LAS CAJITAS
Han sido
tiempos de cambia-cambia en el gobierno. Los cambios que no son resultado de aspectos
sobre los que no tenemos control, como el Huracán María por ejemplo, pueden ser
positivos cuando ocurren luego de un análisis ponderado. Todo apunta a que no ha habido tal cosa. Basta con recordar la mudanza del terminal de
lanchas de Fajardo a Ceiba, que se supone iba a representar grandes ahorros en
tiempo y eficiencia para los habitantes de Vieques y Culebra. Son frecuentes los reportajes del descalabro
-por no decir desmadre o algo feo que rima con cajón- al que están sometidos
los residentes de estas islas municipio.
Lo que podía ser una buena idea en teoría, terminó siendo un desastre al
momento de ejecución.
Interesante
esto de la ejecución, porque el gobernador dijo que este era el año de
ejecutar. El año pasado era el de la
planificación y este, el de ejecutar.
Pues están como alguien que conocí, que fabricaba columnas de proyecciones. Si una columna falla y no se hacen los
ajustes, las demás caen como filas de dominó.
Sostengo que poca gente cree que el gobierno tiene un plan debidamente
estructurado. Por lo tanto, si el plan
es defectuoso y no se corrige, así será su ejecución. Eso, en el caso de que de verdad exista un
plan coherente para el beneficio colectivo y no el de unos pocos, cosa que
muchos ponemos en duda.
El plan
Vital, plan de salud que se supone beneficia a las personas de bajos ingresos,
se implantó a una fecha y llovieron las quejas de beneficiarios y
proveedores. Los primeros porque les
negaban los servicios y los segundos porque ni siquiera habían firmado contrato
y el gobierno pretendía que rindieran los servicios para luego recibir el
reembolso. Unjú. Y no es que crea que resulta razonable
denegar un servicio de urgencia a alguien que lo necesite, sino que pongo muy
en duda que si el proveedor -que tiene sus gastos- brinda el servicio se lo van
a reembolsar prontamente. Si usted cree
eso vaya haciendo ahora su cartita a Santa Claus o los Reyes Magos. Para colmo, las aseguradoras hacen lo que les
da la gana y ni les pagan a los proveedores ni ofrecen buen servicio a los
“beneficiarios”, sean éstos privados o del Plan “Vital”.
En las
pasadas semanas se anunció que se consolidarían agencias bajo el DTOP, poniendo
estas bajo una sombrilla que ya existía, pero distinta, según la Oficina de
Gerencia y Presupuesto, aunque jurídicamente eso no era correcto. Ahora se dice
que la AMA, ATM, la Comisión para la Seguridad en el Tránsito y ATI estarán en
una sombrilla. Siempre le tuve ‘cosa” a esto de las llamadas
sombrillas y después de lo del Departamento de Seguridad más todavía. El asunto es muy complejo y no creo que se
resuelva con poner estos organismos bajo el DTOP, que es como el crimen –es
decir que no paga. Se habla de
consolidar oficinas de finanzas, legal, recursos humanos, etc. y que eso
redunda en economías. En teoría debería
ser así, pero en la práctica no se resuelve gran cosa, porque los empleados de
cada una de esas agencias o dependencias ya están sobrecargados. Juntarlos con otros igualmente sobrecargados
no resuelve el problema. ¿O es que el
problema del Negociado de Ciencias Forenses se resolvió con enchufarlo al
Departamento de Seguridad Pública dirigida por el intocable?
Y en la
última semana se ha formado la de San Quintín con el lío de la renuncia de la
Secretaria de Hacienda. En su carta alude a la necesidad de actuar con
compasión, buscando los mejores intereses del país. Y como dice una frase muy ilustrativa en
inglés, the s..t has reached the fan. Tal
parece que alguien activó aquél comité de odio al que se aludía creo que bajo
la administración de Rosselló padre. Y empezaron los dimes y diretes y se le
negó acceso a las claves al subsecretario de Hacienda. Salen a relucir contratos de cuestionable
necesidad. No tengo los elementos para
evaluar cada contrato y si la participación del hijo del ahora sí-ahora no del
Secretario de Hacienda está justificada, pero no se ve bien. La Oficina de Ética enfatiza la importancia de
que no exista ni la mera apariencia de conducta impropia, pero hay varios
ángulos que lucen, por lo menos, impropios.
Hay aspectos muy técnicos de la ley que pueden permitir ciertos actos,
pero no puede perderse de vista que todo servidor público está sujeto a
escrutinio como nunca antes.
Ese
escrutinio extremo surge de una gran desconfianza, porque el pueblo se siente
que todo el que está en gobierno va allí a obtener beneficio personal. Como ex servidora pública por 30 años, sin
derecho al monto de una pensión que se
suponía recibiera y no recibo, me duele mucho esa percepción, pero la
entiendo. Gracias a unos estrategas
políticos de un partido y de otro, el pueblo cree que los servidores públicos
solo velan por su beneficio personal. Y
si no se tiene claro cuál es el objetivo, se favorecerá que cada vez más,
lleguen oportunistas al gobierno.
Raúl
Maldonado era un funcionario que tenía el respeto de gran parte del país y me
incluyo. Con el juego de sillas de estos
últimos días, siento que tiene que demostrar que merece ese respeto porque su
imagen está más empañada que un cristal delantero de auto en pleno aguacero de
día de verano sin aire acondicionado.
Empezaron a salir –como cucarachas sorprendidas por una luz encendida-
detalles de contratos y facultades que hoy se ponen y mañana se quitan. Que si es secretario; que si es CFO; que si
imparte órdenes en Hacienda por encima de la secretaria que recién
renuncia. Y ahora el gobernador lo
vuelve a poner en Hacienda, con todo y
poderes de CFO y además, como director de la Oficina de Gerencia y
Presupuesto. El autoriza los fondos, los
distribuye y tiene la obligación de rendir cuentas ante la Junta. Un Cuca Gómez cualquiera.
El
peligro de estas acciones es que se está mirando la persona, que evidentemente
goza de la total confianza del gobernador y no el puesto. El gran error de los que llegan a administrar
agencias es que suelen ser profesionales en su campo –abogados, ingenieros,
CPA, doctores, doctores en educación, pero no saben administrar. Y vamos, no se espera que la persona sepa de
todo, pero entonces tiene que rodearse de aquéllos que sepan del tema o al
menos, tengan claro que su obligación es hacia el pueblo, no hacia el partido o
el amiguito o el donante. Si se tiene
claro esto, lo demás cae en su sitio.
Se
necesita que el gobernador se siente y analice bien las cajitas de los
organigramas en el gobierno. Creo que
muy pocos lo hacen. Soy testigo de que
en la agencia para la cual trabajé las cajitas decían una cosa y la realidad
era otra. Y las cajitas nos tienen como
el anuncio, sintiéndonos no sólo encajonados, sino más que todo, como lo que se
insinúa con el juego de palabras. Siéntese con las cajitas y póngalas en orden
con el bienestar del pueblo en mente, gobernador, que se le cae el quiosco.
31 de
enero de 2019
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