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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

jueves, 23 de mayo de 2019

500 Pesos











500 PESOS
Hace unos días explotó otra de esas anécdotas que nos dejan molestos, indignados y finalmente llevan a formar un relajo con el asunto, por lo absurdo del mismo.  Se trata del pago de $500 por uno de esos dispositivos plásticos anaranjados que suelen colocarse para demarcar obras de construcción en las carreteras.  Tras el revuelo, la directora ejecutiva de la Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) y luego el gobernador procedieron a dar sus explicaciones.  En síntesis, la teoría es que se trataba de subastas por invitación a raíz de la emergencia de María y que el dinero pagado había que verlo dentro del contexto de todo el proyecto, que según la explicación, resultaba más económico que todos los otros.  Es decir, pese a lo caro que a cualquiera pueda parecerle un dron anaranjado plástico, si se mira todo el proyecto, resultaba más barato.  Algo así como mirar el total de la cuenta de un restaurante que cobra $10 por una botellita de agua, con un total de consumo de $40, versus uno que cobra $1 por la botellita, con un total de consumo de $100.

Debido a que trabajé en la ACT, vi varias explicaciones como estas cuando observé costos muy bajos en partidas que mi oficina debía revisar como parte de un programa para empresas en desventaja.  En muchas ocasiones, las explicaciones parecían lógicas –es decir, el contratista pone unos precios más altos para unas partidas y en otras, muy bajos.  Lo que la agencia observa, grosso modo, es el total.  Por los años de experiencia me consta que muchos contratistas tienen, como se dice “espuelas larguísimas”. La situación de la economía agrava el problema, porque licitar se convierte en la supervivencia del más fuerte.  Y vamos, nadie opera un negocio para perder; no hay nada incorrecto en hacer ganancias.  De hecho, en la medida que cualquier persona de negocios tenga ganancias legítimas, nuestra economía mejora.

El asunto de los $500 pesos por dron debe provocar un análisis profundo de cómo se contrata por parte del gobierno en proyectos de construcción.  Hay que escudriñar si algunas partidas están muy por debajo de su valor porque hay una expectativa de órdenes de cambio futuras,  lo cual ocurre frecuentemente y ocasiona que el proyecto termine costando hasta el doble.  Sí, puede ser que el contratista tenga las espuelas x large, pero del lado de la agencia, ¿quién vela por los intereses del pueblo?  Fui testigo, a través de los años, de situaciones que representaron pérdidas para la agencia y no pasaba absolutamente nada.  Eran épocas de vacas gordas, pero ahora que estamos en tiempo de vacas flacas, parece que la desidia se ha entronizado.

Me consta que supe de un caso donde el contratista siguió cobrando por un equipo que permanecía en el proyecto, a pesar de que estuvo detenido por semanas.  Como la agencia no le notificó al contratista que removiera el equipo, éste seguía cobrando.  En otro caso de proyecto detenido, la agencia retuvo empleados irregulares que no eran necesarios, pese a que no tenían absolutamente nada que hacer.  Los empleados irregulares de ACT para construcción no son iguales que los de agencias tradicionales.  Se reclutan precisamente para trabajar en un proyecto.  Si el proyecto se detiene por meses, ¿cómo se justifica pagarle a una persona por leer el periódico, salir a comprar meriendas y almuerzo y estar vegeleteando todo el día?  En otros casos, el contratista hacía sustituciones de subcontratistas sin autorización, a ciencia y paciencia de los administradores del proyecto, que se supone están allí para velar por el fiel cumplimiento de los términos del contrato, en defensa de los mejores intereses de la ACT. Y ni hablar de las bonificaciones mensuales, dietas y millaje o el pago de horas extras que se hacía en automático, sin que los supervisores verificaran la validez del reclamo.

Lo de los drones a $500 resulta ser un pellizco ‘e ñoco al lado de las barbaridades que deben estar ocurriendo en estos tiempos de ambición desmedida.  Lo que ocurre, ocurre porque no hay una verdadera conciencia en muchos servidores públicos de que se nos ha encomendado una misión sagrada: velar por los fondos que no son de un ente aparte; son, a fin de cuentas los fondos de todos nosotros.  No son $500, son millones que se pierden porque mientras hay alguien buscando hacer dinero fácil, hay alguien del otro lado que con su desidia se lo permite.  A todos en el gobierno debemos exigirles el fiel cumplimiento del deber.  En tiempos donde se obliga a tomar cursos de ética, ésta está más ausente que nunca.  Y esa ética debe partir de cada uno de nosotros, porque muchas veces se señala a otros, pero no se mira la gansería de querer obtener beneficios a los que no tenemos derecho.

Los drones a $500 son solo un síntoma de la enfermedad que nos corroe.

23 de mayo de 2019

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