KRIPPY
Mi
ausencia de sentido de dirección es notoria. El pasado fin de semana me volví a perder,
pero no es de esa perdida de la que voy a hablar –es de mi sensación de estar
perdida en este laberinto de contradicciones de nuestra realidad actual. Leí que el gobernador regaló entradas a
estudiantes para asistir al concierto de Bad Bunny. No me lo estoy inventando. Vean la página 53 del periódico El Nuevo
Día de hoy miércoles 6 de marzo.
Para abundar a la sensación de estar más perdí’a que el hijo de
Lindbergh, como diría el gran Demetrio Fernández, hay una cita del gobernador
en el artículo que me dejó eleta, pasmada y patidifusa.
Según un
comunicado de prensa que cita el periódico, el gobernador dijo que “en esta
ocasión, esta oferta musical también apela a un mensaje para nuestros jóvenes,
por parte de alguien quien hace unos años cursó estudios también en Vega Baja y
en nuestro sistema público de enseñanza.
El esfuerzo rinde frutos y con dedicación y esmero, las metas son
alcanzables”. El mensaje muy bien puede
ser que el esfuerzo rinde frutos, pero hay que ver en qué consiste el esfuerzo
y cuál es la meta.
Creo que
Bad Bunny tiene talento, carisma y una habilidad para rodearse de genios en mercadeo. Pablo Escobar, el Chapo Guzmán y muchos dueños
de puntos en Puerto Rico también, así como varios ejecutivos dizque respetables
que logran agenciarse jugosos contratos en el gobierno. El mensaje no está nada claro para mí. O tal vez si lo está y estoy en negación. Hace
unos días se reportó el éxito que tuvo Bad Bunny en Viña del Mar, una plaza tan
difícil de conquistar que la han llamado “el monstruo”. Decía el reportaje que Bad Bunny cerró el
concierto con las canciones Krippy Kush
y Chambea. Sobre esta última, ya
había opinado, pero baste decir que es una oda a la violencia, salpicada con
comentarios denigrantes hacia la mujer.
Como no
opino de lo que no sé, busqué en You Tube el vídeo de Krippy Kush, que resulta ser una oda a la marihuana, a hacerse
millonario con su venta y cómo se recibe hasta por Fedex. Para colmo, la letra dice que los maleantes
quieren Krippy (del inglés creepy, que
quiere decir escalofriante, refiriéndose a una marihuana manipulada genéticamente
y tratada con químicos) y las babys/ pu… quieren Kush, que es una marihuana
orgánica.
Yo no
tengo mayores problemas con que una persona adulta se fume un motito de vez en
cuando o que la use para propósitos medicinales. Con lo que sí tengo problemas es con que a
jóvenes que no tienen su mente aún formada se les invite a escuchar canciones que fomentan el uso y
distribución de drogas, la violencia y el trato denigrante hacia la mujer. Estas canciones no tienen absolutamente
ningún socially redeeming value; no
son canciones que pinten una realidad negativa para demostrar el daño que todo
esto hace. Todo lo contrario; el mensaje
que llevan las canciones es que si vendes droga harás mucho dinero y tendrás
muchas mujeres a tu alrededor, que te dejarán que las llames pu… si quieres. Que el gobernador regale boletos para escuchar
esta aberración me parece de espanto.
El
mensaje es bieeeen krippy.
6 de
marzo de 2019
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