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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

miércoles, 22 de enero de 2020

CORAZÓN Y MENTE








EL CORAZÓN NO ESTÁ REÑIDO CON LA MENTE

Los últimos acontecimientos de estas semanas han sacudido al país literal y figurativamente.  Dos terremotos los días 6 y 7 de enero -justo despegando el nuevo año, nos tienen con los nervios de punta a todos.  Para los que viven en el sur, la pesadilla es inimaginable.  Si yo brinco con ruidos inesperados o algunos leves temblores, no puedo imaginar lo que se siente estar a la intemperie porque mi casa se desplomó o por el temor de que lo haga.

El pueblo se lanzó a ayudar a los residentes con agua, comida, casetas de campaña, pañales y de todo lo imaginable para atender las necesidades inmediatas.  Las instituciones caritativas establecieron cuentas para ayudas monetarias y el desbordamiento de amor fue palpable.  Una vez más, salió a flote nuestro corazón generoso.  Tristemente, también salió a flote una incompetencia crasa, tras revelarse que existían suministros para atender las necesidades  justo en un almacén nada más ni nada menos que en la Perla del Sur, Ponce.  Los intentos de explicación parecen otro sainete de los Tres Chiflados y me indigna que son más de tres. – la gobernadora, el secretario de estado, el ya despedido jefe de Manejo de Emergencias, hasta el general de la Guardia Nacional que parecía una persona competente y muchos más.

En medio de todo, se hacen despidos con justificaciones variadas, se ordenan investigaciones de forma intempestiva y se hacen designaciones en puestos que no eran factibles técnicamente, para luego decir que no era al puesto, sino a la función, en un juego de palabras.  Yo siento vergüenza ajena.  En medio de todo esto, tenemos un déjà vu colectivo.  Nos transportamos al verano del 2019 y el nivel de confianza en el gobierno, que ya era muy bajo, descendió aún más, si eso es posible. Y allá en Washington, Donald Trump contempla todo esto y se convence aún más de que somos una partida de incompetentes y chanchulleros que no merecemos las generosas dádivas del gobierno federal.  Poco le importa que el pueblo ha demostrado, una vez más, que no tolerará estos actos.

Ya comenzaron las protestas, enteramente legítimas y los reclamos para que Wanda renuncie, como renunció Ricky.  Aquí es donde tenemos que analizar cuál es el plan y no actuar con la misma impulsividad e improvisación que le reprochamos al gobierno.  Hay gente que reaccionó indignada a la celebración de las fiestas de la Calle San Sebastián alegando que eso reflejaba falta de solidaridad, olvidando que cientos de artesanos y pequeños negociantes necesitan su sustento – el mismo que puede servir para apoyar a los residentes del sur.  Olvidan además  que todo apunta a que los temblores van a seguir ocurriendo, por lo que tenemos que adaptarnos todos a esta nueva realidad.  Las reacciones salieron sólo del corazón, sin un proceso de análisis desapasionado.

De ese mismo corazón legítimamente dolido, indignado, traicionado y engañado, sale el nuevo reclamo de renuncia, esta vez a Wanda Vázquez.  Tenemos que enmarcar esto en el contexto de esta nueva realidad.  Si bien es cierto que ella ha demostrado incapacidad para manejar esta hecatombe sísmica/administrativa, no es menos cierto que provocar su renuncia no va a lograr solucionar los problemas que aparecen como los gremlins, en medio del manejo de esta crisis humanitaria que se complica por la incapacidad de atender el manejo de los fondos -recibidos y por recibir- para justamente atenderla.  Supongamos que en efecto, Wanda renuncia.  El secretario de estado es Elmer Román, que era precisamente el jefe del encargado del Manejo de Emergencias y aún no ha sido confirmado en el puesto.  ¿Les recuerda algo? De no ser confirmado, el orden dispuesto en nuestra Constitución dispone que quien pasaría a ocupar el puesto será el secretario de Justicia.  ¿Les recuerda algo?

Y mientras nos enfrascamos en esta lucha, Donald Trump se sienta con popcorn a mirar cómo nos despedazamos nosotros mismos.  Que conste, que yo personalmente creo que Wanda, al igual que Pierluisi, no era la persona indicada para asumir la gobernación que le cayó como paracaídas y sus actos recientes lo acaban de confirmar para quienes tuvieran dudas. Ahora bien, no es cuestión de sacar a esta gobernadora para poner a otra persona que lo haga igual o hasta peor y mientras tanto, las gestiones necesarias para asistir a los afectados por los terremotos se retrasan aún más.

No me cabe duda que es imperativo protestar y dejarle saber a la gobernadora que estamos vigilando cada paso que toma.  Si ella desiste de su aspiración como candidata, santo y bueno, pero renunciar del todo no resuelve el problema; por el contrario, lo complica aún más.  Con el mismo corazón inmenso que tenemos, sin soltarlo, debemos asumir la conducta del jugador de ajedrez, que mide todos sus actos, anticipando los del contrario.  En muchos casos, he sido acusada de ser indiferente, debido a que suelo mantenerme ecuánime en medio de las crisis.  No se confundan.  Como buena pisciana, tengo mi personalidad un tanto dividida –late en mí un corazón apasionado, sensible y amoroso y al mismo tiempo, poseo una mente analítica que mide sus pasos, anticipando los de los que me rodean.


22 de enero de 2020


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