CONTENTOS/HAPPY
¿Alguna vez
les ha pasado que usan una palabra que resulta desafortunada por el momento que
se vive? Pues eso mismo le pasó a la gobernadora durante la entrevista que le
hizo el reconocido periodista de CBS David Begnaud. La entrevista de por sí resultó extraña
porque ella decidió que le hicieran traducción simultánea mediante audífonos a
las preguntas que David le formulara y que contestaría en español. David a su vez tenía una traductora a su lado,
que traducía ante la cámara una vez la gobernadora terminaba de dar su
respuesta a cada pregunta. Eso
prolongaba la entrevista y en ocasiones, la gobernadora añadía a lo que ya
había dicho, luego de que la traductora hablaba. La más de las veces, resultaba redundante.
Yo no sé
si todo esto era una estrategia, si nacía de la posibilidad de que la gobernadora
no se sintiera lo suficientemente segura de hablar en inglés o todas las
anteriores. A mí personalmente no me inquieta
que ella no hable inglés con fluidez – muy pocos puertorriqueños lo hacen y
después de todo, Ricky hablaba un inglés precioso y ya sabemos lo que
pasó. Lo que sí me inquieta es que la
gobernadora, al igual que el innombrable, parece estar recitando un
libreto. Ella dice que escucha al
pueblo, pero parece que al pueblo que escucha es al que los alzacolas le ponen
de frente para que ella escuche. Es
posible que sean los mismos alzacolas que tras el paso de María llevaron al
otro innombrable cuyo apellido empieza con T a Guaynabo City, donde no hubo los daños catastróficos que hubo en otros
pueblos y donde se dio el bochornoso y ya famoso espectáculo del papel toalla.
La
entrevista con David Begnaud me recordaba los argumentos que presenta un
abogado o fiscal –como lo fue la gobernadora, para tratar de convencer a un
juez de que su versión de los hechos y el derecho aplicable es la correcta. Y
en la entrevista dijo que ella escucha a la gente, que ha tomado las
determinaciones correctas y que su administración es distinta a otras. Unjú.
Ya casi al final dijo algo que me ha hecho pensar mucho. Dijo que visita el sur todas las semanas y
que la gente está contenta –happy- dijo
la intérprete. Como seguidora de la
filosofía de Unity sé que la
felicidad parte del interior; es decir, aun cuando podamos estar pasando por
situaciones difíciles, podemos tener una felicidad interior que nace del
agradecimiento por todo lo que tenemos, sin enfocarnos en aquello de lo que
carecemos. No me cabe la menor duda de
que muchos de los refugiados en el sur tienen una felicidad en su interior y un
sentido de agradecimiento porque están vivos, rodeados de sus seres queridos y
en muchos casos, recibiendo atención a sus necesidades más básicas.
Lo
triste, tristísimo, es que la mayor respuesta que recibieron los damnificados
no la recibieron del gobierno, sino de la ciudadanía que se desbordó para
ofrecer ayuda. La incompetencia del gobierno quedó retratada una vez más y se
sigue retratando. No se trata de
críticas partidistas -es preciso
escuchar a la alcaldesa de Ponce llorando de coraje, porque cuando pidió agua a
través de la agencia que dirigía Carlos Acevedo, no la suplieron a tiempo y
quien la auxilió fue la alcaldesa de San Juan. Ahora resulta que muchos de los
campamentos se inundan y no sigo contando porque no quiero arruinarles la
felicidad a quienes lean estas líneas.
El Diccionario de la Real Academia define
contento, entre otras acepciones, como alegre, satisfecho. Debe haber muchos
que se sientan satisfechos con las ayudas recibidas, sobre todo a través de organizaciones
no gubernamentales e individuos.
Sospecho, sin embargo, que la mayoría no está satisfecha con el manejo
de la respuesta a la emergencia por parte del gobierno, ni con las
explicaciones que se ofrecen. No, no
estamos content@s, ni happy tampoco.
26 de
enero de 2020