MISS CHICHARRÓN
Al igual
que muchos, con frecuencia he afirmado que en ocasiones, la realidad es más
increíble que la ficción. El lunes me
hallaba leyendo el periódico de forma algo apresurada, porque debía salir a una
cita médica, cuando algo me llamó la atención.
Era parte una reseña de la competencia de trajes típicos como parte del
concurso de Miss Puerto Rico Universe.
Aparecían unas fotos de varias chicas luciendo sus trajes típicos y en el calce
de la foto de Miss Bayamón aparecía lo siguiente: “Miss Bayamón lució un
chicharrón volao como detalle”. Sí, así
como leen –un chicharrón volao. En la foto
se ve la chica con algo en la cabeza, que no sabía lo que era hasta que leí el
calce –nada más ni nada menos que un pedazo de chicharrón volao. Sé que resulta difícil de creer, pero la foto
está ahí, en el periódico El Nuevo Día del lunes, a la página 45.
Quería
leer el artículo para conocer más detalles, pero se me hacía tarde, así que lo
dejé pendiente. Hoy leí el artículo
completo. Dice la reportera, en torno a dos
de los atuendos: “Hubo vestimentas alegóricas a las piraguas de Las Piedras y
el chicharrón de Bayamón. Esta última
llevaba un pedazo de la fritura como adorno de cabeza”. No me quedó claro si el pedazo de chicharrón
era real o una representación en papel maché u otro material. Se me quedó grabada la imagen de un pedazo de
chicharrón volao enredado en el pelo y la pobre chica tratando de quitar el
olor a chicharrón de su cabellera con medio frasco de champú con olor a lavanda
luego de finalizada la competencia, tras la cual ella no aparece como
finalista.
Me parece
triste la vida de estas chicas que participan de estos concursos –tienen que
ponerse lo que les digan, a la hora que se lo digan y pasearse frente a decenas
de pares de ojos que las van a juzgar de forma inmisericorde. Si yo fuese
Miss Bayamón me parecería espantoso desfilar con un pedazo de chicharrón
volao en la cabeza, pero tal vez ella está encantada de la vida. No sé cómo se sentirá al pasar los años y ver
las fotos en que aparece con el muy
particular tocado. Me imagino a
conocidos preguntándole por el adorno que parece de lo más chic si no se sabe
lo que es. Tal vez ella respondería que
representaba unos azulejos encontrados en un edificio histórico de Bayamón, o
una particular hoja de origen francés. Después
de todo, caso cualquier cosa que proviene de París rezuma chic.
No sé
cuantos sepan lo que es boudin noir – es
francés y se pronuncia budán nuar. Hay que colocar la boca de cierta manera
y arrastrar la r final con ese acento tan hermoso que es el idioma galo. Hasta un insulto suena bonito. Lo mismo no ocurre con el alemán, que hasta
un saludo suena como un regaño. Pero
bueno, retorno al boudin noir, que
para que los que no sepan es nada más ni nada menos que morcilla. Yo adoro la morcilla, pero creo que si
compitiera en un concurso que requiriese desfilar con una morcilla en la
cabeza, mejor renuncio.
Tengo
claro que la idea de los trajes típicos es que representen la ciudad, en este
caso, o el país, cuando se compite a nivel mundial. Cierto es que el chicharrón es típico de Bayamón,
como la quenepa de Ponce o el mangó de Mayagüez, pero lo cierto es que hay
maneras artísticas de representar los árboles frutales. Añadirle el toque artístico, con elegancia, a
un pedazo de chicharrón está bieeeeeen difícil.
Es como hacer un tocado con un bacalaíto, un pincho o una alcapurria de Piñones para la representante de Loíza.
Me
intriga el destino del pedazo de chicharrón luego de finalizada la competencia. Me pregunto si quedó abandonado en un rincón
del local, tal vez luego se cubrió de hormigas, o un perro se lo llevó en la
boca. A la chica de Bayamón le deseo que no sea
recordada como Miss Chicharrón, o quién sabe, tal vez ella respondería “a mucho
orgullo”.
6 de
abril de 2017
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