¿QUO VADIS, PUERTO RICO?
Hace
tiempo que quería escribir sobre esta sensación de que como país damos vueltas;
damos pasos hacia adelante, luego hacia atrás y terminamos cansados, hastiados, indiferentes,
desilusionados, hartos o todas las anteriores, sin haber llegado a algún lado. Los últimos años han puesto de manifiesto la
situación colonial del país de manera inequívoca. Primero, la imposición de una junta que toma
decisiones por encima de los oficiales democráticamente electos y luego, de una
manera clara e inequívoca, en la decisión del Tribunal Supremo de Estados
Unidos en el caso Sánchez Valle. Su
lectura duele, pero es una realidad.
Puedo entender que much@s ciudadan@s sigan aferrados a lo que una vez
pensamos que era, pero que tristemente, descubrimos ya no es o peor aún, que
nunca fue. Se me hace un poco más
difícil, en el caso de aquéllos que son abogad@s, legislador@s o ambos, que sigan
aferrad@s a un pasado que con momentos luminosos, perdió pertinencia.
Imagino
que esta resistencia a aceptar nuestra realidad colonial es algo así como la
resistencia que much@s hemos tenido a enfrentar la realidad de que el
matrimonio que pensamos era para toda la vida resulta que en un momento dado
llega a su fin. Nos preguntamos si
alguna vez hubo verdadero amor, como much@s se preguntan si la creación del
Estado Libre Asociado fue un engaño. De
hecho, los independentistas siempre plantearon que el ELA era una farsa. Pero claro, ahora es fácil llegar a la
conclusión de que el ELA era un espejismo y afirmar que Muñoz lo sabía.
Muchas
veces me pregunté si mi ex en realidad me quiso, o si yo no vi las señales que
estaban ahí desde aun antes de casarnos. Sin lugar a dudas, había unas
características que apuntaban a que él y yo veíamos la vida de forma muy
distinta, pero no quiere decir que no me amara –solo quiere decir que no me amó
como yo quería que me amara y tardé unos ocho años en darme cuenta. Porque me di cuenta –hay gente que se
mantiene en una relación que no satisface a ninguno de los dos, esperando una
transformación milagrosa, por no dar su brazo a torcer, por los hijos, por el
qué dirán, por no “darle el gusto al otro o la otra” o estar en total negación.
Algo así ocurre con el ELA.
Para algun@s,
el ELA era un espejismo o peor aún, un vil engaño; para otr@s, algo susceptible
de mejorarse y para otr@s como yo, algo que cumplió su misión en un momento
crucial de nuestra historia y como el matrimonio que ya no funciona, es momento
de dejar ir. Y ahí estamos, dando pasos para atrás y para adelante, en un
momento crítico en el que los líderes tienen mucho de voluntariosos y poco de
fuente de inspiración. Resulta patético
ver que el partido que fundó Luis Muñoz Marín se autodestruye, mientras que los
que ostentan posiciones de poder se enfrascan en discusiones sin sustancia. Y
los que ahora gobiernan están en otro nivel de negación, por lo que el país
está sumido en este pantano del que parece no haber salida.
Por un
lado, hay pugnas por asuntos del manejo de las crisis rutinarias, complicado
por la operación de un sistema de energía en manos de LUMA –una compañía que
llegó con la promesa de mejorar el sistema deficiente que había estado en manos
de la Autoridad de Energía Eléctrica.
Más de dos años y varios miles de millones después, no vemos la luz al
final del túnel. Es más, el servicio se
interrumpe con inusitada frecuencia y por razones que van desde vientos, falta
de poda, equipos faltos de mantenimiento y hasta aves. Los únicos que defienden el sistema son el
gobernador, su círculo más cercano y por supuesto, la gerencia de LUMA. El problema
de la politización en las agencias públicas parece no tener fin y se pone de
manifiesto con las actuaciones del sub secretario de Educación, que tras actos
dudosos de favorecer gente de su partido, pasa ahora a ser sub secretario del
Departamento de Transportación y Obras Públicas, como si fuese lo mismo trabajar
con programas educativos que con la infraestructura del país, que depende de
conocimientos en ingeniería.
Las
carreteras están hechas un desastre, los rótulos son inexistentes, hay escasez
de vivienda asequible, los costos de medicinas, de comida, de gasolina, de
materiales de construcción y muchos más son astronómicos. Mientras tanto, la legislatura parece más
interesada en ganar pequeñas batallas técnicas y tácticas, que en buscar un
consenso que nos lleve a mejorar la calidad de vida de tod@s. Los que favorecen
el ELA ni siquiera han producido un documento que valide su permanencia. Los que favorecen la Libre Asociación no
acaban de crear un nuevo partido que le de coherencia y forma a algo que podría
ser una alternativa a la estadidad o la independencia. De hecho, los propulsores de la estadidad no
parecen haber adelantado nada con los seis cabilderos pagos con fondos públicos
que pululan como almas en pena por la capital federal y los que favorecen la
independencia están algo perdidos luego del triste suceso de cómo mal manejaron
una queja dentro de su propio partido.
Mientras
tanto, el país se mueve entre los actos escapistas de chinchorreo, de chismes
de farándula o de asistencia a conciertos de sus artistas, incluyendo al fenómeno
de Bad Bunny, que much@s no quieren analizar, por aquello de no verse passé. Es algo que merece examinar
porque indudablemente, toda una generación está viendo algo que les hace
sentido, sin importar el contenido violento y ofensivo hacia las mujeres de
muchas de sus letras. Es innegable que
este chico arrastra multitudes, así que más vale que sepamos por qué. La insatisfacción con lo establecido es
evidente y no me cabe duda que explotó tras el paso del huracán María.
María
sacó lo peor y lo mejor de nosotros. Acrecentó el oportunismo, la incompetencia
y las influencias indebidas, pero también despertó aún más el deseo de
ayudarnos unos a otros. Despertó la
indignación que un nefasto chat nos
llevó a sacar a un gobernante inmaduro, oportunista e incompetente. Esa gesta
es evidencia fehaciente de lo que somos capaces de lograr cuando tenemos un
propósito común que hoy parece se nos escapa de las manos. Hemos vuelto a ser indiferentes y
derrotistas, casi tirando la toalla ante esta mala administración del país,
como si no valiese la pena luchar.
La
generación que creó la Constitución que hoy cumple 70 años se enfrentó a un
país sumido en la miseria y la desesperanza, cuyos habitantes en su gran
mayoría no pasaban de grados en escuela elemental. Esa generación creó algo nuevo, algo que
hasta entonces era impensado. ¿Cómo no vamos a ser capaces de salir de este
marasmo en el que estamos sumid@s, ahora que tenemos mejor educación y mayores
adelantos tecnológicos? Hay quien se
desespera, porque no ve progreso. Yo me
mantengo aferrada a la fe de que un Puerto Rico mejor es posible, aunque yo no
llegue a verlo. No se trata de trabajar
sólo para nosotr@s mism@s. Se trata de trabajar por el futuro nuestro y de los
que vendrán. No me cabe la menor duda de que lo podemos hacer.
25 de
julio de 2022
Comparto 100% este escrito, mis respetos a la Licenciada Ana Olivencia por hacerlo y por atreverse a publicarlo, se que muchos pensamos así pero no lo ponemos en blanco y negro , unidos somos más
ResponderEliminarMuy bueno . Nuestro presente “ grita “ grandes realidades que no se pueden tapar con la mano .
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