ENFOCAR
Últimamente
he dedicado bastante tiempo a pensar sobre mi vista. Desde hace como dos años comencé
a tener problemas adicionales que ocasionan que no vea con la nitidez que mis
espejuelos me habían permitido. No es nada trascendental – le ocurre a mucha
gente por diversas razones –genética, edad, hábitos y los imponderables; o sea,
que el médico no sabe a qué se debe. Y
hay quienes se impacientan con esto último,
porque piensan que el médico siempre debe tener una respuesta. Pues no.
Contrario a lo que muchos galenos se piensan de si mismos y otros tantos
le refuerzan, el médico no lo sabe todo ni es Dios. No voy a entrar en detalles de la condición,
porque no es importante para lo que quiero expresar, aparte de que resultaría
aburridísimo.
La semana
pasada me puse a contemplar unas gotitas de agua suspendidas de unos racimos de
coquitos que brotan de una palma ornamental en el patio de la vecina. A mi vista,
las gotas se me asemejaban a las lucecitas pequeñas de las guirnaldas de Navidad. A veces también veo las gotitas en el alero y
parecen un adorno natural que destella luz.
Intenté capturar la imagen con la cámara de mi celular, pero no logré el
efecto deseado, por lo que acudí a mi cámara regular, que no es una
profesional, pero es buen equipo para alguien que le gusta fotografiar como
diversión. Había llegado de mi viaje a
Cuba y tomé como 300 fotos, muchas de ellas de objetos o lugares que pasan
desapercibidos para mucha gente. Hay
flores, carros de frutas, gatos, parte de un reluciente bonete rojo de un carro
antiguo, un carrito anaranjado chiquitito, que parece de juguete, una bandera
cubana flotando ante un cielo azul limpísimo, en fin decenas de imágenes que me
impactaron.
Hubo
muchas otras imágenes que el lente de mi cámara y mi poco conocimiento de
fotografía no pudo capturar, al igual que una imagen espectacular de un templo
en el cabo Sunion de Grecia. Aquélla
imagen era tan espectacular que no había forma, al menos para mí, de capturar
lo que mis ojos estaban viendo. La
imagen no está en una foto, ni en guías de viaje, ni en postales, pero está
grabada en mi memoria, de donde espero no se borre nunca.
Al
regreso de mis viajes comparto las fotos con amistades y hay mucha gente que me
comenta -¿y cómo tu viste eso? Yo estuve allí y no lo vi. Pienso que tiene que ver con el enfoque, pero
no el enfoque de la cámara, sino en nuestro propio enfoque. ¿En dónde estamos poniendo nuestra
atención? Por las razones que sean, yo
tiendo a ver detalles que pasan desapercibidos a muchos. Es como decir que veo el bosque, pero me
enfoco en el árbol, en la rama, en la hoja.
Tal vez por eso me impactan las historias individuales en las grandes
tragedias. Sin lugar a dudas, es
importante mirar tanto el bosque como el árbol y el mundo necesita tanto de
aquéllos que se enfocan en el bosque como de los que nos enfocamos en el árbol.
Me
resulta interesante además, como muchas personas se enfocan de tal modo en
aspectos negativos o totalmente irrelevantes, que les impide disfrutar de toda
la belleza y bondad que existe en el mundo.
Mientras yo miraba extasiada el entorno del templo de Poseidón en Cabo
Sunion, escuché a un grupo de mujeres debatiendo a dónde iban a cenar esa
noche. ¿En serio? Estábamos ante una vista espectacular, que
tal vez no tendremos el privilegio de volver a ver y estas mujeres apartaban la
vista para mirarse unas a otras y usar ese precioso tiempo para debatir dónde
ir a cenar.
Ningún viaje
es perfecto y siempre habrá inconvenientes y algunas cosas desagradables, pero
me sorprende como muchas personas ponen énfasis en malos olores, basura, malos
tratos, mal tiempo, incomodidades, malestares, padecimientos, mientras yo a veces
ni siquiera he notado eso, o he estado tan fascinada con lo hermoso, con la
bendición que es poder viajar, que le resto importancia a los
inconvenientes. Y eso aplica también al
viaje de la vida. No vivo en Lalalandia,
pero cuento mis bendiciones y hago lo posible por mejorar las situaciones
personales y las de los que me rodean.
No logré exactamente la foto que quería con las gotitas de luz, pero al
menos lo intenté y siempre tendré la imagen grabada en mi mente.
20 de
julio de 2017
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