LA CRISIS DE IDENTIDAD DE GIGI
No lo
digo yo –lo dice ella misma en una entrevista que aparece publicada en la
edición dominical de El Nuevo Día : “Yo a veces tengo una crisis de
identidad. ¿Soy puertorriqueña o americana? Somos las dos cosas. Pero tenemos
que decidir.” Creo que ella siempre ha
tenido una crisis de identidad, que no es un caso aislado en este país
caribeño, hispanoparlante, con una relación sui
generis con los Estados Unidos que nos hace personajes shakespirianos en el
ser o no ser parte de esa nación que no parece tener mucho interés en que
seamos parte de ella. Muchos
norteamericanos ni siquiera saben dónde estamos y mucho menos que somos
ciudadanos americanos.
El drama
de miles de puertorriqueños ha sido transitar a los Estados Unidos en busca de
mejores oportunidades. Muchos añoran
regresar; otros, deciden que por allá están mucho mejor y en algunos patéticos
casos, reniegan de su origen y se integran totalmente al llamado melting pot. Gigi lleva años residiendo
en Estados Unidos. De hecho, muchos
habíamos olvidado su existencia hasta que Mónica Puig ganó su medalla de oro
olímpica y Gigi se picó cuando se dijo que era la primera puertorriqueña en
alcanzar dicho galardón. Según Gigi, la
primera fue ella, pero claro, no ganó para Puerto Rico, sino que ganó para
Estados Unidos.
El asunto
de los atletas que se van a Estados Unidos para perfeccionarse no puede ser
censurado. Cada quien tiene derecho de buscar superarse personal y
profesionalmente. Roberto Clemente, Alex
Cora, Cheyenne Vassallo y muchos otros, han competido o formado parte de
equipos estadounidenses. No obstante,
siempre se mantuvieron ligados a la isla, incluso residiendo –de verdad- aquí. Ese no es el caso de Gigi.
La
tenista con crisis de identidad lleva mucho tiempo residiendo fuera de la isla
y al menos en mi caso, no tengo conocimiento de que haya hecho grandes
aportaciones por nuestro país, como han hecho tantos otros que residen fuera
–como lo son Ricky Martin, Lin-Manuel Miranda, Esmeralda Santiago y hasta la
jueza Sonia Sotomayor. Ellos no tienen
que hacer demostraciones de que son puertorriqueños –ellos, como Mónica, viven
su puertorriqueñidad.
Una de
las cosas que más me molestó de la antes citada entrevista, es la aseveración
de Gigi de que iba a divertirse con los cuestionamientos que le hacían de si
era puertorriqueña, por lo que comenzó a colocar vídeos “haciendo cosas
puertorriqueñas, como comer mallorcas”.
En primer lugar, quien es verdaderamente puertorriqueñ@ no tiene que
andar por ahí demostrándolo –sus actos lo evidencian, al hacer algo productivo,
al demostrar su amor por el país. Por
eso es que la gente adora a Mónica. En
segundo lugar, “hacer cosas puertorriqueñas” es mucho más que comer mallorcas,
alcapurrias, bacalaítos o pasteles.
Podrías comer todo esto, Gigi y se te sale el refajo de que en verdad,
te sientes más de allá que de acá.
Creo que
este embeleco de formar parte de la “Comisión de la igualdad” fue algo gestado
en el grupo estadista y que vieron en la figura de Gigi a alguien que con su
cierta prominencia en el ámbito deportivo, podía adelantar la causa. A mí se me hace difícil creer que alguien que
nunca se vinculó a la política vaya -de la noche a la mañana- a tener un súbito
interés en el futuro de nuestro país.
Cada quien tiene derecho a creer en lo que quiera como alternativa para
Puerto Rico. Los que quieren
legítimamente la estadidad, no como un ejercicio en conveniencia, creen que lo
mejor es la anexión y eso incluye la total inmersión en esa cultura que es
distinta.
Lo que
uno cree a conciencia no se puede discutir.
Tampoco se puede discutir el sentimiento de una persona que se siente
parte de una nación, independientemente de dónde haya nacido. Tony Croatto es un excelente ejemplo de
alguien que sin haber nacido aquí, se sentía puertorriqueño. El hecho de
sentirse parte de determinada nación, no implica negar su origen. Si Gigi se
siente estadista, eso es lo que siente, pero que no me trate de disfrazar esto;
que salga ya de su crisis y se declare americana a lo Myriam Ramírez, que no
tiene ninguna crisis. Con ello no niega
su origen, como de hecho, no creo que lo haya hecho. Hay miles de ciudadanos de otros países
viviendo en Estados Unidos, que se sienten americanos, con orgullo de sus
raíces. A mi modo de ver, Gigi en verdad se siente americana, pero no se ha
atrevido a admitirlo –tal vez no se lo ha admitido a sí misma. A mí como a muchos, no se nos ha formado
crisis alguna. Somos puertorriqueños.
30 de
septiembre de 2019
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