Hace años que perdí mi green thumb. Durante mi tiempo de casada
tuve múltiples plantas que crecían robustas, algunas que florecían. Según se fue marchitando el amor, así mismo
las plantas fueron tornándose mustias.
Tras mi mudanza a una casa mucho más grande, ya en el ocaso de aquél
matrimonio herido de muerte, mi talento para cuidar plantas se esfumó y no lo recobré
en las mudanzas posteriores tras el divorcio.
En el apartamento que vivo ahora, fuente de grandes alegrías para mí,
tan solo una planta ha mantenido su esplendor: Matita, pero esa es otra
historia. Tengo una amiga, Sary, que
posee la madre de los green thumbs.
Visitarle es un gran gozo, por su conversación amena, sus almuerzos fabulosos y
el deleite que representa el entorno rodeado de hermosas plantas.
Sary es una amiga de cuño más reciente,
producto incidental de mi labor de voluntariado en la Fundación Luis Muñoz
Marín, que me ha permitido ampliar mi círculo de amistades con un grupo de
mujeres extraordinarias. He podido
disfrutar de almuerzos en su terraza, que en ocasiones culminan con el regalo
de alguna planta. Hace dos años nos
obsequió con lirios. Mi lirio no
floreció el año pasado. Uno de los
bulbos pareció morir, pero no descarté la planta porque las hojas de los otros
se veían bien. Hace como un mes y medio o dos – tal vez tres, que ahora el
tiempo pasa volando- vi que empezaba a
brotar una hoja del bulbo, a la que le siguieron otras. Hace como semana y media noté que había
brotado una espiga enorme, que no sé cómo se produjo –tal vez había crecido
oculta tras una hoja. Al final había una
punta algo redondeada, con una forma interesante sobre la que no voy a abundar
y pensé que tal vez iba a tener la dicha de ver una flor.
En efecto, la espiga fue
transformándose –al principio no podía apreciar de qué color sería la flor y
poco a poco vi que parecía tener un tono salmón intenso. Luego parecía que habría más de una
flor. Todos los días me asomaba a ver el
milagro de esta florecida en territorio que no parecía propiciarla. Finalmente apareció una flor hermosa, con la
promesa de que tal vez habría otra. Hubo
un día que hizo una tremenda ventolera y temí que el viento partiera la espiga
y consideré mover la planta, pero luego me asusté pensando que la planta había
decidido florecer allí y si la movía, corría el riesgo de interferir con su
crecimiento.
No soy religiosa, aunque sí
espiritual, pero disfruto de utilizar esta semana para meditar y buscar
lecturas edificantes. En plena Semana Santa estaba presenciando un suceso
mágico, que me permitió reflexionar sobre la amistad, los cambios en la vida y
permitir que las cosas ocurran en el tiempo que deben ocurrir, sin frustrarme
porque no ocurren como yo quiero que ocurran.
Medité mucho sobre mi tendencia a criticarme porque no hago lo que otras
amigas hacen con tanta facilidad. Hace
tiempo que me he puesto algo vaga para realizar tareas y el hecho de que las
plantas se me mueran es frustrante, sobre todo cuando veo que a otras amigas
esto se le da tan fácil y peor aún, ¡que en un tiempo yo misma fui capaz de
obtener excelentes resultados!
También vino a mi mente una frase de
la que solo recordaba algo como “florecer donde seas plantada”, que siempre me
hace pensar en otra gran amiga de hace más de 35 años, que se llama, muy
apropiadamente, Flor. Descubrí la frase completa, que se le atribuye a San
Francisco de Sales y dice en lo pertinente: “el amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones por Su Espíritu que mora en cada uno de nosotros,
llamándonos a una vida de entrega e invitándonos a florecer en el jardín donde
ÉL ha plantado y dirigiéndonos a irradiar la belleza y esparcir la fragancia de
Su Providencia”. Pensé en mí misma y en
el lugar donde he sido plantada y trasplantada.
En primer lugar, fui plantada en un
hogar amoroso, con unos padres espectaculares, en particular mi Papito, con
quien siempre he tenido una afinidad absoluta.
Tan especial ha sido esta relación, que a más de 30 años de su partida
física, sigue influenciando mi vida y tiene efectos sobre otr@s que nunca le
conocieron, pero que a través de mí entran en contacto con el ser especial que
tuve el privilegio de tener como padre.
Ha sido a través de él, después de su muerte, que comencé a acercarme al
concepto de Dios tras haberlo abandonado, pero esa también es otra historia.
En segundo lugar, fui plantada en
una isla maravillosa, llena de bellezas naturales, con gente en su gran mayoría
noble, hospitalaria, generosa, con un talento inmenso para las artes en todas
sus manifestaciones, que se sobreponen a lo que venga: huracanes, terremotos,
gobiernos incompetentes en el mejor de los casos y corruptos en el peor. Fui
plantada en relaciones de pareja que aunque no duraron lo que yo hubiese
querido, fueron relaciones esencialmente buenas. Fui plantada en diversos espacios que me han
permitido vivir cómodamente y brindar reposo y gratos momentos a las diversas
amistades que me han acompañado a través de mi vida.
Por momentos me he sentido
apagada, cuestionándome si soy lo suficientemente buen ser humano, cuestionándome
si he hecho lo suficiente con los talentos que Dios me ha dado. Deduzco que soy una obra en progreso. Para algunas cosas me he tardado un montón;
para otras tal vez nunca lo complete, pero voy a mi paso, un día a la vez. Deduzco también que florezco a mi manera, cada
vez que comparto uno de los platos que tanto disfruto preparar, que llamo a
alguien para saber cómo está, que me compadezco del dolor ajeno, que coopero en
la medida que puedo con l@s que menos tienen, que alzo mi voz o escribo para denunciar
una injusticia o simplemente contar una anécdota agradable.
Florezco también cuando me acerco
a todas esas personas maravillosas que me acompañan en esta vida y me enseñan a
ser mejor persona. No soy igual a otras
flores, pero florezco, como los lirios de Sary, a mi paso. Feliz Domingo de Pascua Florida.
9 de abril de 2023
Saludos Anita , como siempre tus escritos son una maravilla , interesantes , educativos y naturales , nos hacen pensar y repensar lo que solos , lo que hacemos y como podemos ver las cosas de otra manera, gracias nuevamente por tus escritos...son bienvenidos y refrescantes
ResponderEliminarPrecioso, inspirador y emotivo! Gracias!
ResponderEliminarHermoso escrito,me ha hecho reflexionar en algunas cosas.gracias mi adorada hermana,Dtbm
ResponderEliminarEspero algún día puedas hacer un pequeño escrito del pq te llamo mi hna adorada.te amoooo con todo mi ❤.
Hermoso, como todos tus escritos. Un abrazo apretao, Gloria
ResponderEliminarAna hace tiempo no te leía, y tampoco nos hemos vuelto a encontrar, pero este escrito me ha tocado de cerca por coincidir contigo y con algunos de los párrafos o situaciones. Aparte de eso, te cuento que esa flor que te floreció es un lirio, y se llaman amarilis. Un abrazo y espero poder vernos en algún momento para conversar.
ResponderEliminarGracias a tod@s l@s que me escriben. No les reconozco a tod@s porque el sistema los marca como "anónimo". ¡Ya nos veremos!
ResponderEliminar