TEAM RUBIO
No soy
fanática de los deportes. De niña mi pasatiempo era la lectura y de adulta lo
sigue siendo. Tengo unas nociones
generales de las reglas del beisbol, menos de las del baloncesto y 0 de las
del fútbol. Sí poseo unos hermosos recuerdos de cuando Papi nos llevaba a Mami y a mí al Estadio Hiram
Bithorn a ver los juegos de pelota. El
tampoco era fanático, pero había algo especial en hacer esa expedición al
parque, armados con emparedados y un termo de café que hacían suspirar a los
que nos rodeaban.
A veces
ni siquiera miro la sección de deportes del periódico y me levanto a hacer otras
tareas cuando el noticiario transmite la sección deportiva. Ahora bien, cuando
juegan los nuestros en torneos internacionales, sigo las incidencias de los
partidos a través de la prensa y en ocasiones veo los juegos por la tele, si el
sueño no me vence. Ví parte del partido
contra la República Dominicana hasta que honestamente me aburrí y ayer pensé
ver el partido contra E.U., pero el sueño me venció. Eso sí, en mi subconsciente estaba pendiente
de los sonidos alrededor, a pesar de que en un momento se fue la luz. Creo que como a la 1:30, todavía sin luz,
escuché gritos y busqué temerosa mi celular, hasta que ví que Puerto Rico había
triunfado. Me alegré sobremanera, por
muchas razones.
Las
victorias que mantienen a nuestro equipo invicto demuestran el poder de un
propósito común; del trabajo en equipo, de tener el objetivo claro. El asunto de pintarse el pelo de rubio opera
como un talismán – algo que le da fuerza a sus componentes, como el cabello
largo de Sansón. Pero más allá de ser un
gimmick para aludir al dorado de una
medalla al ganador, es una afirmación de que cada miembro del equipo es parte
de un todo. Y eso, es algo que nos hace una falta enorme como país. Este equipo nos está mostrando el secreto del
triunfo.
Aparte
del deseo natural de ganar que es característico en el deporte, este partido
tenía otras connotaciones para muchos de nosotros, si no la mayoría –lo admitan
o no. Como puertorriqueños nos hemos
sentido ninguneados, pisoteados, ignorados y despreciados por el gobierno de
los Estados Unidos, la aprobación de la ley PROMESA y la imposición de la Junta
de Control Fiscal. Hay un sentido de indignación, de que este
control férreo ha destapado una caja de Pandora que revela que por décadas vivimos
como las mujeres engañadas -sabiendo, sin querer saber, que vivíamos en un
mundo ficticio.
Una parte
de mi quería ver el juego anoche y otra no quería verlo, temiendo que sufriéramos
otra derrota. Nuestro espíritu no lo
resiste. Necesitábamos esa victoria para
de algún modo afirmar nuestra valía –no es que no la tuviéramos si perdíamos –es
que hay una necesidad de tener modelos de triunfo, para convencernos de que
podemos salir adelante como pueblo. Ya Mónica había adelantado algo de esto,
pero el hecho de que ahora sea un equipo, le añade un elemento esencial a la
lección. Ganemos o no en los partidos
que restan, la lección permanece.
Este
equipo nuestro nos ha mostrado el camino -gracias, Team Rubio.
18 de
marzo de 2017
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