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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

jueves, 20 de julio de 2017

Enfocar









ENFOCAR

Últimamente he dedicado bastante tiempo a pensar sobre mi vista. Desde hace como dos años comencé a tener problemas adicionales que ocasionan que no vea con la nitidez que mis espejuelos me habían permitido. No es nada trascendental – le ocurre a mucha gente por diversas razones –genética, edad, hábitos y los imponderables; o sea, que el médico no sabe a qué se debe.  Y hay quienes  se impacientan con esto último, porque piensan que el médico siempre debe tener una respuesta.  Pues no.  Contrario a lo que muchos galenos se piensan de si mismos y otros tantos le refuerzan, el médico no lo sabe todo ni es Dios.  No voy a entrar en detalles de la condición, porque no es importante para lo que quiero expresar, aparte de que resultaría aburridísimo.

La semana pasada me puse a contemplar unas gotitas de agua suspendidas de unos racimos de coquitos que brotan de una palma ornamental en el patio de la vecina. A mi vista, las gotas se me asemejaban a las lucecitas pequeñas de las guirnaldas de Navidad.  A veces también veo las gotitas en el alero y parecen un adorno natural que destella luz.  Intenté capturar la imagen con la cámara de mi celular, pero no logré el efecto deseado, por lo que acudí a mi cámara regular, que no es una profesional, pero es buen equipo para alguien que le gusta fotografiar como diversión.  Había llegado de mi viaje a Cuba y tomé como 300 fotos, muchas de ellas de objetos o lugares que pasan desapercibidos para mucha gente.  Hay flores, carros de frutas, gatos, parte de un reluciente bonete rojo de un carro antiguo, un carrito anaranjado chiquitito, que parece de juguete, una bandera cubana flotando ante un cielo azul limpísimo, en fin decenas de imágenes que me impactaron.

Hubo muchas otras imágenes que el lente de mi cámara y mi poco conocimiento de fotografía no pudo capturar, al igual que una imagen espectacular de un templo en el cabo Sunion de Grecia.  Aquélla imagen era tan espectacular que no había forma, al menos para mí, de capturar lo que mis ojos estaban viendo.  La imagen no está en una foto, ni en guías de viaje, ni en postales, pero está grabada en mi memoria, de donde espero no se borre nunca.

Al regreso de mis viajes comparto las fotos con amistades y hay mucha gente que me comenta -¿y cómo tu viste eso? Yo estuve allí y no lo vi.  Pienso que tiene que ver con el enfoque, pero no el enfoque de la cámara, sino en nuestro propio enfoque.  ¿En dónde estamos poniendo nuestra atención?  Por las razones que sean, yo tiendo a ver detalles que pasan desapercibidos a muchos.  Es como decir que veo el bosque, pero me enfoco en el árbol, en la rama, en la hoja.  Tal vez por eso me impactan las historias individuales en las grandes tragedias.  Sin lugar a dudas, es importante mirar tanto el bosque como el árbol y el mundo necesita tanto de aquéllos que se enfocan en el bosque como de los que nos enfocamos en el árbol.

Me resulta interesante además, como muchas personas se enfocan de tal modo en aspectos negativos o totalmente irrelevantes, que les impide disfrutar de toda la belleza y bondad que existe en el mundo.  Mientras yo miraba extasiada el entorno del templo de Poseidón en Cabo Sunion, escuché a un grupo de mujeres debatiendo a dónde iban a cenar esa noche.  ¿En serio?  Estábamos ante una vista espectacular, que tal vez no tendremos el privilegio de volver a ver y estas mujeres apartaban la vista para mirarse unas a otras y usar ese precioso tiempo para debatir dónde ir a cenar. 

Ningún viaje es perfecto y siempre habrá inconvenientes y algunas cosas desagradables, pero me sorprende como muchas personas ponen énfasis en malos olores, basura, malos tratos, mal tiempo, incomodidades, malestares, padecimientos, mientras yo a veces ni siquiera he notado eso, o he estado tan fascinada con lo hermoso, con la bendición que es poder viajar, que le resto importancia a los inconvenientes.  Y eso aplica también al viaje de la vida.  No vivo en Lalalandia, pero cuento mis bendiciones y hago lo posible por mejorar las situaciones personales y las de los que me rodean.  No logré exactamente la foto que quería con las gotitas de luz, pero al menos lo intenté y siempre tendré la imagen grabada en mi mente.


20 de julio de 2017

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