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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

domingo, 8 de mayo de 2022

Madres

 



¿MADRE YO?

Mi mamá siempre decía: las cosas se hacen bien o no se hacen.  Tal vez me tomé demasiado a pecho el aforismo y por eso decidí no tener hij@s.  Para algunas personas esta admisión es inconcebible, porque piensan que el anhelo de toda mujer es ser madre.  Tan fuerte es esta noción pre concebida, que muchas no se atreven admitir que no quieren serlo y terminan teniendo hij@s por la razón equivocada –no porque lo desean, sino porque es lo que se supone que hagan.  En el proceso, unas terminan siendo madres espectaculares, pero otras, tristemente, terminan siendo madres maltratantes, cuyos hij@s quedan marcad@s de por vida.

Poca gente sabe que no soy madre por decisión, pero aquéllas a quienes les he revelado esta realidad me han dicho que yo hubiese sido una madre magnífica.  Les agradezco el cumplido, pese a que no estoy tan segura de ello y me hace pensar en el valor que tuvieron  todas las mujeres que ante las dudas de su capacidad de ser buenas madres se lanzaron al vacío y se embarcaron en este proyecto de toda una vida, que es traer al mundo una persona que en primer lugar, ni siquiera saben qué retos de salud puede tener.  En segundo lugar, no saben si esa criatura resultará ser insoportable.  Créanme –he visto hij@s de madres espectaculares, que me confirman que tomé la decisión correcta.  Por último, criar no es una tarea de sólo un tiempo –el vínculo madre-hij@ se mantiene de por vida y aún más allá.  Son miles las mujeres que pensaron haber cumplido su misión, cuando un accidente les vuelve a poner al cuido de ese ser que hace años dejó de ser menor de edad.

Hay mujeres que han querido ser madres y por caprichos de la naturaleza no han podido serlo y se lamentan toda la vida de esa realidad. Otras abrazan la idea de la maternidad a través de la adopción y son tan madres de esa criatura como cualquiera que le haya parido.   Esas que deciden criar a quienes no les une ningún vínculo de sangre o que teniéndolo no tienen obligación de asumirlo, tienen todo mi respeto. Hay quienes  se convierten en madres “postizas” de sobrin@s, ahijad@s o niños que residen en hogares para niñ@s maltratad@s.

Según algunas de mis amigas, yo canalizo la maternidad de otra forma.  Y que conste que por mi condición de mujer hablo de maternidad, pero en el caso de los varones, también ocurre que muchos canalizan esa vocación de ser padres de distintas formas.  Tener la capacidad de formar un ser humano no es exclusivo de las mujeres –los hombres también tienen esa capacidad, pero ese es otro tema. 

Hoy recibí un mensaje hermoso de mi Buddy, en el cual me manifiesta que yo he ejercido la maternidad de diversas formas con ella, particularmente a través de la cocina.  Mi amiga Camencita me dijo que yo soy madre de proyectos; cuidadora y apoyo de muchos. Mi profesora de italiano me celebra mis consejos de  “sabiduría maternal”. Muchas de esas cualidades las heredé de mi mamá, que se ocupaba de los vecinos, asumió la crianza por un tiempo de una sobrina, mi prima Adelita y solía deleitarnos a tod@s con sus creaciones culinarias.  Cada vez que hago postres, me conecto con ella.  Ofrecer un postre o un plato especial es una forma de dar amor.  En ese sentido, me gusta mucho la palabra nurture en inglés, porque encierra todo: criar, alimentar, cuidar.

Si existe tal cosa como el instinto maternal, lo he puesto en práctica cuando cuidé a Gatito, el gato amarillo de Buddy o a Morella, la gatita un poco antisocial de Aura; cuando acaricio los gatos realengos que rondan mi edificio, cuando cuido de Matita, el pequeño pino que me acompaña hace como 20 años.  Lo pongo en práctica cada vez que miro la situación de otros con compasión; cuando comparto mi comida con vecinos o amistades, cuando busco la forma de contribuir a aliviar el dolor de los que sufren o cuando me identifico con el esfuerzo de las madres al momento de parir, pese a que nunca lo he hecho. 

Y lo que yo hago es poco, poquísimo, comparado con lo que hacen tantas mujeres que sin haber tenido hijos, dan ese amor de madre a tantos seres. Creo que no hay ejemplo mayor de ese amor totalmente desprendido que el de la Madre Teresa de Calcuta, quien se entregó de lleno a cuidar a los más desposeídos.  Hoy no faltarán felicitaciones para aquéllas que han tenido hijos, estén o no presentes. Quiero de algún modo demostrar mi aprecio a todas las mujeres que sin ser madres, han hecho una diferencia en la vida de otro ser viviente.

Namasté

8 de mayo de 2022

2 comentarios:

  1. Esa maternidad que llevas en ti la has prodigado en abundancia.

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  2. Gracias Ana. Tú sabes que decidí no tener hijos y la vida en su sabiduría me envió muchos de cuatro patas que celebran mi maternidad todos los días. Feliz por eso.

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