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SALIR O NO SALIR, ESA ES LA PREGUNTA
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Nosotros
como pueblo nos encontramos inmersos en un gran laberinto. Mi amiga Thalía publicó un calendario de
mandalas y precisamente la pintura dedicada a este mes de abril es un
laberinto. Dice ella sobre el laberinto:
“Al laberinto entramos buscando algo, huyendo de algún proceso que no queremos
enfrentar o buscando solución a un conflicto presente.” Me parece más que
apropiado para el momento que vivimos.
En este
mes se recibió la famosa carta del Departamento de Justicia Federal que le
exigió al Gobernador Rosselló enmendar la papeleta del plebiscito para entre
otras cosas, que incluyera el actual status territorial. La legislatura así procedió a hacerlo, llamando
precisamente a la alternativa Actual
Status Territorial. Era previsible
que así se incluyera y no por la designación jurídica del status que es Estado
Libre Asociado. Obviamente, la
administración actual sabe que el ELA tiene arraigo en un sector sustancial del
país por varias razones, sean éstas basadas o no en la realidad.
La gran
mayoría de nosotros nacimos bajo el ELA. Eso quiere decir que es lo que
conocemos; lo que nos resulta familiar.
El Partido Popular, creador de este status, es un partido de centro y
agrupa personas de pensamientos diversos con respecto a cuál debe ser la
relación con los Estados Unidos. Con el paso de los años, el sector estadista
ha ido en aumento, mientras que han incrementado las luchas internas en el
Partido Popular, agravadas por la decisión del Tribunal Supremo Federal el año
pasado en el caso de Pueblo vs Sánchez Valle.
En dicha decisión, el Tribunal Supremo indica, de manera inequívoca, que
aunque Puerto Rico tiene un status distintivo - en efecto excepcional, de
gobierno propio con un grado de autonomía comparable a los estados, sus poderes
emanan del conferido por el Congreso.
Dicho de manera simple, el que manda en última instancia es el Congreso.
El sector
independentista siempre ha sostenido esto.
En el caso de los estadistas, no sé si lo tenían claro, pero a fin de
cuentas lo que les interesa es convertirse en un estado, así que si el gobierno
federal tuviese aún más poderes sobre nosotros, eso no les preocupa. Pero a la mayoría de los que hemos estado
ligados al ELA, esto nos deja en el medio del laberinto, sin mapa, sin brújula
y sin gps. El asunto de tomar
decisiones con respecto al futuro de nuestra relación con los Estados Unidos no
aguanta más. Estamos como las mujeres
maltratadas, que se mantienen en una relación que les resulta indigna, porque
no conocen otra cosa, porque no encuentran cómo salir.
El
liderato del partido está dando vueltas, sin ofrecer una dirección. Algunos, como Hernández Colón, están
empecinados en querer hacer ver que el ELA como lo pensó Muñoz – un pacto indisoluble
con gobierno propio existe, independientemente de que el caso Sánchez Valle, anula
esa posibilidad y la Ley Promesa nos está atragantando la realidad. El presidente del partido, Héctor Ferrer ha
hablado de que el PPD es un partido donde caben las distintas vertientes, pero
los sucesos acaecidos durante la asamblea del pasado domingo parecen desmentir
esa aseveración. Según el parte de prensa, varios asistentes, incluyendo al ex gobernador
García Padilla, lucían un botón que leía Lealtad.
Allí se acusó a Luis Raúl Torres y otros de ser desleales. Carmen Yulín fue abucheada por algunos. Tras las expresiones de Tatito Hernández,
Manuel Natal y Luis Vega Ramos indicaron que no asistirían al caucus.
Hace unos
días una amiga me hablaba de que no le gustaba Carmen Yulín porque criticaba
públicamente al partido y “los trapitos sucios se lavan en casa”. Cierto es que no es conveniente ventilar
asuntos internos en público, pero hay veces que no queda de otra cuando se
exponen los asuntos de la forma correcta y no ocurre nada. El país se nos cae en cantos y unos cuantos
se preocupan por las llamadas “lealtades”.
¿Lealtad a quién? La mayor lealtad se le
debe al país.
El
partido no celebraba reuniones en meses – era una de las críticas que se le
hacía a García Padilla. Tras las
elecciones, se ha mostrado errático en trazar un rumbo. La mayoría de la gente está, como diría un antiguo
profesor, “más perdí’a que el hijo de Limbergh”. Los asuntos relacionados con
el status no son sencillos. La mayor
parte de la gente no sabe las implicaciones que tienen la decisión de Sánchez Valle,
la distinción entre independencia y libre asociación, el impacto de la Ley Promesa,
lo que quiere decir la carta de Justicia Federal, lo que quiere decir la
cláusula territorial. Hay gente todavía
empeñada en “quedarse como está”, como una señora que escribió al periódico
diciendo que ella no le importaba que el ELA fuera un mero territorio.
Esto
ocurre porque debajo de pretender que aquí no pasa nada, que nos vamos a quedar
como estamos, lo que hay es un dolor inmenso, acompañado de miedo. Es como si hubiéramos perdido un familiar,
como si fuésemos una de esas mujeres engañadas o maltratadas que se aferran al
matrimonio, aunque éste no sea lo que se supone que sea –el vínculo de dos
personas que escogen amarse, respetarse y permanecer juntos por toda la vida.
Yo sé lo
que es esa sensación porque aunque no fui engañada (hasta donde se) ni
maltratada, mi matrimonio dejó de ser una relación de amor y estuve aferrada por
varios años a la noción de lo que una vez fue y permanecí atada a lo que ya no
era hasta que llegó el suceso que me impulsó a buscar mi felicidad. El ELA no es lo que una vez fue o pensamos
que era. Tenemos que aceptar la realidad
de forma madura y a aquéllos de nosotros que queremos mantener una relación
digna con los Estados Unidos, mirar desapasionadamente las opciones. Eso no se logra despreciando a los
soberanistas que han tenido el valor de enfrentar una nueva realidad. No se logra tampoco despreciando al ELA o a
Muñoz, sino reconociendo lo positivo que aportaron a nuestras vidas y buscando
cómo movernos adelante.
Quien
critica desde adentro a un partido no le hace mal –solo busca mejorarlo. El Dr. Martin Luther King fue duramente
criticado por oponerse a la guerra de Vietnam, como si con sus acciones
estuviese traicionando la patria.
Estados Unidos ha padecido de un anticomunismo crónico, que le impide
ver cómo mejorar su propia situación de inequidad. Decía el Dr. King en su discurso Beyond Vietnam:
No debemos involucrarnos en un anticomunismo negativo,
sino más bien en un empuje positivo hacia la democracia, sabiendo que la mejor
defensa contra el comunismo es tomar la ofensiva contra la injusticia. Debemos,
mediante acciones positivas, remover las condiciones de pobreza, inseguridad e
injusticia, que son terreno fértil en el que crece y se desarrolla el
comunismo.
Parafraseando
al Dr. King, el discurso del PPD no debe uno anti estadidad, sino uno de
ofrecer alternativas a un pueblo que atesora, en su mayoría, lo que representó
el PPD y la obra de Muñoz. Mantener las
luchas internas nos acerca más a precisamente eso que se pretende combatir. Y
el tiempo apremia. Decía también el Dr.
King en ese discurso cuya lectura recomiendo:
Amigos, debemos enfrentarnos ahora al hecho de que mañana
es hoy. Nos confrontamos con la feroz
urgencia del ahora. En la intrincada
situación de vida e historia que se desenvuelve, hay tal cosa como llegar muy
tarde. La procrastinación es aún ladrona del tiempo. A
menudo la vida nos deja parados, al descubierto, desnudos y abatidos frente a una
oportunidad perdida.
Ante esta
encrucijada, el Partido Popular tiene que tomar acciones valientes, no pusilánimes. De ser necesario, ir a la ruptura que
planteaba Willie Miranda Marín y para ello, como decía Doña Inés, ir sin miedo.
Hamlet, el atribulado personaje de Shakespeare se planteaba la
pregunta –ser o no ser. La pregunta para
nosotros es salir de esta realidad que nos agobia, que ya no representa el
verdadero espíritu bajo el que se fundó el Partido Popular o no salir y
permitir que otros decidan por nosotros.
Como dice el texto que acompaña el mandala de abril de mi amiga Thalía, “Entrar
al laberinto no es dañino, pero hay que saber cuándo salir y cómo salir.” Pues ya sabemos que tenemos salir. Definamos con valentía el cómo antes de que
desaparezca lo que somos.
25 de
abril de 2017
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