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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

miércoles, 4 de marzo de 2020

Contentura









CONTENTURA

Si mi memoria no me falla, Héctor Rivera Cruz utilizó el vocablo contentura cuando fue designado Secretario de Justicia y fue criticado por algunos.  Me parece muy apropiado para describir esos momentos en que no sentimos felices, contentos, gozosos y cualquier otra forma de describir un momento en el que nos sabemos afortunados al poder disfrutar determinadas experiencias.   Se supone que el verdadero gozo debe provenir de nuestro interior, independientemente de las circunstancias externas, pero yo todavía no he alcanzado el grado de iluminación que me permitiría sentirme gozosa en medio de una circunstancia dolorosa.

Tengo un recuerdo de mi rompimiento con un hombre que fue mi pareja durante casi un año y con quien afortunadamente hoy conservo lazos de amistad.  Al momento del rompimiento, hace como 10 años, yo asistía a la Iglesia Unity.  Quedó grabado en mi mente el instante en que cantábamos un himno precisamente sobre el gozo y yo cantaba –bueno, intentaba cantar, mientras las lágrimas bajaban por mis mejillas.  En ese momento no me sentía nada gozosa, como en muchas ocasiones.

El domingo pasado disfruté de un excelente concierto de Pro Arte Lírico en compañía de mi amiga Elena junto a  su esposo Tomás y luego fuimos a cenar.  Sentados a la mesa, surgió el tema de lo que significa estar contento o contenta, tema que abordé en uno de mis escritos tras las desafortunadas palabras de la gobernadora en torno al hecho de que los refugiados tras el terremoto estuviesen contentos.  No dudo de que hubiese en ellos una satisfacción con el hecho de que se atendieran sus necesidades inmediatas, pero contentos, lo que se dice contentos es algo demasiado abarcador para personas que en este momento viven en una total incertidumbre, lo cual dificulta mucho la toma de conciencia de ese gozo interno al que todos debemos aspirar.

Creo que cada uno de nosotros  ha experimentado momentos de profundo gozo, así como de profunda angustia y en ambos casos,  no hay conciencia de que ese momento no perdura.  Todo pasa, pero lo importante es tener el convencimiento de que, independientemente de las circunstancias externas, hemos recibido bendiciones a lo largo de nuestras vidas.  En este pasado fin de semana y aún todavía, puedo decir sin ambages que me siento contenta, como resultado de experiencias que comenzaron el pasado viernes. Ese día recibí en casa a mi prima Socorrito para disfrutar de unos garbanzos con patitas que tanto ella como yo disfrutamos a plenitud, todo acompañado primero con un vinito blanco que ella trajo, con un nombre que nos hizo gracia: Blanquito y luego con un tinto de Rioja que le iba de maravilla a las untuosas patitas.

El plato principal estaba acompañado de tostones en dos versiones: de plátano, producto de la cosecha de mi amiga Wilma y de pana de un regalo que me hizo otra amiga –Matildita.  Como bendición adicional, esos tostones ya estaban cortados y fritos la primera vez, lo que es una gran ventaja, ya que mondar una pana no es una tarea muy divertida que digamos.  Como elemento menor, pero no por ello menos importante, Socorrito aportó un pan exquisito, producto de una panadería que ella conoce.  Pocas sensaciones son tan sublimes en lo simple como el olor del pan recién horneado, la textura de ese pan calientito que se siente crujiente por fuera y blando por dentro, mientras contemplamos como se derrite la mantequilla que esparcimos sobre una o más tajadas.  Finalmente, ese primer bocado que es una fiesta de sabor, texturas y sonidos, confirma que una humilde hogaza de pan es una de las mayores bendiciones que podemos disfrutar.

El sábado fui con mi amiga Wilma al Fiestón Cultutal del Instituto de Cultura en el Viejo San Juan, el cual había sido pospuesto en un acto sin sentido durante las Fiestas de la Calle San Sebastián dizque porque dado los terremotos su celebración podía presentar riesgos de seguridad, como si la tierra  hubiese dejado de temblar e ignorando que después de todo, un terremoto puede ocurrir en cualquier momento y no por ello ponemos la vida en suspenso.  Bueno, pero eso es otro tema.  El punto es que soy fanática de las artesanías y además, tenía pendiente comprar el regalo de cumpleaños de mi amiga Elena, que sería al día siguiente.

La cantidad y calidad de artesanías disponible era impresionante.  Había muchos objetos que me hubiese gustado adquirir, pero la realidad es que ya no me queda mucho espacio.  Compré un collar con motivo africano,  una pequeña y rústica talla de un barquito para mí. 
Para Elena, un collar de tela con tres círculos florales  a los que luego les atribuí un simbolismo.  Cuando estábamos a punto de irnos, Wilma me avisó de una artesana que trabajaba pañuelos que transformaba en turbantes y se me activó la herencia africana.  No me pude resistir y adquirí mi turbante, el cual lucí por las calles del Viejo San Juan, que es otra bendición.  Cualquier persona que haya pisado sus adoquines, disfrutado del colorido de sus casas, contemplado la silueta de La Rogativa y presenciado el espectáculo del cielo límpido y el océano que sale a su encuentro en los terrenos del Morro, puede sentirse bendecida.


Ayer fue mi cumpleaños y la ocasión me brindó nuevamente la oportunidad de hacer inventario de mis bendiciones.  Para empezar, está el hecho  de disfrutar de buena salud, que es más de lo que mucha gente puede decir.  Tener los padres que tuve es una bendición en sí misma.  Además, el recibo de felicitaciones de muchas amistades me confirma que no estoy sola; que estoy rodeada de amor, aunque no siempre lo perciba.  Soy afortunada al tener amigas que conozco desde la infancia y añadir otras, como las adquiridas a través de mi voluntariado en la Fundación Luis Muñoz Marín. Aún los que ya no están físicamente, son una bendición y su recuerdo siempre trae una sonrisa a mis labios.

En la noche, tuve una celebración con mi amiga Thalía y otro amigo, Efraín, que cumplió años el día anterior.  Fuimos al restaurante italiano del que fue socio de un amigo que ya no está físicamente, Mario, lo cual le añadió brillantez a esta celebración que aún no termina.  Recibí una pintura de Thalía, quien es artista y de parte de Efrain, una botella de un vino italiano que nos encanta tanto a él como a mí, por lo que resultó en una graciosa experiencia, pues yo había decidido regalarle exactamente lo mismo.


La cena era como estar en casa de un amigo, con Luigi trayendo los platos él mismo, porque anoche los empleados no estaban.  No puedo imaginar cómo podía tomar las órdenes, cocinar y traer los platos, sin perder su sonrisa inocente. La comida italiana es una de mis favoritas, por lo que el rissotto de setas no me decepcionó.  Nos despedimos y más tarde llegué a casa satisfecha y anticipando como una niña las celebraciones que aún faltan para esta semana. Llegué, además, con la contentura que emana de la conciencia de saberme bendecida durante toda mi vida, aunque haya atravesado momentos de angustia.


4 de marzo de 2020

4 comentarios:

  1. Que alegría celebrar contigo desde D'Luigie. La mención de mi Mario es suficiente para volver a vivir. DTB.TQM. 💞😇❤

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  2. Que alegría celebrar contigo desde D'Luigie. La mención de mi Mario es suficiente para volver a vivir. DTB.TQM. 💞😇❤

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