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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

sábado, 30 de mayo de 2020

A DÓNDE SE FUE






¿A DÓNDE SE FUE EL SUEÑO?

Hoy amanecí apesadumbrada. Desde que supe de la muerte de un hombre negro a manos de un policía blanco en el estado de Minnesota, sentí angustia, ira y una desazón que fue incrementándose.  El hecho de ver cómo este hombre muere  -justo ante nuestros ojos-  añade a la angustia.  No es lo mismo leer la noticia, que ver cómo un hombre yace indefenso, mientras otros con autoridad lo mantienen inmovilizado hasta que finalmente muere. Es la viva ilustración del racismo.  Y esto no ha sido un suceso separado.  En febrero, un hombre negro que corría fue cazado en Georgia por dos o tres hombres blancos armados con rifles.  Hace unos días, una mujer en el Parque Central de Nueva York amenazó a un hombre negro con llamar a la policía y en efecto lo hizo, indicando que un “hombre afroamericano la había amenazado a ella y a su perro”. El hombre simplemente le había pedido que le pusiera la correa al perro que andaba suelto, en violación a las normas del parque.

Por supuesto, en seguida pensamos que estas conductas se han exacerbado tras la conducta del presidente Trump, quien se expresó hace casi tres años en torno a un conductor que lanzó su auto contra unos manifestantes en Virginia que enfrentaron a neo nazis que protestaban por la remoción de la bandera confederada y la estatua del general Robert E. Lee.  Trump manifestó que había gente excelente –fine people- en ambos lados de la contienda.  No sé, yo soy incapaz de ver fine people en un grupo de neo nazis, pero vamos, eso soy yo.  Lo más horrible de todo es saber que Trump no está solo –hay miles que piensan como él.

Tras surgir las protestas en el más reciente caso –el del hombre asesinado a manos de la policía, de nombre George Floyd, Trump reaccionó indicando que los actos de saqueo –looting-, serían enfrentados con disparos –shooting.  Esto trajo a mi memoria las acciones de la policía en aquélla protesta del 1ro de mayo aquí hace unos años y la reacción de muchos ante los destrozos a la propiedad privada, que no guardaba  proporción con la molestia expresada por todas las veces que el gobierno de Ricardo Rosselló y otros nos han pisoteado y nos siguen pisoteando.  Yo no justifico los daños a la propiedad aquí, en Minnesota o donde sea, pero puedo entender el coraje, la indignación que se siente ante los desmanes de un gobierno insensible.  En el caso de los negros norteamericanos, no puedo ni imaginar lo que se siente.

Durante esta pandemia, nuestro pueblo - en su inmensa mayoría-  ha seguido las directrices del gobierno.  Unos actos desordenados en la playa, unas mascarillas tiradas y se alzan las voces indignadas que no se alzaron cuando estábamos recogiditos en nuestras casitas y el directorio PNP celebra una reunión un domingo, en plena prohibición según la Orden Ejecutiva de la gobernadora. No se alzaron suficientes voces de protesta cuando arrestaron a Giovanni Roberto –negro y pelú-  que estableció comedores sociales para estudiantes de la IUPI por marchar pidiendo comida para los pobres –a él solito, mientras habían personas en la calle pasado el toque de queda que no arrestaron.  Se le ve no digo yo la costura –el refajo y el ruedo descosido.

Lo que ocurre allá y lo que ocurre acá es el mismo dulce con distinto palito y admito que en grado diverso –reflejo del discrimen contra negros, contra pobres, contra los que piensan de manera distinta.  Y se me acumula toda esta angustia y me pregunto a dónde fue a parar el sueño de Martin Luther King.  Por eso amanecí apesadumbrada, pero mañana es otro día y fiel a la filosofía el Dr. King, me sacudiré las heridas y estaré presta a contribuir en lo que pueda para hacer de esta una sociedad más justa.

30 de mayo de 2020

Nota: la foto que acompaña este escrito es de un cartel que compré cuando pasé a dirigir una oficina con la misión de combatir el discrimen, hace 20 años.  Al acogerme al retiro, la coloqué en la pared del cuarto donde escribo.  Muchas veces, cuando enfrenté dificultades en mi trabajo, miraba otro cartel del Dr. King que colgaba en la oficina, miraba al Dr. King y pensaba “él lo tuvo más difícil que yo”. Eso me daba ánimos para continuar.




jueves, 21 de mayo de 2020

NO








¿POR QUÉ DIGO NO?

Puerto Rico lleva varios años sumido en una enorme crisis con diversas ramificaciones.  La relación con los Estados Unidos se develó como una unilateral, en lugar del pacto bilateral que se pensó. El gobierno de Puerto Rico ha dejado de tener la confianza del pueblo gracias a los esquemas que se han revelado, en los que unos pocos se quieren despachar con la cuchara grande.  Para añadir insulto a la herida, van dos ejemplos de los llamados chats que reflejan el grado de insensibilidad y desprecio que sienten por el pueblo figuras en el gobierno o con estrechas conexiones con éste.  La indignación que despertó el comentario de la búsqueda de cadáveres en espera de autopsia para alimentar los cuervos es la misma que se despierta al leer la nauseabunda sugerencia de un truhan que sugiere regalar un bizcocho en forma de respirador artificial para celebrar el cumpleaños de su compinche.

Estos  tres años y medio  nos han golpeado duro: el huracán María, los terremotos y ahora la pandemia del COVID 19. Mientras el pueblo se ha crecido en inventiva y solidaridad, el gobierno se ha crecido también.  El problema es que se ha crecido en incompetencia, oportunismo, improvisación, engaño y falta de sensibilidad.  En medio de la pandemia, se pretende aprobar piezas legislativas fundamentales sin la consideración del parecer del pueblo a las últimas enmiendas al Código Civil y al Código Electoral.  Además, ya nos han espetado un plebiscito que no tendrá repercusión alguna, gastando el dinero que no se tiene en un intento de proyectar que el pueblo favorece la estadidad.  Habrá quien la favorezca legítimamente, pero la pregunta es: ¿es este el momento?

Yo personalmente no la favorezco hoy, como jamás la he favorecido, pero ahora más que nunca hay que demostrar el repudio a este intento de convertirnos en lo que no somos. Ahora, cuando estamos tan golpeados, tenemos que demostrar nuestro rechazo a todas las vejaciones a las que nos han sometido, particularmente durante este cuatrienio.  Por eso, digo:



                                                                     ¡NO
                                                             
                                             A LA ESTADIDAD!
                                             AL CÓDIGO CIVIL Y ELECTORAL!
                                             A LA CORRUPCIÓN!


21 de mayo de 2020



domingo, 10 de mayo de 2020

Mi mamá y los espaguetis





MI MAMÁ Y LOS ESPAGUETIS A LA ITALIANA

Mi mamá murió hace más de 45 años, por lo que hay muchas cosas de ella que desconozco. El asunto se complica porque no me queda mucha gente a quién preguntar detalles de su vida que para mí permanecen como un misterio.  Mami fue una de ocho hermanos que quedaron huérfanos y se crió con unos parientes.  Los hermanos fueron repartidos entre varios familiares, pero siempre se mantuvieron en comunicación. La mayor parte de ellos, si no todos, permanecieron en el pueblo de Corozal. De los parientes que criaron a mi mamá sólo recuerdo que tenían una tiendita de dulces y llegué a visitarlos en Bayamón.  No sé cómo fue su crianza de niña, ni cuántas carencias materiales y afectivas pudo haber tenido.

Sea como fuere la crianza de mi mamá, lo cierto es que junto a los retos que le presentó la vida, se convirtió en una mujer extremadamente fuerte.  Se casó con un hombre extraordinario –mi papá y procrearon dos niñas.  Yo fui la mayor.  No tengo muy claro si fue antes o después de mi nacimiento, pero tuvo que enfrentar situaciones de salud que conllevaron una operación de la glándula tiroides.  Junto a mi papá le hizo frente a  una crisis económica que obligó a Papi a vender un carro que le encantaba.  Luego surgió la primera gran tragedia. Mi hermanita menor, de tan sólo año y medio, falleció.  Yo no tengo recuerdo de ello, pues contaba con tan sólo tres años de edad, pero sí recuerdo que dejé de preguntar sobre mi hermanita Ileana, porque cada vez que lo hacía Mami se echaba a llorar.  Creo que de tanto llorar eventualmente dejó de llorar del todo, haciendo su carácter aún más recio.

Crecí entonces como hija única y lo cierto del caso es que aunque no éramos una familia acomodada, jamás supe lo que era hambre, aunque pudo haber carencias en esos primeros años en que mi hermanita aún vivía.  Papi me llegó a relatar que durante esos primeros años no había suficiente dinero para comprar raciones de carne para los cuatro, así que Mami hacía espaguetis con carne para mi hermanita y yo, mientras Papi y ella los comían “a la italiana”, que quería decir sin carne.  De hecho, busqué en el libro de cocina que ella usaba y en efecto, hay una receta de “espaguetis a la italiana” y no lleva carne.

Mi mamá aprendió de cocina presumo que en el hogar de crianza o de sus hermanas, todas excelentes cocineras versadas en cocina criolla, pero fue mucho más allá en su nivel de sofisticación a través de reproducir recetas que recortaba del periódico o revistas.  Mi mamá lo mismo hacía arroz con habichuelas y bistec, que una paella con todas las de la ley.  Lo mismo incorporaba ingredientes tan sofisticados como las coles de Bruselas –que detesto- que transformaba la cachipa del coco que ella misma rallaba en un delicioso polvo de amor que aún adoro.  Me crié en la época que el lechero dejaba la leche en envases de cristal en el balcón, por lo que si por algún motivo teníamos que salir bien temprano y regresar tarde, la leche se echaba a perder.

Esa leche echada a perder es símbolo del poder que tenía mi mamá para transformar un alimento que aparentaba no servir, en algo apetitoso.  Con esa leche cortada, Mami hacía algo que a Papi le encantaba: dulce de leche de ese que queda en grumitos.  Lo cierto del caso es que Papi se alegraba cada vez que la leche se cortaba. Los postres de mi mamá eran celebrados por los vecinos, con quienes solía compartir sus creaciones: besitos de coco, mantecaditos  hechos con Manteca El Cochinito, que venía en un empaque de cartón, tembleque de dos capas –una de coco y otra de chocolate, bizcocho al revés, flan de vainilla, de coco, en fin, todo un deleite al paladar.

Yo siempre he sido, como dicen “buen diente”; no era melindrosa, salvo por las coles de Bruselas que ya mencioné y lo que para mí era lo peor de lo peor: hígado.  Como mi mamá quería que me alimentara bien y el hígado es buena fuente de hierro, me obligaba a comerlo Ugh!  Al yo manifestar que no tenía hambre, me respondía pues si no tienes hambre para la comida tampoco tienes hambre para el postre y yo, con tal de disfrutar de los exquisitos dulces, me empujaba aquélla cosa espantosa que aún hoy día no puedo soportar.  De hecho, nunca he hecho hígado –Ugh!

El carácter recio de mi mamá se reflejaba en sus exigencias de que las cosas se hicieran bien. “Las cosas se hacen bien o no se hacen” parecía ser su lema. Parte de mi empeño en hacer las cosas bien se debe a su insistencia y lo agradezco profundamente, así como su empeño en que tuviera buenas notas.  Comencé a relajar mi rigor en los estudios, por lo que mis notas en la universidad no fueron tan buenas como pudieron haber sido.  Yo pensaba que si podía sacar B sin esforzarme, ¿para qué hacerlo?  Como resultado obtuve más Cs de las que hubiese querido.  Lo cierto es que no necesité altas calificaciones para terminar mis estudios de derecho y pasar la reválida.  Estoy segura de que Mami estaría muy orgullosa de que su hija sea abogada, aunque no lo estaría tanto de mis notas.

Con el pasar de los años pude entender lo que creo estaba detrás de su insistencia en que obtuviese buenas calificaciones.  He pensado que sentiría frustración al ver que yo, con todas las herramientas, no me esforzaba  mientras que ella, que no tuvo las mismas oportunidades,  solo pudo estudiar hasta tercer grado.  No me cabe duda de que si hubiese tenido esas oportunidades se hubiese convertido en una profesional destacada de haberlo querido, ya que era una mujer brillante.  Con tan sólo un tercer grado entendía recetas o patrones de costura en inglés e interpretaba tanto lo uno como lo otro a perfección. Supo ser también una extraordinaria compañera de vida para mi papá, quien poseía una maestría y se codeaba de tú a tú con personas que poseían grados universitarios.

Cuando cursaba mi tercer año de escuela superior Mami fue diagnosticada con cáncer de seno.  Mami se enfrentó a la extirpación de su seno con estoicismo.  Inició su tratamiento de quimioterapia, pero eventualmente lo abandonó, cosa que me sorprendió, dado su carácter tan recio. Sin embargo, no la juzgo, como creo que nadie tiene derecho a juzgar a quien rechaza someter el cuerpo a la tortura de un tratamiento que puede matar el cáncer, pero también matar lentamente el cuerpo.  Años más tarde Papi también enfrentó al cáncer, pero en el colon.  Pese a que luchó hasta el final, el cáncer le ganó la batalla.

La noche que mi mamá murió yo estaba con ella en el hospital.  Llegó a decirme que ella jamás soñó tener un esposo y una hija tan buenos.  Yo hubiese querido ser aún mejor hija, como sé que ella hubiese querido que nos comprendiéramos mejor.  Tal vez, si estuviera hoy viva, habríamos logrado una mejor comprensión la una de la otra.  De lo que sí estoy segura, es de que estaría tan orgullosa de mí, como yo lo estoy de ella.  Hoy la recuerdo a través de un simple plato de espaguetis a la italiana, que se transforma, mediante el poder del amor, en un alimento para el cuerpo y más que todo, para el alma.



10 de mayo de 2020

Día de las Madres