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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

domingo, 16 de junio de 2019

Caballito










CABALLITO DE MAR

Hoy Día de los Padres, he tenido muy en mente al mío y desde muy temprano he vislumbrado la imagen del caballito de mar, tal vez porque aparece en un jarrón con  relieve marino que coloqué en la mesa ayer.  Me llaman mucho la atención estas criaturas, porque me atrae todo lo relativo al mar, como buena pisciana, pero lo que más me enternece es saber que son ellos quienes cargan los huevos que coloca la madre en una especie de bolso y los cuidan hasta que nacen.  Luego de nacer, cuando son muy chiquititos, algunos regresan a este bolso en busca de protección.  Los caballitos de mar son criaturas fuera de lo común en muchos sentidos.

Hay hombres rudos, ordinarios, groseros.  Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres con habilidades para reparar cualquier cosa. Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres que cambian gomas, aceites e instalan piezas a los carros. Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres que no saben recibir amor, ni transmitirlo, aunque lo sientan. Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres que no tienen habilidad para escoger el regalo apropiado para alguien querido.  Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres enajenados, que sólo ven el mundo inmediato que les rodea.  Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres tacaños, que no quieren gastar más allá de lo estrictamente necesario, aunque tengan la capacidad de hacerlo.  Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres que se conforman con lo que saben y no se ocupan de seguir aprendiendo. Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres que añoran que su primer retoño sea varón.  Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres que están prestos a señalar defectos, pero se cohíben de prodigar elogios.  Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres que sólo ven a sus hijos por un ratito, aunque tengan más tiempo para dedicarles. Mi papá no era uno de esos.

Hay hombres que ven su rol estrictamente como un proveedor.  Mi papá no era uno de esos.

Afortunadamente,

Hay hombres tiernos, sensibles, amorosos.  Mi papá era uno de esos.

Hay hombres que inculcan a sus hijas que pueden hacer todo lo que se propongan, para lo cual regalan objetos como un carro de bomberos de pedales. Mi papá era uno de esos.

Hay hombres que demuestran amor con facilidad.  Mi papá era uno de esos.

Hay hombres que lloran –de tristeza, de dolor, de pura emoción.  Mi papá era uno de esos.

Hay hombres cuyo mayor orgullo no son los logros propios, sino los de los hijos.  Mi papá era uno de esos.

Hay hombres que rompen convencionalismos de la sociedad sobre lo que es la masculinidad; sobre lo que es ser padre.  Mi papá era uno de esos – sí, como un caballito de mar.

Feliz Día de los Padres, Papito.

16 de junio de 2019


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