Datos personales

Mi foto
Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

miércoles, 1 de enero de 2025

Luz

 




LUZ

Hoy estrenamos año, cargando viejos pesares, uno de los cuales ha sido el lastre de LUMA. Ayer, el último día del año 2024 nos madrugó un apagón que arropó al país entero.  Las ominosas actualizaciones de la mañana anunciaban que reparar la avería podría tomar de 24 a 48 horas.  Yo había planificado una cena con una amiga, con un menú que incluía camarones, vegetales salteados que compré el día anterior, con un arroz en caldo de camarones con azafrán. Todo acompañado con un vino Godello que disfruto mucho y botellitas individuales de cava para acompañar el postre, un bizcocho de blueberries que me encanta no solo por lo rico que es, sino también por lo fácil de hacer.  Una de las cosas que he aprendido con el tiempo, es que no hay que complicarse tanto la existencia.  Las personas que nos quieren, aprecian lo que sea que les ofrezcamos, siempre y cuando lo hagamos con amor.  Claro, a mí me gusta preparar platos que van un poquito más allá en complejidad, tal vez porque en el proceso le dedico energía que es en realidad amor, pensando en el deleite al consumir los alimentos.

Pues toda mi planificación se desvaneció con el apagón.  Ni soñar hacer la cena en la estufita de gas que implicaría hacer los platos uno a uno, sin contar que uno de ellos (los camarones), requiere horno.  Cena exquisita, servida en mesa con mantel, vajilla y copas finas descartada.  Por suerte mi amiga iba luego a casa de su papá, así que tenía donde cenar y de hecho, me invitó a ir, pero decliné.  Mi estado de ánimo ha fluctuado y una de las cosas que me afectan es estar rodeada de gente, aunque sea gente que me caiga bien.  Decidí quedarme aquí y pasar el día lo mejor posible.  Ya me había preparado el café y una quesadilla en la estufita que no domino pese a la experiencia adquirida con los huracanes y a que más o menos logré manipular -aunque con miedo- el Magi-click.   Me dediqué a tener las cosas recogidas, porque la estufita me ocupa gran parte de la mesa del comedor y no es precisamente un hermoso adorno.  Me bañé luego del desayuno y me ocupé de tener agua para cocinar, porque con una avería de esta magnitud, eventualmente se afectaría el agua corriente, debido a que las plantas de tratamiento dejan de funcionar.

Como a las dos de la tarde decidí prepararme un almuerzo sencillo -pasta con aceite de oliva, ajo (en polvo, porque vamos, que simplificar es la consigna), albahaca y queso parmesano.  Abrí una botella de un tinto argentino.  LUMA no me va a arruinar el día, me dije.  Me senté tranquilamente a comer el almuerzo que distaba mucho de ser la imagen celebrativa de lo que pienso “debe ser” una celebración de fin de año, pero a fin de cuentas, fue una celebración.  Y celebrar este año que acaba de comenzar no está nada fácil.  El mundo está en guerra y hay miles de seres humanos atrapados en una guerra en la que otros deciden su destino, sin que nada puedan hacer, salvo buscar refugio y llorar sus muertos, muchos de ellos niños.  Acá, se deshizo la ilusión de que habría verdaderos cambios y peor aún, en Estados Unidos ocurrió lo impensable.  Todo apunta no digo yo a un año duro, sino por lo menos cuatro años dificilísimos.

Mi escrito anterior aludía a los cambios en mi estado de ánimo y al coraje -usando otro vocablo- que me ocasionaban los sucesos del año que recién terminó. El apagón de ayer de momento resultó como un mal presagio, pero curiosamente, no me activó el coraje que hubiese esperado. Cierto es que el año que culminó ayer nos da motivos para esperar lo peor, pero no podemos perder de perspectiva cuántas cosas positivas hay en nuestras vidas, que ni Jennifer, ni Rivera Schatz, ni LUMA, ni Trump nos podrán arrebatar.  La experiencia de ayer me enseñó una vez más a enfocarme en mis bendiciones.  Hay sucesos que no tenemos el poder de cambiar, como el apagón de ayer y sumirnos en el coraje no resuelve el problema, sino que nos hunde en la desesperanza, mientras que la incompetencia, dejadez y avaricia seguirá.

Este año comienza con aspectos negativos sobre los que no tengo control alguno en lo absoluto, pero escojo enfocarme en todo lo bueno que me rodea -un país predominantemente solidario, salud, suficientes ingresos para cubrir las verdaderas necesidades -esas que no se compran en Marshall’s – y hasta para viajar; talentos que puedo utilizar para dar felicidad a otr@s y una gente que me ha ofrecido el mejor regalo: la amistad que me permite ser como soy, que no es como algun@s puedan pensar que debo ser, pero así me quieren.  El apagón de ayer me permitió poner las cosas en su justa perspectiva y decidir que no le voy a otorgar a LUMA, ni a nadie el poder de arruinarme el día.  Ayer decidí tomar el control, enfrentarme a la estufita que tanto miedo me da y prepararme algo que, si bien no es lo que esperaba, no estuvo nada mal, sobre todo porque el vino siempre ayuda.  Por fortuna la luz llegó como a las 5 de la tarde, aunque por experiencia sabemos que en cualquier momento se puede volver a ir. El año entrante no pinta bien, pero espero recordar las lecciones de ayer y armarme con las bendiciones recibidas para afrontar lo que venga.

Como dijo un amigo en un hermoso mensaje que atesoraré toda la vida luego de compartir una velada amistosa, entre vinos y gustitos de esos que me gusta preparar, esa experiencia de amistad hace que “vivir en este país y en este tiempo resulta no solo soportable, sino incluso bonito, a pesar de los pesares”. Les deseo a tod@s que en este año siempre los acompañe y habite la luz verdadera que ilumina todo lo bueno y hermoso que nos rodea, en medio de lo que otr@s se empeñan en oscurecer.  Feliz Año Nuevo.

1 de enero de 2025