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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

domingo, 23 de agosto de 2020

Inscribido




INSCRIBIDO

Se ha armado un revuelo en las redes sociales porque Bad Bunny dijo que se había inscribido (sic) para votar.  Un poco más tarde, empezó a instalarse un pánico en ciertos grupos, por la influencia que este fenómeno podía tener sobre los votantes jóvenes, ya que él dijo que no votaría por nadie del PPD o el PNP.  Y empezaron las peticiones para que se mudara para Cuba o Venezuela, que es lo que los círculos más conservadores invocan tan pronto alguien se sale un poco del carril.  Bueno, Bad Bunny se ha salido mucho más de un poco –es más, creó un carril nuevo.  Vamos por partes.

La palabra.  A través de los años me he preocupado por usar lenguaje correcto.  Eso no quiere decir que no me haya equivocado una que otra vez.  Un verbo mal conjugado se le escapa a cualquiera.  Eso no me preocupa tanto como el uso de la palabra ofensiva, violenta, violatoria de la dignidad de las mujeres y de culto al uso de drogas.  Eso sí me inquieta y me preocupa, sobre todo porque he visto mucha gente que se ha enganchado en esta ola, tan sólo para no ser acusad@s de no adaptarse a los tiempos.  Yo me adapto a los tiempos; a lo que no me adapto, es a la ofensa.  Inscribido no me ofende.  Que a las mujeres se nos llame pu…, sí.

La influencia que pueda tener Bad Bunny sobre los votantes jóvenes. Esto desató el pánico entre aquellos aferrados al estilo tradicional de votar - ese que practican los del “corazón del rollo”.  Lo que no analizan estos corazonrollistas es que la influencia ciega que pudiera ejercer Bad Bunny es la misma influencia ciega que ejercen muchos que llevan a viejit@s tambaleantes a votar en guaguas, entrando a la caseta a “ayudarlos” o a hacerles las gestiones para que vayan a tomarles el voto al asilo donde pasan los días sin tener muy claro dónde están, mucho menos quien es la persona que aparece en la foto o insignia bajo la que le dicen haga una cruz.  Y no son solo viejit@s.

Durante las primarias –ahora no recuerdo si fueron las secundarias-  vi una entrevista con un joven que había terminado de dar su voto a Pedro Pierluisi.  El periodista le preguntó: “¿y qué te llevó a favorecer a Pedro Pierluisi y no a Wanda Vázquez?”  El joven le contestó: “en realidad no te sabría decir”.  No sé si fue que entró a la caseta y jugó su versión de cara o cruz, pero proceso deliberativo evidentemente no hubo.  Otra gran ilustración de las influencias no deseadas en los procesos, que no tienen nada que ver con Bad Bunny, es el hecho de que William Villafañe resultó triunfante en las primarias.  Evidentemente tiene que haber sido el factor reconocimiento, porque este ex secretario de la Gobernación de Ricky Rosselló guardó silencio ante los desmanes del chat infame, aunque sí le ofreció recomendaciones al destituido juez que formaba parte del mismo.

Y la cosa no queda ahí.  El ex representante Juan Luis Rivera Guerra, quien tuvo que renunciar tras los escándalos relacionados con la instalación ilegal de las tomas de agua que le permitían tener una piscina en su casa, se encuentra en una lucha que requerirá recuento por la alcaldía de Aguadilla con la actual incumbente - que fue la secretaria de la Familia a quien se le imputó archivar miles de querellas sin que fueran atendidas.  Por lo menos hay esperanza –Tata Charbonier y Evelyn Vázquez no resultaron favorecidas.  No sé si para las elecciones, Tatito Hernández salga reelecto.  Si Bad Bunny influye en algo para que sea derrotado, me alegraré.

El asunto no es si Bad Bunny influye o no –es qué se hace para presentar los mejores candidat@s a las elecciones y cómo se orienta a todo el mundo.  Si Bad Bunny influencia a alguien para que vote por una mala opción, es porque nadie se ocupó -en primer lugar, de impedir que esa persona fuese candidat@ y en segundo lugar nadie se ocupó  de presentar una mejor alternativa.  Estamos perdiendo de perspectiva la lección del verano del ’19.  Un número cada vez mayor de votantes no nos conformamos con lo que puedan ofrecer los partidos tradicionales.  Queremos una oferta más amplia y variada, que puede incluir entre otras, los ofrecimientos de esos partidos si de verdad son buenos.  Esto va a requerir una vigorosa campaña educativa de los partidos, los candidatos independientes, la propia Comisión Estatal de Elecciones – si logra salir del berenjenal que tiene- y la sociedad civil.

La influencia que pueda ejercer Bad Bunny no es tan mala en términos electorales como la influencia que han ejercido hasta ahora el inmovilismo y las campañas de miedo. ¿Qué estamos haciendo para garantizar que aquéllos que se han inscribido tengan las mejores alternativas para administrar este país y utilicen su cerebro, libre de influencias, para elegirles?  Bad Bunny no es el problema.  El problema somos nosotros.

23 de agosto de 2020

 

 


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