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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

viernes, 2 de octubre de 2020

Inspirada

 




INSPIRADA

Yo me crié en un hogar con un fuerte apego al Partido Popular y  en cierto sentido, la filosofía que allí imperaba es cónsona con mi personalidad.  Tiendo a ser de pensamiento liberal, con una fuerte ética personal y profesional y me disgustan las posturas  extremas, que no ponderan detalladamente las consecuencias de lo que se dice y hace.  Mi primer voto a los dieciocho años fue para Hernández Colón, bajo el régimen en aquél entonces de Luis Ferré que pese a su imagen de benefactor, permitió el inicio de un descalabro gubernamental que desde entonces ha ido de mal en peor.  Crecí oyendo los discursos de Don Luis Muñoz Marín y supe de sus luchas para sacar a Puerto Rico de la miseria, a través de los programas de industrialización, educación y desarrollo cultural.  Fue como la época de Camelot en Estados Unidos bajo John F. Kennedy.

Sobre el proceso del establecimiento del Estado Libre Asociado, nunca escuché en mi casa que fuera un  plan deliberado de Muñoz para engañar al pueblo.  No lo creía entonces y no lo creo ahora.  Que el gobierno de los Estados Unidos  tuviera un  interés oculto en que el pacto en realidad no lo fuera son otros veinte pesos.  El desarrollo de los últimos años ha puesto en evidencia que no hay tal pacto y que Estados Unidos no tenía intenciones de brindar una mayor autonomía a Puerto Rico.  Pero eso no lo vislumbraba en mis años de universidad, cuando los grupos independentistas en la YUPI llamaban momia a Muñoz, lo cual me molestaba y aún me sigue molestando.  Tal vez Muñoz no logró lo que hubiésemos querido, pero creo que obró de buena fe.

Mi papá fue servidor público de carrera y llegó a ocupar un puesto de confianza justo cuando ganó Ferré.  En aquél tiempo, los empleados de confianza renunciaban, no se quedaban atornillados, por lo que Papi, muy a su pesar, abandonó el servicio público por primera vez, aunque luego retornó.  Gran parte de la ética que aprendí, la aprendí de él, mucho antes de que existiera una Ley de Ética Gubernamental y lo puse en práctica durante mis 30 años como servidora pública de carrera.

Con el pasar del tiempo, vi cómo el servicio público se deterioraba cada vez más.  Trabajé bajo administraciones populares y penepés y sin lugar a dudas, las experiencias más nefastas fueron bajo las últimas.  Nunca me he podido identificar con el pensamiento penepé y estadista.  Siempre he tenido una conciencia clara de que Puerto Rico es mi nación, pero me disgustaron los estilos del Partido Independentista, con unos líderes que destilaban prepotencia.  María de Lourdes Santiago y Fernando Martín lo ejemplifican.

Con el paso del tiempo me fui desligando del Partido Popular, aunque nunca fui fanática.  Cada vez me desilusionaban más sus posturas y comencé a votar por candidatos independientes, como Vargas Vidot.  Una cosa tenía clara –no quería que bajo ningún concepto ganara el PNP, aunque soy consciente que hay sus honrosas excepciones.  Para las elecciones del 2012, no me entusiasmaba la candidatura de Alejandro García Padilla, pero era preferible a que ganaran Fortuño y Pedro Pierluisi.  Los resultados ya los sabemos.  Lo que no sabíamos es que el 2016 nos traería algo muchísimo peor.  El caso Ricky debe ser estudiado como un manual sobre cómo no cometer tantos errores en tan corto tiempo.  Y el problema es que el sistema está tan dañado, porque hay empleados populares y penepés que no llegaron precisamente por ser los mejores, que lograr reconstruir el aparato gubernamental fácilmente toma una década o más.

Decidir entonces a quién favorecer no es tarea fácil.  Pedro Pierluisi –alias Pedro El Breve tras su corta estadía en Fortaleza- está descartado de plano, así como César Vázquez con su mentalidad ultra conservadora.  En el Partido Popular ninguno de los candidatos que se presentó a a primarias me complacía del todo.  Los últimos traspiés de Charlie Delgado, pese a que me parece un buen ser humano, me producen vergüenza ajena. Lúgaro es una mujer brillante, con buenas intenciones, pero su estilo me parece demasiado impulsivo y un tanto arrogante.  Eliezer Molina es como una pistolita sin inscribir y entonces miro a Dalmau.

No voy a negar que me trabaja el discurso de “un voto para Dalmau u otros es darle la victoria al PNP” porque reduce las posibilidades del PPD, pero lo cierto es que Delgado no me parece el mejor candidato.  Aunque la posibilidad de que Pierluisi gane es real, lo cierto es que si gana Charlie no me parece que pueda llevar a cabo la transformación que él vislumbra.  Hay demasiados empleados populares en gobierno con una visión particular que van a tratar de imponer sus agendas y ni se diga de los grupos de penepés que torpedearán cualquier iniciativa de cambio.  Para lograr mover todo ese aparato gubernamental se necesita un líder que inspire y lo tristemente cierto es que Charlie no inspira.  Los otros que comparecieron a primaria tenían sus propios problemas, pero eso ya es académico.

He estado observando a Juan Dalmau y lo cierto es que lleva un mensaje coherente.  Ha dicho algo que tiene toda la lógica del mundo –hemos tenido gobernantes estadistas y la estadidad no está ni un ápice más cerca, así que el ridículo pensar que un voto por Dalmau es un voto por la independencia. Hace unos días hablaba yo con una amiga sobre cómo me sentía en torno a las primarias en el Partido Popular, con unos líderes que no inspiran, mientras que Juan Dalmau sí inspira.  Todas me han dicho que es el mejor candidato, pero que no va a ganar.  Caramba, si toda persona que piensa que es el mejor no vota por él, ciertamente no va a ganar.  Escuché a alguien decir que ya hemos votado por candidatos en los cuales confiábamos a medias y nos han fallado, así que por qué no intentar un candidato que a todas luces es el mejor. Si nos falla, ya tenemos la experiencia del verano pasado.

Mi voto para la gobernación será para Juan Dalmau, porque no puedo seguir escogiendo el menos malo, por temor a que gane el candidato PNP. Y si así ocurre, no me sentiré responsable, porque todo el mundo tiene la misma información que tengo yo. Cada quien que asuma su propia responsabilidad de si prefieren seguir votando asidos del miedo, en lugar de asidos de la esperanza, de la ilusión y el convencimiento de que se selecciona al mejor. Doña Inés decía con vehemencia ¡sin miedo! Yo digo que aun con miedo, tomemos una decisión a conciencia, por el bien de esta patria tan maltrecha e iniciemos el proceso de hacerla brillar como nueva.

2 de octubre de 2020

 

 

  


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