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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

miércoles, 26 de febrero de 2020

Alexa






ALEXA

Parafraseo a Charles Dickens: vivimos en el mejor de los tiempos y vivimos en el peor de los tiempos.  Tenemos adelantos tecnológicos que hasta permiten que un aparatito al que llaman Alexa, haga búsquedas con un comando de voz.  Podemos investigar sobre diversos temas usando motores de búsqueda como Google, que nos permite acceder a información en cuestión de segundos, lo cual resultaba impensado en los tiempos de la enciclopedia.  Los sistemas hasta nos alertan cuando una palabra está mal escrita, lo cual nos evita errores embarazosos a gente como yo, a quienes eso les importa. Podemos compartir al momento fotos, vídeos e información a través del teléfono móvil, lo cual permite que cualquier ciudadano que posea uno pueda desmentir información oficial de dudosa validez o denunciar abusos.

Desde el punto de vista humano, después del Huracán María hace poco más de dos años y los terremotos del pasado enero fuimos capaces de ofrecer ayuda desinteresada a miles de puertorriqueños que quedaron sin hogar.  Ofrecimos aliento, comida, artículos de primera necesidad y nos conmovimos con las tragedias individuales y colectivas que se suscitaron tras los desastres.  En el verano pasado, la indignación colectiva tras la revelación de lo que se escondía tras un gobierno de fachada, logró la renuncia de un gobernante que nunca debió llegar a serlo, sin que hubiese derramamiento de sangre. Los adelantos tecnológicos fueron instrumentales en lograr desenmascarar toda la podredumbre que se escondía tras el rostro de niño bueno.

Y entonces nos enteramos de la tragedia de otra Alexa, que ha desvelado ese lado oscuro de nuestros tiempos. Surge a través de los medios noticiosos que una transexual entró a un baño de mujeres en un restaurante de comida rápida y alguien denunció que intentaba utilizar un espejo para mirar al cubículo contiguo.  Esta versión fue posteriormente desmentida, pero precisamente la inmediatez de las comunicaciones de nuestros tiempos hizo que el asunto se tornara lo que ahora llamamos “viral”, es decir que se propagó con rapidez.  Durante esa noche o a la madrugada siguiente, se encontró el cuerpo baleado de quien ahora sabemos era esta infortunada Alexa.  También se difundió un vídeo de los presuntos perpetradores del crimen, en el que se les escucha proferir insultos a la víctima y la cazaron como un ciervo asustadizo.

Lo que se trasluce del vídeo es un desprecio absoluto hacia un ser humano por el mero hecho de querer vivir una vida  distinta a la aceptada por la mayoría.  Muy probablemente, tuvieron acceso a la información inicial de que había intentado mirar con un espejo a la mujer del cubículo contiguo y sin que hubiera proceso de reflexión alguno, salieron a linchar a este ser humano, en un acto que recuerda los tiempos del infame Ku Kux Klan. Poco a poco vamos conociendo retazos de la vida de Alexa, que sufría de depresión y se mostraba en otro vídeo de un buen samaritano como un ser asustadizo, que miraba con ojos que nos hacen recordar la mirada de un ciervo que intenta huir de su cazador.

Esa misma tecnología que nos ayuda a realizar tareas y a descubrir injusticias, se usó para propagar una imagen distorsionada de Alexa.  He sido testigo en muchas ocasiones de información que la gente difunde a través de las diversas plataformas, dando como cierta información de dudosa validez, sin que la persona se detenga a analizar la necesidad de enviar algo que pudiese ser falso.  De ese modo se difunden ideas erróneas sobre enfermedades, desastres naturales o circunstancias de determinada figura pública. Son varios los anuncios difundidos sobre el fallecimiento de artistas sin que tal muerte se haya producido. He observado además, la manera grosera que algunos responden a comentarios que puedan haberse hecho en las publicaciones que algunos medios u otros usuarios de redes puedan haber colocado.  En ocasiones, si la persona no está de acuerdo con una observación pertinente que yo haya hecho, llega al ataque o burla a mi persona, sin ofrecer ni un ápice de argumento en torno al tema en cuestión.

El mismo Puerto Rico solidario de los tiempos post María es el mismo Puerto Rico capaz de generar una tragedia como la vida torturada de Alexa, que finalizó con su asesinato.  La tragedia de Alexa comenzó cuando se atrevió a querer ser diferente. Parece ser que la solidaridad es más fácil cuando podemos identificarnos con las víctimas; cuando podemos pensar que yo pude ser quien perdió su casa, pero es más difícil cuando no nos vemos como la persona sin hogar como una forma de vida, no como resultado de un  desastre natural.  Para muchos, es impensable querer asumir la realidad de que su ser interno no guarda relación con el cuerpo en el que le tocó vivir y su honestidad resulta una afrenta para quienes están dispuestos a vivir una vida de embuste a cambio de ser aceptados.

La tecnología que produce un aparatito conocido como Alexa, ha contribuido al asesinato de Alexa el ser humano.  La culpa no es de la tecnología; la culpa es de quienes no estén  dispuestos a hacer el mejor uso posible de ésta, de manera que podamos vivir en el mejor de los tiempos.

26 de febrero de 2020





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