AUNQUE NO MARCHE
Aunque no marche, estoy en paro. Estoy en paro de toda transacción
comercial. Estoy en paro de silencio –me
manifiesto a través de este corto escrito, porque la situación resulta
insostenible. No soy economista, así que
no puedo presentar modelos económicos que nos ayuden a salir de esta enorme
crisis en el menor tiempo posible. Varios
profesionales de ese campo han presentado alternativas y han ofrecido su
asesoramiento. Lo que si puedo hacer es manifestar mi indignación
con respecto a todos los irresponsables que tomaron decisiones financieras
sobre nuestro futuro, con igual o menos conocimiento del que yo tengo de
economía. Estas malas decisiones nos
trajeron hasta aquí, pero las decisiones o falta de ellas del gobierno de turno
no ayudan en nada.
Tras advenir al poder, la improvisación es la
orden del día, así como los pagos exorbitantes a altos ejecutivos, que son una
afrenta al pueblo trabajador. No
pretendo que tengan un salario de obrero –es innegable que puestos como
secretarios de gabinete y ejecutivos de alto calibre en el mundo financiero
tienen sobre sus hombros grandes responsabilidades que les requieren largas
horas de trabajo, los siete días de la semana. Pero los pagos a Keleher, Pesquera, Jaresko, Higgins III y otros mediante contrato
presentan serios cuestionamientos en torno a su necesidad y corrección, dado
que no son empleados, sino contratistas.
No puedo creer que no haya personas dispuestas a asumir la dirección de
una agencia como empleado, aunque tenga que contratar asesores para aspectos
más especializados. Tampoco puedo creer
que alguno de estos tenga un verdadero compromiso con el país.
La falta de sensibilidad, la arrogancia y el
desprecio son la orden del día. Las
decisiones difíciles que haya que tomar se hacen más difíciles bajo
opresión. Recuerdo muy bien lo difícil
que se me hizo aprender las tablas de multiplicar bajo una mirada y un lenguaje
de severidad. Con sutileza, las
imposiciones de la Junta y las decisiones impulsivas y sin análisis del
gobierno siguen siendo duras, pero con imprecisión, falta de comunicación y
arrogancia son insostenibles. Es momento
–de hecho, hace rato que lo es, de indignarse.
No marcho, pero estoy en paro, apoyo a los que
marchan y deseo que las acciones de hoy envíen un mensaje claro y contundente.
1 de mayo de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario