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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

sábado, 4 de noviembre de 2017

Luz










LUZ
Sin duda la vida después de María ha cambiado para todos en nuestra querida isla. Opera la ironía de que los que menos tienen son los que más sufren, pero todos nos hemos afectado en mayor o menor grado.  Para algunos, el huracán les altera su rutina diaria – tienen que salir a buscar combustible para alimentar una planta -de metal, no de las vivientes.  Tienen que hacer trámites con la aseguradora para reclamar daños; ven interrumpido su trabajo, aunque saben que retornarán a el. Tal vez pasan mucho tiempo buscando un restaurante donde comer y al principio hacían largas filas para obtener dinero en efectivo.

Al otro extremo está la mayoría, que no tiene que salir a buscar combustible porque la única planta que tienen es la que sobrevivió en el patio tras el huracán.  Y dentro de esa mayoría hay también gradaciones.  Unos hemos sido afortunados - tenemos techo, recursos para atender las necesidades básicas y más.  Otros están todavía en refugios,  en casa de familiares o amigos.  La lentitud de la recuperación es alucinante.  Todavía hay comunidades apartadas – y no tan apartadas- que no tiene agua y luz ni se diga.  El asunto de la luz se perfilaba más que complicado por el deterioro del sistema, producto de años de abandono.  Nadie esperaba que iba a haber una recuperación rápida, así como nadie – ni aun los que tratan de justificar lo injustificable, esperaba esta comedia chifladesca de los ejecutivos de la AEE.

La trama novelesca de la contratación de la empresa Whitefish se desarrolla como una serie televisiva en la que cada día salen nuevos elementos que nos siguen asombrando.  Algunos, que son como el peor ciego, tratan de justificar los traspiés del director ejecutivo y la Junta de Gobierno (la que brilló no por su luz, sino por su ausencia dos semanas después del huracán) alegando que la emergencia justificaba las acciones rápidas.  Tratan de convencerse a sí mismos de que la historia del director ejecutivo de que no podía comunicarse es creíble. Muchos están convencidos de que no importa el gasto exorbitante, porque FEMA lo va a pagar.  Como dijo el jíbaro: unjú. Lo que no saben o pretenden no saber, es que si los contratos no están acorde con las normas de FEMA, no van a pagar y adivinen a quién le toca –a nuestro boyante presupuesto.  Otros, los más cínicos, alegan que puede haber chanchullo, pero que eso siempre se ha hecho, bajo todas las administraciones y lo que importa es que se haga obra; que llegue la luz y la ayuda salvadora del gobierno federal.

Frente a todo esto, nuestro pueblo ha dado cátedra de solidaridad. Miles se tiraron a la calle a abrir camino, a repartir comida, a salvar vidas humanas y animales.  Miles están haciendo lo indecible para reconstruir sus casas y restablecer sus negocios, con luz o sin luz eléctrica.  Habremos de echar adelante este pueblo porque estamos imbuidos de otra luz –la luz que nace de adentro, del corazón noble de esta tierra y se proyecta hacia afuera, como reflejo de la brillante estrella que adorna la bandera que tantos nos hemos visto impulsados a enarbolar con orgullo.  Bendita sea la luz de este noble pueblo.


4 de noviembre de 2017



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