Hoy se ha
designado como el día para dar gracias.
Son muchos los que se resisten a que haya que tener un día para dar
gracias, cuando es algo -como el amor- que debe expresarse todos los días. Sin
lugar a dudas, no debe ser una expresión reservada para un día, Lo cierto es que para much@s, dar gracias no
viene fácil. En Ucrania, por ejemplo, la
gente vive aterrada por los bombardeos; much@s han perdido sus casas y quienes
aún la tienen se enfrentan a un crudo invierno complicado por los apagones
mandatorios para economizar combustible, que les deja por horas y tal vez días
sin calefacción. En Haití, la miseria
que parece haberse instalado permanentemente ahora se complica por un estado
que se ha tornado ingobernable y en cuyas calles regentean pandillas que
aterrorizan a la población, que se ve obligada a montarse en frágiles embarcaciones
que apenas pueden flotar. Así han muerto
much@s.
A través
del mundo much@s se enfrentan a inundaciones, terremotos, conflictos
bélicos. A nivel individual, otr@s se
enfrentan a crímenes de odio, discrimen, violencia familiar, pobreza extrema o
enfermedades terminales. La lista de desgracias parece no tener fin. Acá, más cerquita, lidiamos con la monumental
ineficiencia gubernamental, el despilfarro de fondos, el descaro de LUMA, las
secuelas de María, Fiona, los terremotos, la pandemia, el avance de los puntos
de droga, la violencia en general y hacia la mujer en particular, la pobreza en
muchas comunidades, la desesperanza, la falta de fe en las instituciones, la
corrupción que cada día nos sorprende, pero no, no nos sorprende y eso es lo
más triste. Y surge la pregunta: ¿gracias por qué?
En medio
de todo esto, está un día como hoy. En
Puerto Rico, por la relación colonial con los Estados Unidos en muchos hogares se
celebra esta tradición que no es nuestra, pero que much@s la hemos adoptado. Hay quienes celebran con jamón, con pernil,
con una transformación del pavo en lo que hemos denominado pavochón –es decir,
pavo con sabor a lechón. Much@s se
preguntan por qué celebrar algo que no es parte de nuestra tradición. Pues por lo mismo que celebramos el día de
las madres, de los padres y tantos otros –porque escogimos adoptar la
celebración, transformarla y hacerla nuestra.
Al fin y al cabo, hemos adoptado otros ritmos musicales –de Cuba, de la
República Dominicana, de América Latina, de Estados Unidos y los hemos hecho
nuestros, añadiendo nuestro sazón. Basta
revisar el repertorio de Chucho Avellanet, Olga Tañon, Gilberto Santa Rosa,
Haciendo Punto en Otro Son y aunque no me guste –Bad Bunny- para constatar esta
realidad.
Yo voy a
celebrar el día con una pechuga de pavo que sólo comeré yo, porque el otro
comensal detesta el pavo y además siente el deber de rebelarse ante lo que
considera una traición a nuestra identidad.
Lo que sobre lo usaré luego para hacer unas empanadillas que me quedan
exquisitas. Acompañaré la pechuga con arroz con vegetales y un relleno a base
de pan de maíz, salchicha italiana, vegetales y sazones variados, que es una
receta nueva de Chef Grego, un chef puertorriqueño que vive en la Florida con
su esposa e hijas y tiene una página en Facebook
llamada Sabor with Love. Este hombre ejemplifica lo que es nuestra
esencia –utiliza sus conocimientos y técnicas culinarias, añadiendo el toque
Boricua. De postre, flancocho de
calabaza –receta de Chef Grego también- que espero me haya quedado bien luego
del revolú que quedó en mi cocina ayer después que lo preparé.
Celebro
con pavo, acompañado de relleno transformado, porque –en primer lugar- yo
celebro como me dé la gana. En segundo
lugar, porque después de todo, he integrado en mis platos influencias de muchas
culturas – americana, china, española, italiana, filipina, francesa, mexicana y
eso no me hace menos puertorriqueña. Y por si acaso, soy fanática de la yuca,
el panapén, el arroz con gandules, las morcillas, lechón –cuerito incluido y
tantas otras exquisiteces de nuestra cocina puertorriqueña, que dicho sea de
paso, tiene gran influencia del colonizador anterior –España.
Y a la
pregunta de por qué darían gracias en los países en guerra o en extrema pobreza,
diría que en algún momento darán gracias porque llevan varios días sin
bombardeos, o porque los vecinos los socorrieron, o porque tuvieron una comida
caliente, o porque vieron un amanecer espectacular, o porque se mantienen
unidos como familia. Nunca olvido la
alegría simple de familias pobres en Haití, vistiendo sus mejores galas camino
a misa para presentar como ofrenda racimos de guineos ante el altar y la
ternura de un padre haciéndole sus moñitos atados con cintas blancas a su pequeña
hija. Otr@s darán gracias en algún
momento porque sus heridas están sanando, o porque tienen un amigo o amiga a quien
contarle sus penas.
En Puerto
Rico, con todo lo que hemos sufrido en estos últimos años, damos gracias por un
clima en general benévolo, por los atardeceres espectaculares del oeste, por la
belleza de nuestras playas, por el talento de nuestros artistas, por la
solidaridad de nuestra gente, por la creatividad que se manifiesta en tantos
aspectos de nuestras vidas, por la música que nos acompaña, por la bendición de
un plato de comida que se brinda con amor, acompañado de una rajita de
aguacate, por la capacidad de sobreponernos a las desgracias y sacarle punta a
las situaciones más adversas.
¿Y yo,
por qué doy gracias? Doy gracias todos los
días y lo anoto en una libreta de agradecimientos que ayer mostraba el
pensamiento que incluyo al final de este escrito. Algun@s conocid@s les apena
que estoy “solita”, pero yo estoy acostumbrada a esa soledad, aunque no niego
que me gustaría tener un compañero. Como
digo, yo misma me canto y me lloro. Doy
gracias porque me gozo en preparar alimentos, para mí solita o para
compartir. Doy gracias infinitas a Dios,
como dice la canción, “por haber nacido en esta tierra tan hermosa, en esta
tierra donde mis ojos vieron la luz por vez primera”. Doy gracias por los padres que tuve, por la
familia que aún tengo y la que físicamente perdí. Doy gracias por l@s amig@s que son fuente de
tantas alegrías y apoyo en las tristezas.
Doy gracias por los dones que Dios me ha dado para compartir mis ideas y
mis platos. Doy gracias por mis cinco sentidos.
Doy gracias por el privilegio de vivir en esta Patria que tanto me ha
dado y por la capacidad de quererla en sus penas y en sus alegrías.
24 de
noviembre de 2022
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