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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

miércoles, 31 de mayo de 2017

Desaparecida


DESAPARECIDA      🔎

Mientras estuve empleada rehuí entrar a la red Facebook porque me causaba ansiedad que aspectos de mi vida estuviesen disponibles para gente que no tenía una verdadera relación conmigo.  En el entorno laboral vi lo mejor y lo peor del ser humano, por lo que no quería sentirme expuesta a lo último.  Tras mi jubilación comencé a incursionar en la red poco a poco, ya que entendí que son muchos los beneficios de estar en contacto con más personas.  Los que incluyo como amigos tienen una mentalidad similar a la mía, por lo que por regla general las ideas que se comparten son positivas y no van dirigidas a dañar a otros.  Claro está, siempre hay comentarios de terceras personas que llegan por rebote –algunos positivos –los cuales recibo con agrado y otros que me disgustan o me causan inquietud porque son reflejo del pensamiento de un sector más amplio del que quisiera en nuestra sociedad.

Hace como dos o tres semanas  vi unos mensajes relacionados con la desaparición de una jovencita a quien no conozco.  Muchas personas re enviaban el mensaje con la esperanza de que apareciera, como en efecto finalmente hizo.  Creo que estuvo como un mes desaparecida.  No me puedo imaginar la desesperación de su familia.  Son muchos los casos de personas desaparecidas que han sido secuestradas y posteriormente asesinadas.  Tiene que ser un dolor indescriptible despertar cada día sin saber si ese hijo o hija está viva, si sufre, si alguna vez volverán a verle.  Es un dolor que se revive, como una herida abierta a la que todos los días se le echa sal y se estruja, haciendo del dolor una tortura diaria de la que no se puede escapar.

A base de lo que he leído –no puedo saber si lo que se dice es o no cierto- aparenta ser que la chica se fue con el novio sin avisar a sus padres.  Según lo que aparece en la red, los padres dejaron saber que había aparecido, sin dar detalles, con una foto en la que se les ve jubilosos.  Hasta ahí, nada me incomodó y sinceramente me alegré de que la chica estuviese sana y salva.  Lo que sucedió después me ha dejado un mal sabor que me acompaña hace varios días y provoca esta reflexión.
Unas cuantas personas comenzaron a pedir que los padres dijeran qué fue lo que sucedió y hasta algunos exigían que así lo hiciesen, con una disculpa por haberles tenido varios días haciendo esfuerzos para localizar a la joven.  Encima de esto, se comenzaron a hacer bromas de un mal gusto espantoso sobre lo que imaginaban estaba haciendo la joven.  Hasta el caso del pobre Rolandito salió a relucir en este concurso de mal gusto que muestra lo peor de nuestra sociedad.  ¿Dónde está la compasión, la solidaridad, la empatía?  Esa misma gente que hace bromas de este asunto o que quieren averiguar más de lo que les incumbe probablemente acuden a templos e iglesias donde tienen que haber leído sobre la parábola del hijo pródigo.  Yo no soy religiosa y de hecho, rara vez leo la Biblia, pero este pasaje me parece hermoso, porque refleja lo que es el verdadero amor.  Creo que muchos deben repasarlo o buscarlo si no lo conocen.

Si lo que ocurrió es cierto, la joven merece algún tipo de reprimenda – debe entender que su actuación fue incorrecta y debe acarrear consecuencias.  En caso de que la policía hubiese destinado recursos en la búsqueda, debe reclamarse algún tipo de retribución por los gastos incurridos, ya que no se trataba de una situación en la que se hubiese cometido un crimen, pero no es un asunto que nos incumba a ninguno de nosotros.  Es una situación a atenderse en el seno de ese hogar. Estos padres han sufrido demasiado y no debe añadírsele a ese sufrimiento con comentarios ofensivos o insultantes de parte de gente que no tiene ningún derecho a inmiscuirse en la intimidad de esa familia que tan sólo pidió le ayudaran a localizar a su hija, no a humillarles.  La joven ya no está desparecida, pero la compasión, para muchos, aún lo está.

31 de mayo de 2017


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