctica que me produce mucho placer y que suele fluir con facilidad.  Pero basta de análisis. Hoy escribo porque tengo muchas emociones hermosas acumuladas.

El mes pasado celebré mi cumpleaños –algo que disfruto antes, durante y después de la fecha exacta.  Disfruté almuerzos, celebraciones conjuntas con amigas que cumplían el mismo mes, mensajes que me expresaban un cariño genuino, algunos regalos que provenían de manifestaciones del Universo, sin que el que ofrecía el regalo supiera que en efecto lo ofrecía, o que en efecto, es un regalo eterno.  Señalo algunos ejemplos concretos.

Hace más de 40 años conocí a la esposa de un amigo de mi ex, que se convirtió en mi amiga por derecho propio.  Yo estaba recién casada y poco a poco Elena y yo fuimos cimentando nuestra amistad con el pegamento del gusto por la repostería.  Solíamos embarcarnos en provectos de hornear bizcochos o hacer pastelillos y pasábamos horas en esa actividad, hablando de sucesos cotidianos.  Con el tiempo, la vida nos fue llevando por distintos caminos, pero siempre el afecto permanece.  Ella cumple dos días antes que yo, razón por la cual solemos celebrar juntas el cumpleaños, usualmente en los primeros días del mes. Este año la celebración se dio más tarde –a mediados de mes.  Lo que yo no imaginaba era recibir una tarjeta de su parte que tiene más valor que cualquier regalo.


La expresión de amor que hace Elena me emociona.
  Siento que ella valida el afecto que nos hemos profesado y que pese a que a veces he sentido que no me he comunicado lo suficiente, ella ha sentido mi cariño. Esta tarjeta vale más que cualquier regalo y permanecerá en esa gaveta en la que guardo objetos –casi todos escritos- que son especiales para mí.

Otro regalo que recibí y que él ni sabía que era un regalo, fue el regalo de una sonrisa.  Este año el Instituto de Cultura Puertorriqueña dedicó el Festival de Teatro a Luis Rafael Sánchez e inauguró el Festival con la puesta en escena de su obra Quíntuples. Quienes me conocen saben que yo estaría allí la noche de apertura, con la ilusión de ver a mi adorado Profesor.  Y en efecto, lo vi y lo escuché.  Como una adolescente que acude a ver su artista preferido, me atreví a cruzar el espacio que nos separaba y acudí a saludarlo.

Me temo que Luis Rafael Sánchez dudaría de mi capacidad intelectual, porque sentía que ante su imponente figura no podía transmitir ideas que  mereciesen ser escuchadas, pero él me regaló –como diría Luce López Baralt en su exquisita prosa –el relámpago de su sonrisa y yo añado el embrujo de su voz.  Escuchar mi nombre en esa voz es un regalo en sí mismo.  Presenciar su elegante figura en vivo y a todo color –con el amarillo de una mañana de sol tropical de su guayabera- es un lujo.

No me regodeo en todas las emociones vividas esa noche, porque sería redundar.  Salí del teatro como si flotara y por momentos me arrepentía de no haberle tomado una foto, pero luego me doy cuenta que ninguna foto sería capaz de reflejar lo que yo veo en la persona de Luis Rafael Sánchez, que va más allá de su talento y se entremezcla, como una confección del mejor bizcocho que jamás haré,  con admiración, deslumbre y vamos, lo admito –enchule.

El mejor regalo palpable de esta celebración lo  recibí precisamente en la reunión que tuvimos para festejar los cumpleaños de tres compañeras voluntarias de la Fundación Luis Muñoz Marín que al igual que yo, cumplen en marzo.  El evento sería en casa de otra amiga que es un regalo en sí misma, Sary, quien siempre nos recibe con una mesa exquisita y unas atenciones que ni una coordinadora de eventos de esas que se usan ahora podría igualar.  Una de las compañeras se me acercó de forma discreta y me dijo que ella había leído en mi libro que yo no tenía fotos de la niñez en las que apareciera sola con mi papá y ella, que es pintora, quería hacer un retrato.  Usó como referencia un boceto de Papi que aparece en el libro y por supuesto, me conoce, así que esa parte resultaba menos complicada. Contuve las lágrimas de emoción por lo que me decía.

Ver el retrato donde aparezco con mi Papito me produjo una mezcla de emociones.  Primero, me maravilla que esta amiga de cuño más reciente tuviese la sensibilidad de pensar que quería plasmar en un lienzo la conexión que sintió había y hay entre mi papá y yo.  Segundo, que fuese capaz de transmitir su sentimiento y el nuestro en su obra.  Le aseguré que buscaría un lugar prominente para colocar el pequeño cuadro, que adorna este escrito.  Como la Mona Lisa, puede parecer mucho más grande, pero contrario a mi decepción al ver esa obra en el Louvre, la obra de Carmen Cervoni encierra para mí todas las emociones relacionadas con las  manifestaciones del amor paternal y el de la amistad en un pequeño cuadro.

No escribí estas reflexiones inspiradas en mi celebración de cumpleaños en el mes de marzo, pero Dios/el Universo tiene un tiempo perfecto.  Hoy mi Papito, quien es el mejor regalo que jamás tendré, cumpliría años.  Lo celebro una vez más conectando con su energía.  Abrazo al infinito de,

Tu hija

3 de abril de 2022