QUIEREN QUE WANDA MANTENGA LA COMIDA CALIENTE
Comienzo
por decir que Wanda Vázquez no es santa de mi devoción, que tiene muchas
acciones u omisiones durante su incumbencia como secretaria de Justicia por las
cuales no ha respondido y que si se lanza como candidata a la gobernación, no
votaré por ella. Por Pierluisi tampoco,
que conste. Y por si se le ocurre y por
si acaso, menísimo por Rivera Schatz (la Virgen nos favorezca y acompañe, como
diría mi mamá). Es más, aun no estoy segura de por quién voy a votar –es algo
así como lo que me pasa con otros aspectos en mi vida- tengo más claro lo que no quiero, que lo que quiero, pero eso
es otro tema. Para estas elecciones mi papeleta se asemejará a un pedido de
restaurante de sushi: deme un rollito de esto, dos raciones de sashimi, dos
nigiri de esto y uno de esto otro.
Ha sido
interesante observar la evolución de esta mujer a quien le creo que de verdad
no le interesaba ser gobernadora, pero que con el tiempo, por las razones que
sean, se ha ido encariñando con la idea de permanecer en el puesto, esta vez
con el voto del pueblo. Nunca he estado
en una posición tan alta, pero sí estuve en un puesto de confianza por tres
semanas y media, cuando se me pidió asumiera la jefatura de una agencia
mientras se designaba a la persona que asumiría el puesto en propiedad. Las
horas de trabajo eran intensas y los retos inmensos, entre otras razones por el
desmadre administrativo que había –y que me sospecho todavía hay. Honestamente, no tenía interés en permanecer
en el cargo, como no lo tuve en hacerlo con otras oficinas que me ofrecían
mejor salario, pero que me robarían la paz.
Durante
ese corto período aparecieron coros de aduladores y alzacolas ofreciéndose a
hacer gestiones que yo sabía no se hacían de forma desinteresada. También había personas que genuinamente
estaban satisfechas con la labor que realicé en ese corto tiempo y me
impulsaban a permanecer en el puesto que yo sabía no era posible, o a pedir
puestos de envergadura una vez terminara el interinato. Hace falta tener bien claro quién se es y qué
se desea –o no se desea- para dejar a un lado esos coros que apelan al ego.
Traigo
esto a colación porque un artículo en el periódico sobre unas expresiones del
representante Rodríguez Aguiló me revolcó estos recuerdos. En el artículo, se cita a este representante
diciendo que la gobernadora tiene muchos retos por delante, muchos proyectos
que le consumen mucha energía que debe ser dirigida a completarlos y no
dirigirlos a una campaña política. Me
pregunto si le diría algo similar a un aspirante varón. Dijo que las gestiones
administrativas de la gobernadora catapultan la posibilidad de un triunfo de la
Palma. En otras palabras, ha hecho un
buen trabajo, pero es meramente mantener el barco navegando, en lo que llega
otro a capitanearlo. ¡Qué coj…!
Me acordé
de mi experiencia, porque durante aquél breve interinato, finalmente se hizo
público el anuncio que yo sabía que vendría, de la persona que ocuparía el
puesto en propiedad. Esa persona me
llamó para decirme que necesitaba tiempo para resolver unos asuntos, por lo que
me pedía lo que no me pidió quien me designó -que permaneciera en el interinato
unos días más. Pensé lo mismo que pensé cuando leí las expresiones de Rodríguez
Aguiló. Vamos, que no es lo mismo hacer
un interinato porque sentimos es un deber, que hacerlo para hacerle la camita a
otro. Le dije que yo ya había cumplido con
mi deber y que ahora le tocaba a esa persona hacerlo, porque para eso se le
designó mediante anuncio público. Wanda,
no te dejes. A Pierluisi que sude lo
suyo; no le hagas el camino más fácil. Que se prepare él su propia comida,
aunque yo no pruebe el plato de ninguno de los dos.
10 de
diciembre de 2019
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