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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

martes, 13 de marzo de 2018

DÉJÀ VU





DÉJÀ VU

En estos días se ha revolcado el asunto de un contrato del Departamento de Educación sobre el resurgimiento de un programa -plataforma, currículo o como le quieran llamar- para insertar valores en las escuelas.  De inmediato me transporté a hace poco más de siete años, cuando se implantó el programa, plataforma o como le quieran llamar, en las agencias.  Tengo grabada en la mente la pantallita digital que aparecía en el elevador de la agencia para la cual trabajaba, en la que se reproducían los valores: justicia, respeto, civismo, responsabilidad, confiabilidad, bondad.  Ciertamente, valores apreciables- los que aprendí de mis padres mucho antes de que existiese una ley de ética gubernamental, que fue la agencia líder en el proceso de divulgarlos.

Recuerdo con nitidez el coraje intenso que me causaba leer la dichosa pantallita, particularmente el valor del respeto, cuando yo sentía que a mi se me faltaba el respeto todos los días, desde el secretario que nunca me concedió una reunión pese a que yo ocupaba un puesto de carrera que por su naturaleza le respondía a él, pasando por el que me supervisaba funcionalmente, quien hablaba con prepotencia y muchos otros que me ignoraban de forma patente. El colmo fue cuando se me citó a una reunión para discutir una “plataforma” que sería implantada, bajo un contrato otorgado a una firma representada por un extranjero, que diseñaría un programa por computadora para educar sobre el hostigamiento sexual.  Me sentí como si me hubiesen abofeteado, porque yo tenía un programa de adiestramientos presenciales que me ocupé de llevar a todas las oficinas, incluyendo a las regionales, para educar sobre el tema.  Fui, durante mis 16 años de ocupar el puesto a Caguas, Humacao, Ponce, Aguadilla, Mayagüez, Fajardo, Manatí; a oficinas descentralizadas en el área Metro.  Es decir, me ocupé de llevar el mensaje y recopilar los records de asistencia de los participantes de los talleres, los cuales fueron diseñados por mi. 

Para estos talleres solía dividir los grupos, de forma tal que los participantes se sintieran cómodos y en libertad de hacer preguntas.  Llevé el mensaje a trabajadores que para mi sorpresa, no sabían leer; a conserjes; a personal administrativo, a supervisores, profesionales, en fin, a todos los niveles de la agencia, incluyendo a secretarios que se dejaban orientar, no como el que me tocó para la época original de este programa de valores que ahora resucita.

En la reunión para discutir la implantación de la dichosa “plataforma”, estaba presente el que se designó por la agencia como Project manager, un individuo que sabía de cómo implantar talleres de hostigamiento sexual lo que yo sé de física nuclear.  Se me notificó que yo sería el enlace con el representante de la firma.  Demás está decir el nivel de indignación que sentía.  Para añadir sal a la herida, obtuve copia del contrato, que en los primeros párrafos, aludía a que la agencia carecía de una “plataforma” – y dale con la palabrita- de adiestramiento sobre hostigamiento sexual, lo cual llevó mi indignación al más alto nivel.

El programa nunca se implantó, porque los encargados del mismo (que no era yo) nunca los pusieron en vigor.  A modo de ejemplo destaco que el día de la presentación de la %*&@! plataforma, en presencia del representante de la compañía a cargo de su diseño –que requirió del conocimiento de yours truly para poder hacerlo- y del empleado que se reunía conmigo para obtener la información, el flamante Project manager se quedó dormido.  No me dio ni vergüenza, porque nada de ese embeleco me pertenecía.

Y como un inmenso dèjá vu, el contrato de los valores me trae a la memoria aquél momento en que se desparramó por el país la campaña de unos valores con los que todos podemos estar de acuerdo y que otros -hoy como ayer- se encargan de pisotear.

Escrito con indignación hoy 13 de marzo de 2018

Nota: Incluyo el ensayo del 2010 sobre los valores

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LOS VALORES EN EL PAÍS DE LOS BIZARROS


Cuando era niña me encantaba leer comics de Superman, en particular sobre sus orígenes, del planeta de donde provino (de cuyo nombre no me acuerdo) y de la familia que lo adoptó.  También me gustaba mucho todo lo relacionado a su relación con Lois Lane, de la cual podía intuirse que había un interés de parte de Clark/Superman.  Sin embargo, como muchos hombres de este planeta, ni Clark Kent ni su alter ego, Superman, definían claramente qué era lo que querían.  Así, dejaban eternamente a la pobre Lois, como nos dejan muchos hoy en día, tratando de adivinar qué rayos es lo que quieren.  Ah, porque hay que adivinar, ya que si preguntas, sienten que los estás “presionando”.  Prefiero quedarme en la fantasía y no imaginar que como muchos hombres de este planeta, tanto  Clark como Superman no supiesen lo que querían. 

Aparte de los comics regulares, había unas ediciones especiales que tenían unas historias adicionales en la parte de atrás, del país de los bizarros.  Los personajes del país de los bizarros eran como de piedra y en su mundo, las cosas eran al revés del nuestro.  Lo que nosotros considerábamos hermoso era feo para ellos y viceversa.  Cuando alguien cumplía años, debía regalar a sus invitados.  En fin, que todo era al revés.

Hace un tiempo este gobierno inició una campaña de valores.  Los divulga en el periódico, en carteles gigantescos en las autopistas, en su portal cibernético, en fin, una divulgación general sobre una “cultura de valores”.  Evidentemente, nadie puede estar en contra de la difusión de los seis valores que se pretende estimular: bondad, respeto, civismo, justicia, responsabilidad y confiabilidad.  Muy bonito.  Ideal.  Fantástico.  Pero algo no cuadra.  Esos valores que se pretende promulgar no guardan relación con la conducta de este gobierno.

Me di a la tarea de entrar a la página oficial del gobierno y buscar el enlace de los valores.  En la introducción dice que “Los valores son importantes para crear una mejor vida para todos los puertorriqueños. Con ellos vamos a tener el Puerto Rico que todos queremos y nos merecemos. Vamos a ponerlos en práctica. Porque hoy es un buen día para cambiar el mundo.”  Me parece muy bien.  Si alguien cree que podemos cambiar el mundo, esa soy yo, producto de la época del “peace and love”, de los Beatles con su transformadora Imagine y de las canciones de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, las cuales canto desenfrenada y desafinadamente cuando me indigno, que últimamente es bastante a menudo.  Porque la cosa está como para indignarse.

Yo sí creo en lo que dice la introducción sobre los valores que aparece en el portal oficial de este gobierno.  Los que no creen en eso, son ellos.  Basta analizar los valores y los comentarios que aparecen en la página.  Tomemos el valor justicia.  Dice el portal sobre éste: “Sigue las reglas del juego. Toma turnos y comparte. Mantén una mente abierta. Escucha a los demás. No tomes ventaja de los demás. No culpes a otro por tu descuido.”  Pues las reglas del juego las cambian a cada rato.  Ya están tramando cambiar la ley de la Universidad.  Lo de mantener la mente abierta y escuchar a los demás parece que José Ramón de la Torre no lo ha leído, Fortuño tampoco, al igual que no ha leído lo de no culpar a otros.

Respeto.  Este me encanta. Dice el portal: “Trata a los demás con respeto. Sé tolerante con las diferencias. Practica buenas costumbres. No uses lenguaje ofensivo. Sé considerado con los sentimientos de los demás. No amenaces, golpees o lastimes a nadie. Aprende las ventajas de la tranquilidad.”  Si no fuera patético, sería gracioso.  Yo no sé cómo todo el gabinete, el Gobernador y sus ayudantes, incluyendo al rasputinesco Rodríguez Ema y la legislatura, con su neo nazi Rivera Schatz a la cabeza del Senado, pueden ser tan cínicos de pretender difundir esta cultura de valores en la que evidentemente no creen.  Parece ser que se confundieron en lo de civismo, porque evidentemente lo que sí abunda es el cinismo.

Para civismo, se incluye lo siguiente:” Haz tu parte en la escuela y comunidad. Coopera en los asuntos de la comunidad. Mantente informado. Sé un buen vecino. Cumple con las leyes y normas. Respeta la autoridad. Protege el medio ambiente.”  Que digan los vecinos de Ceiba y los que viven cerca del proyectado gasoducto o “via verde” como le prefieren llamar, si se cumple con esto.
Bajo responsabilidad se indica: “Haz lo que se supone que debes hacer. Persevera. Síguelo intentando. Siempre haz lo mejor. Mantente controlado. Sé autodisciplinado. Piensa antes de actuar. Considera las consecuencias de un acto.”  Uy, me encanta el control que exhibió aquél policía pateando un estudiante y la forma en que Rodríguez Ema se mantuvo controlado al expresar que sacaría a patadas a los estudiantes.

Confiabilidad – valor indispensable para un gobierno, ya que los ciudadanos deben confiar en aquéllos que están a cargo de regir sus destinos.  El portal incluye bajo este valor lo siguiente: “Sé honesto. Haz lo que has dicho. Ten la valentía de hacer lo correcto. Construye una buena reputación. Sé leal a tu familia, amigos y comunidad.”  Creo que Fortuño ha sido leal a su familia y sus amigos.  Punto.

Bondad.  Aquí fue donde yo quedé mala.  Dice el portal bajo este valor: “Sé amable. Sé compasivo. Demuestra que te preocupas. Expresa gratitud. Perdona a otros. Ayuda a las personas en necesidad.”.  La compasión se fue de vacaciones en este gobierno.  Demostrar que se preocupan no forma parte del manual de instrucciones que se les entregó a los funcionarios de este gobierno o a todos se les borró ese capítulo.  Y como la realidad es más increíble que la ficción, prueba de que la bondad está ausente es  que cuando trato de imprimir lo que aparece bajo bondad, no sale nada.  Bajo los otros valores, sale el texto, aunque no el título del valor.  En el caso de la bondad, no sale nada.  Mi papá solía decir que los republicanos son tan malos que se comen por los rabos.  Yo todavía creo en la redención, pero me lo están haciendo bieeeeeeeeen difícil.

Llegué a la conclusión de que este gobierno pertenece al país de los bizarros.  A nosotros nos aplican los valores que he descrito tal y como aparecen en el portal oficial.  A ellos no.  A ellos les aplican la imposición, el cinismo, el abuso de poder, la intolerancia, la intriga y la arrogancia.  Lamentablemente, las descripciones las vivimos todos los días.

19 de diciembre de 2010





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