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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

domingo, 9 de abril de 2023

Florecer

 


FLORECER

 

          Hace años que perdí mi green thumb. Durante mi tiempo de casada tuve múltiples plantas que crecían robustas, algunas que florecían.  Según se fue marchitando el amor, así mismo las plantas fueron tornándose mustias.  Tras mi mudanza a una casa mucho más grande, ya en el ocaso de aquél matrimonio herido de muerte, mi talento para cuidar plantas se esfumó y no lo recobré en las mudanzas posteriores tras el divorcio.  En el apartamento que vivo ahora, fuente de grandes alegrías para mí, tan solo una planta ha mantenido su esplendor: Matita, pero esa es otra historia.  Tengo una amiga, Sary, que posee la madre de los green thumbs. Visitarle es un gran gozo, por su conversación amena, sus almuerzos fabulosos y el deleite que representa el entorno rodeado de hermosas plantas.

          Sary es una amiga de cuño más reciente, producto incidental de mi labor de voluntariado en la Fundación Luis Muñoz Marín, que me ha permitido ampliar mi círculo de amistades con un grupo de mujeres extraordinarias.  He podido disfrutar de almuerzos en su terraza, que en ocasiones culminan con el regalo de alguna planta.  Hace dos años nos obsequió con lirios.  Mi lirio no floreció el año pasado.  Uno de los bulbos pareció morir, pero no descarté la planta porque las hojas de los otros se veían bien.  Hace como un  mes y medio o dos – tal vez tres, que ahora el tiempo pasa volando-  vi que empezaba a brotar una hoja del bulbo, a la que le siguieron otras.  Hace como semana y media noté que había brotado una espiga enorme, que no sé cómo se produjo –tal vez había crecido oculta tras una hoja.  Al final había una punta algo redondeada, con una forma interesante sobre la que no voy a abundar y pensé que tal vez iba a tener la dicha de ver una flor.

            En efecto, la espiga fue transformándose –al principio no podía apreciar de qué color sería la flor y poco a poco vi que parecía tener un tono salmón intenso.  Luego parecía que habría más de una flor.  Todos los días me asomaba a ver el milagro de esta florecida en territorio que no parecía propiciarla.  Finalmente apareció una flor hermosa, con la promesa de que tal vez habría otra.  Hubo un día que hizo una tremenda ventolera y temí que el viento partiera la espiga y consideré mover la planta, pero luego me asusté pensando que la planta había decidido florecer allí y si la movía, corría el riesgo de interferir con su crecimiento.

            No soy religiosa, aunque sí espiritual, pero disfruto de utilizar esta semana para meditar y buscar lecturas edificantes. En plena Semana Santa estaba presenciando un suceso mágico, que me permitió reflexionar sobre la amistad, los cambios en la vida y permitir que las cosas ocurran en el tiempo que deben ocurrir, sin frustrarme porque no ocurren como yo quiero que ocurran.  Medité mucho sobre mi tendencia a criticarme porque no hago lo que otras amigas hacen con tanta facilidad.  Hace tiempo que me he puesto algo vaga para realizar tareas y el hecho de que las plantas se me mueran es frustrante, sobre todo cuando veo que a otras amigas esto se le da tan fácil y peor aún, ¡que en un tiempo yo misma fui capaz de obtener excelentes resultados!

        También vino a mi mente una frase de la que solo recordaba algo como “florecer donde seas plantada”, que siempre me hace pensar en otra gran amiga de hace más de 35 años, que se llama, muy apropiadamente, Flor. Descubrí la frase completa, que se le atribuye a San Francisco de Sales y dice en lo pertinente: “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por Su Espíritu que mora en cada uno de nosotros, llamándonos a una vida de entrega e invitándonos a florecer en el jardín donde ÉL ha plantado y dirigiéndonos a irradiar la belleza y esparcir la fragancia de Su Providencia”.  Pensé en mí misma y en el lugar donde he sido plantada y trasplantada.

           En primer lugar, fui plantada en un hogar amoroso, con unos padres espectaculares, en particular mi Papito, con quien siempre he tenido una afinidad absoluta.  Tan especial ha sido esta relación, que a más de 30 años de su partida física, sigue influenciando mi vida y tiene efectos sobre otr@s que nunca le conocieron, pero que a través de mí entran en contacto con el ser especial que tuve el privilegio de tener como padre.  Ha sido a través de él, después de su muerte, que comencé a acercarme al concepto de Dios tras haberlo abandonado, pero esa también es otra historia.

           En segundo lugar, fui plantada en una isla maravillosa, llena de bellezas naturales, con gente en su gran mayoría noble, hospitalaria, generosa, con un talento inmenso para las artes en todas sus manifestaciones, que se sobreponen a lo que venga: huracanes, terremotos, gobiernos incompetentes en el mejor de los casos y corruptos en el peor. Fui plantada en relaciones de pareja que aunque no duraron lo que yo hubiese querido, fueron relaciones esencialmente buenas.  Fui plantada en diversos espacios que me han permitido vivir cómodamente y brindar reposo y gratos momentos a las diversas amistades que me han acompañado a través de mi vida.

         Por momentos me he sentido apagada, cuestionándome si soy lo suficientemente buen ser humano, cuestionándome si he hecho lo suficiente con los talentos que Dios me ha dado.  Deduzco que soy una obra en progreso.  Para algunas cosas me he tardado un montón; para otras tal vez nunca lo complete, pero voy a mi paso, un día a la vez.  Deduzco también que florezco a mi manera, cada vez que comparto uno de los platos que tanto disfruto preparar, que llamo a alguien para saber cómo está, que me compadezco del dolor ajeno, que coopero en la medida que puedo con l@s que menos tienen, que alzo mi voz o escribo para denunciar una injusticia o simplemente contar una anécdota agradable.

          Florezco también cuando me acerco a todas esas personas maravillosas que me acompañan en esta vida y me enseñan a ser mejor persona.  No soy igual a otras flores, pero florezco, como los lirios de Sary, a mi paso.  Feliz Domingo de Pascua Florida.



             9 de abril de 2023

 

6 comentarios:

  1. Saludos Anita , como siempre tus escritos son una maravilla , interesantes , educativos y naturales , nos hacen pensar y repensar lo que solos , lo que hacemos y como podemos ver las cosas de otra manera, gracias nuevamente por tus escritos...son bienvenidos y refrescantes

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  2. Precioso, inspirador y emotivo! Gracias!

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  3. Hermoso escrito,me ha hecho reflexionar en algunas cosas.gracias mi adorada hermana,Dtbm
    Espero algún día puedas hacer un pequeño escrito del pq te llamo mi hna adorada.te amoooo con todo mi ❤.

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  4. Hermoso, como todos tus escritos. Un abrazo apretao, Gloria

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  5. Ana hace tiempo no te leía, y tampoco nos hemos vuelto a encontrar, pero este escrito me ha tocado de cerca por coincidir contigo y con algunos de los párrafos o situaciones. Aparte de eso, te cuento que esa flor que te floreció es un lirio, y se llaman amarilis. Un abrazo y espero poder vernos en algún momento para conversar.

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  6. Gracias a tod@s l@s que me escriben. No les reconozco a tod@s porque el sistema los marca como "anónimo". ¡Ya nos veremos!

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