HOY ESTRENO TOALLAS
En mi
escrito anterior aludí a mis Christmas
blues, que por alguna razón este año me han golpeado bastante duro. Estoy
segura que la causa está relacionada con temores e inseguridades en torno al
futuro. Un día como hoy, en el que se
despide un año, es inevitable pasar revista.
El periódico, la televisión, las redes sociales, todo nos invita a que
reflexionemos en torno al año que en pocas horas habrá de concluir. Y ni hablar del ejercicio de hacer
resoluciones, pese a que año tras año vemos
cómo incumplimos la mayoría, cosa que indudablemente nos hace sentir
peor.
He sido
afortunada porque en estos días he recibido mucho afecto de mi familia
extendida. De hecho, esta noche decidí
aceptar la invitación de mi amiga Carmencita a despedir el año en su casa. Pese a que otros años me aventuraba a pasarlo
sola, en esta ocasión no me siento muy fortalecida, así que no voy a tentar al
espíritu de los blues a que haga de
esta una noche totalmente miserable.
Hoy me
dediqué a terminar una limpieza que comencé ayer. Cambié mis sábanas y me disponía a colocar
toallas limpias cuando me percaté de la lastimosa condición de la toalla que
iba a colocar en mi baño. Con el paso de
los años, sus bordes están raídos y con hilos sueltos. Hace como tres años había comprado unas
toallas nuevas que permanecían sin usar, pensando que tal vez apareciera
alguien con quien compartirlas. Pues el
alguien no se ha materializado y de momento me pregunté “¿por qué estoy
dispuesta a usar algo que no ofrecería a otra persona? ¿Acaso no merezco unas
toallas en perfectas condiciones?” Por supuesto, siempre tengo toallas en buen
estado en el baño para visitantes, pero estaba utilizando para mi algo feo,
deshilachado, maltrecho.
Poco a
poco me fui dando cuenta de todas las cosas que se han ido deteriorando y no he
sustituido. Antier por fin me decidí a
llamar para que repararan la luz de mi habitación, que llevaba mas de un año dañada
y me obligaba a usar la luz de la lamparita de lectura, por lo que en las
noches se me dificultaba encontrar objetos.
La toalla maltrecha me hizo pensar en que no me he estado tratando bien
a mi misma. Acto seguido, procedí a buscar
las nuevas toallas. Me embarqué en
elucubraciones sobre cómo aun una persona como yo, con una autoestima mas o
menos saludable, puede caer en estas conductas nada positivas. Suelo complacerme –viajo, disfruto de buenas
comidas, pero una simple toalla me demostró que merezco, como merece todo ser
humano, brindarse lo mejor que sus posibilidades económicas le permitan.
Hoy, la
noticia de la muerte de la periodista Keyla Hernández me hace pensar en la
importancia de vivir la vida con intensidad, conscientes de que lo único que
tenemos es el momento presente. Muchas
veces vemos mensajes sobre esto, pero lo olvidamos. Hoy una simple toalla me recordó que
merecemos disfrutar de todo lo que la vida tiene para ofrecernos. No hay que esperar, Podemos procurar asegurar nuestro futuro sin
sacrificar el presente. Esta noche, me
dirijo a recibir el afecto de mi amiga y a brindarle el mío a través de una
mezcla de bacalaítos que disfrutaremos con un Prossecco bien frío. Mañana
probablemente vea otra amiga y así, a cada día procuraré dedicarle su propio afán. No haré resoluciones.
Les deseo
paz en sus corazones, amor y la conciencia de que merecemos lo mejor que la
vida tenga para ofrecernos, incluyendo toallas en buen estado.
31 de
diciembre de 2018
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