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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

viernes, 11 de octubre de 2019

Los tres chiflados















RECORDANDO A LOS TRES CHIFLADOS

Antes de compartir mis impresiones sobre los sucesos de las últimas dos semanas, quiero dejar establecido que reconozco que la tarea que la gobernadora tiene ante sí es harto complicada.  En primer lugar, ha asumido una responsabilidad que no buscó.  Para más, tiene que lidiar con el desastre que le dejó su inmaduro antecesor (sin contar a Pierluisi el breve), que ha hecho palidecer el desastre anticipado que dejó su mal recordado padre.  Pese a que Rosselló hijo se fue, permanecen ahí unos personajes nada recomendables –el secretario de Salud, el secretario de Obras Públicas y el de Agricultura, así como más recientemente el de Educación, el comisionado de la Policía y la directora de ATM -el personaje de reparto que puso de manifiesto de manera patente  los faux pas de esta administración,.  Eso sin contar todos los personajes secundarios que administran asuntos menores en las agencias, que en muchos casos son seleccionados –por la administración que fuera- en procesos que constituyen una burla al sistema de mérito.

Tras los últimos sucesos de la saga de intriga protagonizada por Mara y el comisionado Escalera, muchos claman porque la gobernadora les destituya, así como a los otros que ya he mencionado.  No obstante, el asunto no es tan sencillo.  Reclutar un personal altamente capacitado, competente y de reputación intachable es de por sí complicado.  Para los puestos en cuestión no puede ponerse ahí a cualquiera –eso precisamente es lo que ha generado el  descalabro que tenemos.  No podemos perder de vista que falta tan sólo un año y un mes para las elecciones.  No hay muchos profesionales que tengan la preparación necesaria y estén dispuestos a asumir tanta responsabilidad, sabiendo que estarán en la mirilla pública, sus vidas se alterarán durante este período y tal vez más allá.  No puedo imaginarme las horas angustiosas que deben haber pasado la gobernadora y Zoe Laboy, a quien su cabello parece haberse rebelado en medio de este desbarajuste, tras su desafortunado recorte.  Se le revoluciona el pelo a cualquiera.

Establecido que esto no está nada fácil, paso a decir que pese a que creo que la gobernadora está haciendo unos grandes esfuerzos y que ciertamente hay un cambio de estilo con su antecesor, ya va siendo hora de que deje saber qué es lo que está ocurriendo, porque el pueblo no aguanta más incertidumbre y ya a nadie le creen la mitad de lo que dice.  Empecemos por el episodio de Mara, quien alegó haber sido secuestrada en Vieques, por lo que llamó a ese paladín de la seguridad y el orden en Puerto Rico, el flamante comisionado de la Policía Henry Escalera.  Esto generó que se le solicitara a un piloto de FURA que saliera en helicóptero en una operación de “emergencia”.  El piloto se negó. Los detalles han salido a relucir poco a poco.  En resumen, no había tal “emergencia” que requiriera despachar a un helicóptero cuyo uso está altamente regulado.

En una conferencia de prensa luego de que saliera a relucir el asunto, el secretario de Seguridad Pública Elmer Román, quien creo o creía que era una persona competente, anunció que respaldaba la acción de Escalera al decir que los actos del piloto constituían una insubordinación.  Ahí quedaron los dos más enredados que mi pelo tras un paseo por la playa y de las explicaciones que siguieron ni se diga –que si era un traslado a Morovis; que si era una medida cautelar; que si luego se revirtió el traslado físico, pero se le quitaron las funciones de piloto.  En todo esto se evidencia que parece que nadie allí sabe un divino de administración de recursos humanos.  Para empezar, los traslados no pueden ser medidas disciplinarias.  No se siguió proceso alguno de notificación del alegado “traslado” y cuando se hizo, fue de forma escueta.  No hay un ápice de fundamento para la acción.  Luego, se modifica la acción para dejar al piloto en su área, pero sin funciones de piloto, como medida “cautelar”.  El vocablo cautelar implica que es algo preventivo, pero ¿qué es lo que se intenta prevenir, si él es piloto y lo que motivó el suceso es precisamente que no piloteó el helicóptero?

En vistas ante el Senado, tanto Román como Escalera ofrecieron sus versiones por separado, en algo que produce vergüenza ajena.  Es evidente que Escalera metió la pata hasta el ñu, pero no es menos cierto que Román debió haber investigado más a fondo el asunto.  Tal parece que en la Policía hay un desconocimiento craso de la administración de personal o peor aún, que alguien hizo las advertencias necesarias y optaron por ignorarlas.

Mientras todo esto sucedía, la gobernadora dijo que relevaba a Mara de todo asunto relacionado con Vieques y Culebra, para en la misma ocasión decir que le relevaba de lidiar con los residentes de las islas municipio.  Esas gestiones las haría ella personalmente, o su jefa de gabinete, Zoe Laboy, en lo que constituye un ejemplo claro de micro management.  Si usted tiene que atender personalmente lo que se supone que atiendan los funcionarios a cargo de las agencias, usted está en problemas. Hay que recordar además, que cuando Mara asumió el puesto, designaría a un subdirector para hacerse cargo de la operación de día a día, debido a su desconocimiento del área de transporte marítimo.  Es decir, que sigue limitándose en sus funciones.  Me sospecho que no ha recibido limitación en su salario.  ¡Se indigna cualquiera; qué no serán los residentes de Vieques y Culebra!

Luego de esto, salió a relucir que la gobernadora había referido a Justicia al secretario de Agricultura, por alegados actos impropios, whatever that means.  Acto impropio puede ser interrumpir con ruidos un concierto de Bach en la sala sinfónica (que supongo el secretario no hará porque pienso que tal vez ni sepa quién era Bach), dejar sonar el celular, tratar con excesiva confianza a altos dignatarios, hacer chistes de mal gusto -en fin, vaya usted a saber.  Pero claro, al referirse a Justicia tiene que tratarse de actos que pudiesen constituir delito, así que no estamos hablando de cualquier cosita. Y a este señor, que se le paga con fondos públicos, se le refiere a Justicia y no tenemos la más mínima idea de por qué.  Él, como cualquier ciudadano, está cobijado por la presunción de inocencia.  No obstante, como funcionario de confianza no está cobijado por un derecho propietario a su empleo.

Si la gobernadora no quiere separarlo del puesto, pudo haber tomado una medida “cautelar”, como se hizo con el piloto de FURA, pero cómo es que nos enteramos de todo lo que se hizo contra ese empleado de carrera y con el de confianza no sabemos ni por qué se le refirió a Justicia, lo cual puede ser hasta peor, porque se especula cuál puede ser el posible delito, así que su reputación está en entredicho de todos modos.

Poco después sale a relucir que el gobierno federal ha congelado unos fondos del Departamento de Educación y el secretario -con explicaciones cantinflescas- ha dado pa' tras y pa' lante con esto, así como con la reducción a los fondos de educación especial mientras se aumentan partidas administrativas. Y last, but not the least, ahora resulta que a estas alturas -a dos meses de la fecha para su pago, no se sabe dónde habrán de aparecer los $70 millones necesarios para el pago del bono de Navidad a los empleados públicos.  Esto sin contar la fiesta de contratos en la legislatura, con personas sin competencia conocida, a quienes se les paga sin pedirles cuentas, mientras muchos están desempleados o tienen ínfimos sueldos. Nada, que en dos semanas hemos tenido un repertorio completo de intrigas y evidencia de cuán enredado está todo lo relacionado la administración pública en nuestro país.  De lo que ocurre en Estados Unidos no hablo, porque no acabo.

A los que sean de mi generación o disfruten de ver antiguos programas televisivos famosos en su tiempo, les dejo saber que he tenido grabadas en mi mente escenas frecuentes de un programa de comedia norteamericana que en ese tiempo se transmitía -como otros- doblado al español.  El programa se llamaba Los 3 chiflados (The 3 Stooges en inglés).  Se trata de las peripecias de tres personajes –Curly, Larry y Moe, cuya torpeza les creaba divertidas situaciones.  En las escenas que recuerdo, los personajes comenzaban a dar vueltas alocadas en círculo mientras permanecían en el mismo lugar y se iba enredado hasta Moe, que era el que supuestamente imponía el orden.  Pues así veo las acciones de esta administración: un grupo de tontos dando vueltas en el mismo sitio, sin que la persona al mando sea capaz de dar un alto a las alocadas vueltas.

11 de octubre de 2019

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