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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

lunes, 27 de septiembre de 2021

De altura

 




DE ALTURA

Este fue para mí un fin de semana de altura.  Para empezar, tenía pendiente la invitación a almorzar de una entrañable amiga, quien me recibió precisamente en las alturas, ya que vive en un penthouse cuyas dimensiones representan tal vez cuatro veces las de mi apartamento.  Pese a lo encumbrado del lugar, allí siempre me siento acogida, como si estuviera en casa de alguien de la familia.  Más de 50 años de amistad me  han hecho sentir que Carmencita es parte de mi familia.  Juntas hemos transitado por una alternancia de gozos y sufrimientos: noviazgos, bodas, divorcios, romances fallidos, cumpleaños, éxitos y angustias profesionales; enfermedad, muertes –en fin, la vida.

Pese a lo complicado de su vida –yo estoy retirada, pero ella no, saca tiempo para preparar almuerzos o cenas, de las cuales yo he sido beneficiaria en varias ocasiones.  Como yo, Carmencita disfruta de una mesa bien presentada, con platos que ella misma prepara y acompañados de buenos vinos.  El sábado tuvimos la oportunidad de sentarnos solas y compartir los últimos acontecimientos, que han sido duros a nivel personal y colectivo, pero que agraciadamente también han venido acompañados de buenos momentos.  Disfruté el exquisito almuerzo, incluyendo el postre que yo aporté y me despedí feliz, con mi pancita llena y doggie bag para completar.  Quise asegurarme que llegaba a tiempo a una librería para adquirir el último libro de Luis Rafael Sánchez y por suerte, logré comprarlo.  Sábado perfecto.

El domingo estaba reservado para la penúltima función del musical In the Heights, del ultra, mega, súper talentoso Lin Manuel Miranda.  Yo había visto la presentación de este musical hace más de 10 años en el Centro de Bellas Artes, pero esta nueva puesta en escena tenía el atractivo adicional de ser realizada con talento local.  Hace unas semanas había visto la versión fílmica, que también disfruté.  Las críticas de esta nueva versión me anticipaban que iba a tener una magnífica experiencia y así fue. El derroche de talento me deja sin palabras.  Descubrí jóvenes con voces espectaculares, de esas que oyes la primera vez y te dejan sin aliento.  No puedo quejarme de ninguno.  Se notaba el amor que cada un@ puso en el escenario, desde su creador Lin Manuel, que le rinde tributo a las raíces latinas que nos unen, hasta el último tramoyista.

Ayer tarde transité por varias emociones: conexión, orgullo, gozo y un poco de tristeza tras la muerte del personaje de la abuela, que trajo unas lagrimitas a mis ojos -cosa que no es raro en mí.  En el momento de la canción Alza tu bandera lamenté no haber llevado la mía, porque la hubiese agitado con orgullo. La orquesta dirigida por el maestro Cucco Peña no era solo un complemento; era parte integral de todo el montaje.  Digo con todo el orgullo que siento – y si se pone en duda mi objetividad que le pregunten a un crítico de teatro- que esta presentación no tiene nada que envidiarle a una producción de Broadway.  Salí de allí feliz, con escozor en las manos de tanto aplaudir.

Dormí muy bien, pero me desperté a esos de las 4 am. Me puse a leer y como media hora después se fue la luz. Me volví a dormir y aunque no lo crean, soñé con LUMA. En el sueño reparaban un poste en la casa que yo solía vivir en Country Club.  Tras hacer la reparación, se montaron en el camión y yo vi con horror cómo se volvía a ir la luz y ellos no me escuchaban.  En otra escena, tres hombres charlaban en la sala, uno de ellos con camisa floreada, mientras una mujer trabajaba en la caja de fusibles.  Volvió la luz en el sueño y no sé si en ese preciso momento, a mi habitación.  Eran las 7 de la mañana y me sentí algo molesta de que en lugar de soñar con las hermosas experiencias del fin de semana, terminara soñando con LUMA.

In the Heights, aparte de querer aludir al proyecto de vivienda Washington Heights de Nueva York en el que se concentra una gran población latina, quiere decir literalmente “en las alturas”.  Altura tiene entre sus acepciones poseer cualidad de excelencia, mérito y valor, cualidades con las cuales no puede, ni remotamente asociarse a LUMA.  Aunque lamenté haber pasado por la pesadilla de LUMA –literal y figurativamente, me dije que no iba a permitir que me estropearan mi fin de semana de altura.  La magia de ayer no la opaca ni LUMA –y eso es mucho decir.

27 de septiembre de 2021

 

 

1 comentario:

  1. Excelente,esa habilidad descriptiva tuya me transportó a Washington Heights donde vacacionaba en los Spring Brakes de mis años Universitarios. Recordar es Vivir...Vivan los años 50. Tenemos q. Juntarnos. TQM BENDICIONES

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