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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

martes, 13 de octubre de 2020

Santa Claus

 




SANTA CLAUS

Últimamente tengo mucho tema sobre qué escribir, gracias a las actuaciones de las ramas ejecutiva y legislativa de la actual administración. Lamentablemente, no ha sido para bien.  Lo más reciente son los salarios de empleados de legisladores que terminan ganando más que ellos.  Ya dos cayeron bajo la investigación del FBI que culminó en el arresto de Tata Charbonier y Nelson del Valle.  Es un esquema que refleja el grado de esmayamiento de estos dos seres, una de las cuales se hace llamar cristiana.  El esquema consiste en que el legislador le paga un salario que resulta ser  por encima de lo que gana el propio legislador y de ese salario, el empleado le paga una tajada al legislador.  Es el colmo de la bajeza, que alguien con poder, prestigio y un salario que supera lo que la mayoría de los asalariados en este país reciben, se preste para esto.

Ahora están saliendo como cucarachas los contratos de personas que los legisladores seleccionan para hacer ciertas tareas.  El problema no es la contratación; es la falta de justificación para las tareas que las personas van a realizar y la tarifa que se les pagará.  De lo que ha trascendido, el más reciente caso es el de un tal Manuel Matos Pacheco, que sin tener un bachillerato, contrató con dos legisladores a razón de $100 la hora por unos servicios que parecen algo así como los de un soplapote - es decir, para aquéllos que recuerden el personaje de Don Remigio Rodríguez que hacía Don Cholito, un Moralito de la vida.  Para el último año, indica el reportaje del periódico que el contratista suscribió contratos con un tope de 51 horas mensuales por cada legislador. Saque cuenta para que vea lo que el contratista recibiría si facturara el tope de horas, que con los ejemplos que se ofrecen, no dudo que así fuese.

Según el reportaje, facturó $800 en un día por acompañar al legislador en un mensaje del entonces gobernador, la misma cantidad por asistir a una actividad en dos escuelas y $900 por actividades de repartición de cajas de juegos a niños y ancianos.  Otra factura de $900 involucra reportar cuántos focos no estaban funcionando en Orocovis. Hay otros ejemplos de actividades en Navidad y San Valentíín que hacen a una calcular cuántos soplapotes presentes en las actividades de repartición de you name it que vemos, estarán cobrando cantidades similares y es como para que la cabeza nos gire como a la de la película del Exorcista.

El contratista pretende justificar este recuento de tareas simples, que no requieren de una especialidad que respalde que se le pague a razón de $100 la hora, con la afirmación de que es un fajón, que tiene que facturar por lo que hace.  Esto es un insulto a todas las madres solteras fajonas, que lo que tienen es un trabajito de salario mínimo en Burger King,  en Walmart, en una cafetería, que se tienen que fajar de verdad levantándose al amanecer, haciendo malabares para llevar sus niños a cuidar y a veces tienen que suplementar sus ingresos vendiendo Avon, o haciendo bizcochos, pastelillos, limbers o lo que sea para sobrevivir.  Esas sí que son fajonas y me quito el sombrero ante ellas.

En mi caso, yo también fui fajona en mi trabajo, aunque reconozco que es otra manera de fajarse, hasta cierto punto más cómoda, usualmente en oficina.  Yo trabajé como abogada, tras culminar mis estudios y pasar una reválida.  Me enfrenté a situaciones difíciles de discrimen velado –de ese que no se puede demostrar.  Tuve que lidiar con las tensiones que produce supervisar un personal que no siempre entiende la importancia de cumplir con los reglamentos y los jefes que en muchas ocasiones no les importaba o ni siquiera sabían lo que se hacía en mi oficina.  Hace más de 4 años me retiré.  Al leer el reportaje de este que cree ser merecedor de recibir $100 la hora, fui a buscar mis talonarios de pago, para ver cuál era la tarifa por hora que se me pagaba.  Dice el talonario $32.97, que no está mal, pero es un tercio de lo que le pagan a este señor que no tiene ni bachillerato y cuyas tareas puede hacer casi cualquiera que piense.

Sin embargo, hay una justificación que él ofrece cuando se le cuestiona sobre la factura por repartición de dulces.  Dijo que él a veces no detalla las facturas, así que omitió especificar que en esa ocasión se vistió de Santa Claus.  Ah, bueno, siendo así…

13 de octubre de 2020

 

 


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