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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

domingo, 20 de junio de 2021

Niña feliz

 


UNA NIÑA FELIZ

Me he topado varias veces con esta foto de mi niñez – unas veces en un maltrecho álbum familiar que poseo y más recientemente, en unas pertenencias de Papi que recogí en el proceso de terminar de desalojar –tras la muerte de su esposa- las pocas pertenencias que de él quedaban en el apartamento que vivió hasta hace 31 años.  La foto muestra una niña feliz, reflejo del amor que recibía de sus padres.  Todavía queda algo de esa niña feliz, aunque a veces me domine una tristeza que nada tiene que ver con el amor de mi papá.

En esta vida he dudado muchas veces, pero jamás he dudado del amor de mi padre.  A riesgo de ser repetitiva, porque he contado esto muchas veces, luego de yo nacer mi papá me recibió de manos de una enfermera que me colocó en una almohadita, porque yo era una niña chiquitita.  Desde ese momento, según relataba mi papá, se estableció ese vínculo que tras todos los años transcurridos sin tener su presencia física, se mantiene indisoluble. Papi celebraba todos mis logros –los grandes y los chiquitos.  Cuando me contemplaba en silencio por un tiempo más allá de la mirada casual sus ojos delataban el asomo de lágrimas.

Esas lágrimas de mi papá no eran de tristeza; eran de una emoción que brotaba del espíritu sensible que poseía.  Salían durante una película emotiva o escuchando pasajes de sus conciertos de violín favoritos.  Debido a que yo salí, como le dijo la enfermera que me entregó en sus brazos –cagaíta al pai, me ocurre exactamente lo mismo.  Hoy decidí escuchar sus conciertos de violín favoritos –particularmente Bruch y Beethoven y presté particular atención a ciertos pasajes que son tan sublimes que por momentos contuve la respiración para que nada perturbara la experiencia.  Y sí –hubo lagrimitas.

Hoy, Día de los Padres, doy nuevamente gracias por el padre que tuve.  Gracias a él puedo tener conciencia de que hay muchos niños y niñas que no han tenido buenas experiencias con sus padres e incluso, algunos ni saben quién es. Gracias a él, busco la manera de llevar a cabo pequeñas acciones para lograr cambios en nuestra sociedad, de forma tal que tengamos relaciones más saludables con nuestra familia y vecinos. Gracias a mi Papito, soy consciente de que he sido bendecida y que pese a algunas dificultades que no son mayores a las de otros, esa niña feliz aún me habita.

Feliz Día de los Padres, Papito

20 de junio de 2021