QUIERO ENTENDER
Para los
que ya me han escuchado hablar sobre Bad
Bunny, queden advertidos –vuelvo a abordar el tema. Creo que más allá de una
crítica, me intriga saber qué provoca que este joven haya logrado tanto éxito
con unas letras tan ofensivas y violentas.
Sí, ya sé que los tiempos cambian y que en un momento la lambada se consideraba un escándalo y ni
hablar del perreo. Honestamente, creo que hay un lugar para todo y si dos
personas quieren frotarse lujuriosamente en medio de una fiesta desenfrenada,
santo y bueno – bueno, no tan santo. Lo mismo ocurre con lo que dos –o más- personas
con capacidad y disposición de consentir quieran hacer en la intimidad con
cualquier orificio de su cuerpo, instrumento o juegos. Me tiene sin cuidado.
Sin embargo, el contenido de las letras de estas canciones me resulta
preocupante, en particular porque ya no se trata de algo que se escucha en
grupos cerrados, sino que se difunde a todo el mundo, queramos o no escuchar.
Soy
consciente que un grupo de la población critica la música sólo porque le parece
ofensiva por las “malas” palabras, o son personas aferradas a un género
particular. En mi caso, creo que una
palabra con ñ bien puesta, cuando la situación lo manda, no tiene precio. Ejemplo de ello es la canción Días y Flores, de Silvio Rodríguez. Cuando me siento indignada, busco esa canción
y la canto varias veces – cosa que he hecho este año. Esa ñ bien puesta es como un desnudo en una
película. Si se abusa del recurso se
convierte en pornografía. Lo mismo
ocurre con ciertas palabras en las canciones del género trap. En varias de las
letras hay una feroz competencia entre la palabra cu… y la palabra cab…, sin
contar las veces en que a una mujer se le denomina pu.., como la cosa más
normal del mundo. Y ni hablar de la
violencia.
El último
disco de Bad Bunny se llama YHLQMDLG.
Sí, sí, así mismo. El día que
lanzaron la publicidad utilizaron un efecto súper novedoso, que parecía como
que un balazo había roto el papel en varias páginas del periódico. Me pareció muy original, pero me disgustó que
en uno o dos artículos no se podía ver parte del texto, porque el arte
interfería con el artículo. Escribí al
periódico, se disculparon y dijeron que referirían el asunto a no sé qué
departamento. Poderoso caballero Don
Dinero –imagino que lo que pagó la producción de Bad Bunny opacó cualquier
queja que haya podido tener una suscriptora.
Tal vez hasta me tildaron de vieja maniática.
Una de
las letras de esta producción corresponde a una canción que se llama P FKN R y
dice en parte:
Yo soy de P fuckin’ R
Donde yo crecí la vida no vale na’
So, mejor que no te aferre
También tengo un pana que te mete
Y no le teme a que la policía lo encierre
Este es Puerto Rico, lugar de respeto
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Que vivan los guerreros de Barrio Obrero
Donde hay callejones llenos de crackeros
Llegaron los kilos del extranjero
Y ya se acabó el polvo pa’ los periqueros
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Yo soy de P fuckin R
Los maleantes con la R
Mejor que la boca cierre
Ante que los míos te entierren
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Así, como
una oda a ser guapos de barrio, que dominan el punto y liquidan a sus
rivales. Y no hay nada en la canción que
tenga lo que le llaman “socially redeeming value”. Con el tema de las mujeres,
el lenguaje es sumamente gráfico, con las palabras completas, sin un dejo de
pudor. Es una colección de cu…, de te…,
de bi…Como dice una estrofa, Orientando a
la generación nueva con la verdadera. Bellaq… a lo galactic, más pu…que Betty
Boop… Y lo más inquietante son los
vídeos, que muestran niños – de 10, 12 años -
como la gran cosa, tomando un carro que han rociado con pintura en
aerosol, haciendo destrozos en un negocio.
Y de
veras quiero entender qué es lo que estos jóvenes – y no tan jóvenes - quieren
decir. Es evidente que es un reto a la
autoridad, a la hipocresía, pero ¿para qué? ¿A dónde se va con eso? Puedo entender que se utilicen palabras que
much@s no utilizarían en público, pero sí en un entorno íntimo, pero sigo sin
entender a dónde se va con eso. Peor
aún, las letras presentan el uso y venta de drogas, el trato ofensivo a las
mujeres y la violencia, como si fuera lo más normal del mundo. Y para alguna gente sí lo es.
Soy
consciente de que la sociedad que refleja Bad Bunny existe. La pregunta es si eso es lo que
queremos. El nombre de ese disco que
menciono son las primeras letras de Yo Hago Lo Que Me Da La Gana. Pues yo
también. Y a mí me da la gana de no
quedarme callada. Yo no quiero que a los
puertorriqueños se nos pinte como traficantes de drogas dispuestos a matar a
los rivales. No me da la gana de que se
les llame a las mujeres pu…como si les dijeran que linda eres. No me da la gana
de permanecer indiferente ante un modelo distorsionado para nuestros
niños. ¿Cómo les vamos a enseñar
respeto, el valor del trabajo honesto, la dignidad de cada ser humano, si hay
un tipo pintando las bondades de todo lo contrario que se hace millonario?
Me
considero una persona de mente abierta.
Disfruto de varios géneros musicales, incluyendo algún reguetón –trap ninguno. No se trata de censurar canciones que puedan
ser algo risqué. Me inquieta lo que
veo por ser un culto a lo negativo. Me
importa un bledo que Bad Bunny contribuya a causas nobles –los dueños del punto
en el caserío también lo hacen y eso no quiere decir que yo tenga que aceptar
su negocio ilegal, que le ha costado vidas y sufrimiento a miles de familias.
Me importa un pito que Bad Bunny haya contribuido a sacar a Ricky de
Fortaleza. Me parece una soberana
hipocresía que haya denunciado la insensibilidad de ese gobierno y al mismo
tiempo demuestre que le importa más su estrellato que la influencia negativa
que tiene sobre nuestros jóvenes.
De verdad
quiero entender este fenómeno, que es algo así como lo que sucede con Donald
Trump, quien a pesar de sus desmanes, todavía tiene miles de seguidores que lo
defienden a brazo partido. ¿Qué es lo
que hace aceptable las canciones de Bad Bunny para un número tan asombroso de
personas? Si alguien sabe, por favor, me
lo explica.
4 de
agosto de 2020
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