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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

jueves, 10 de febrero de 2022

Sagrado

 

SAGRADO



Hay algo de sagrado en aquél trabajo que hacemos porque hemos sentido un llamado en nuestro interior. Muchas veces se ha vinculado a una vocación sacerdotal, porque no parece tener una explicación racional, sino que se le atribuye a un llamado que se recibe de un Ser superior, llámesele Dios, Budha, Universo, Padre o simplemente algo a lo que no podemos poner un nombre.  Pero hay muchos tipos de vocación, como hemos sabido en estos convulsos días. El tipo de vocación no es importante, porque todas nacen de un deseo de servir.

Yo no tenía claro cuál sería mi vocación.  Estudié derecho no porque fuera mi sueño, sino por razones que no vienen al caso. Al comenzar a trabajar en una pequeña corporación pública, me entregué totalmente a mi labor y trabajaba a veces hasta llegada la noche, independientemente de la paga que recibía.  Varios de nosotros estábamos entregados del mismo modo, de forma tal que nos identificábamos con aquélla pequeña corporación pública llamada CODREMAR -ya difunta, dedicada al fomento de la pesca comercial.  Solíamos denominar las decoraciones con temas marinos como “codremarescas”, éramos fieles a la misión de la corporación y a todos nos dolió enormemente su desaparición cuando se anunció su cierre, aunque teníamos trabajo garantizado en otras agencias.

Gran parte de mi formación en esa pequeña corporación de poco más de cien empleados me sirvió de base para todos los trabajos subsiguientes, a los que me dediqué con el mismo tesón, aunque no siempre con el mismo amor.  Allí aprendí de finanzas, de presupuesto, de recursos humanos y hasta logré llevar con éxito un recurso al Tribunal Supremo, aprendiendo sobre la marcha. Ese ímpetu de iniciar tareas en áreas que ni siquiera conocía, nacía de lo que aún no podía nombrar, pero que sin duda era una vocación de servicio.

Todo esto desembocó en el último puesto que ocupé, el cual luché porque de veras quería ejercerlo.  Me ofreció la oportunidad de combatir el discrimen en cualquiera de sus modalidades.  La experiencia me ofreció grandes satisfacciones, aunque a veces los logros eran  casi imperceptibles.  En un momento dado, una persona en un puesto de alto nivel me indicó que había disponible un puesto para dirigir otra unidad dentro de la misma agencia.  Le dije que no estaba interesada y me ripostó “pero paga más”.  Pagará más, le dije, pero no es lo que yo quiero hacer.

Eso que yo quise hacer, estaba íntimamente ligado a esa vocación de servir, como lo está en el caso de maestr@s, policías, enfermer@s, bomber@s y tantos otros servidor@s públicos.  ¿Que los hay vagos, incompetentes e ineptos?  Por supuesto –igual que hay abogados, jueces, médicos y hasta gobernadores con estos y otros defectos, incluyendo la falta de sensibilidad.  Las palabras del gobernador, indicando que nadie está obligado a ser policía o bombero y que si no se sienten satisfech@s no están obligad@s a permanecer en el empleo – es decir, pues que renuncien, son como una bofetada.  Bofetada para ell@s y para mí. La gran diferencia es que yo, como abogada, tenía muchas más opciones para desempeñarme en lo que disfruto que las que tienen maestr@s, policías y bomber@s.

Lo más horrible de todo es que el gobernador - que opera desde la óptica del privilegio- ni siquiera se da cuenta de lo que ha dicho, lo cual le impide enmendar su error. No se puede enmendar lo que no se percibe como defectuoso. No puede desembarrarse, porque como el emperador del cuento, sus alzacolas insisten en que su vestimenta está prístina, mientras miles de nosotros lo vemos embarra’o hasta el ñu. El gobernador, la secretaria de la gobernación y el coro griego que lo respalda sufren del mismo mal.  Tristemente, hay un sector de nuestra sociedad que opina igual y eso es lo peligroso.  El listerismo galopa rampante. La legislatura, con honrosas excepciones, es un chiste de mal gusto y much@s de l@s que critican al gobernador o l@s legislador@s no ven la hora  que se vayan para ell@s guisar.

El servicio público tiene algo de sagrado.  Una de las acepciones de la palabra es “digno de veneración y respeto”.  Las acciones de much@s en altas esferas del gobierno distan mucho de ser merecedores de ello. En su gran mayoría, l@s maestr@s, policías, bomber@s, enfermer@s y tant@s otr@s se han ganado nuestro respeto y eso, ni el gobernador ni su séquito son capaces de verlo.

10 de febrero de 2022

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