Datos personales

Mi foto
Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

lunes, 14 de febrero de 2022

La vida es buena

 




LA VIDA HA SIDO BUENA

A fines del año pasado pensé escribir sobre la amistad, tras un encuentro con mi amiga Carmencita, a quien conozco desde la niñez.  El título de este ensayo se refiere, precisamente, a una frase que ella utiliza mucho y encontré en un platón que fue mi regalo para ella en Navidad. No es un objeto caro.  De hecho, creo que es el regalo más económico que le he comprado, pero el valor no radica en el precio, sino en lo que representa. Life is good -es decir, la vida es buena, es como un mantra para ella. No sólo ha tenido una vida buena, sino que trabaja para que otr@s también la tengan.  Ha tenido grandes éxitos a nivel personal y profesional, pero también ha enfrentado grandes retos que ha superado con creces.

Antes de continuar con lo que quiero expresar, debo dejar claro que la vida, desafortunadamente, no ha sido buena para mucha gente.  No ha sido buena para las mujeres maltratadas, para l@s emigrantes que luchan por salir de una vida de persecución y miseria, para l@s que padecen de enfermedades crueles y dolorosas, para l@s que se sienten rechazad@s por su raza, color, identidad de género y tant@ otr@s cuyas vidas son una eterna lucha.  Sin embargo, estoy segura que aún ell@s han tenido momentos buenos, o la oportunidad de tenerlos en el futuro.

La vida para mi amiga Carmencita y para mí ha sido muy buena y ambas damos gracias a Dios por eso.  Pese a ello, hemos tenido momentos de mucho dolor –pérdida de seres queridos, divorcios, desengaños, enfermedad, luchas en el ámbito laboral.  A pesar de ello, hemos salida adelante y no nos hemos dejado derrotar por los embates que la vida nos ha arrojado. A ambas nos gusta cocinar, así que el año pasado nos preparamos un festín que degustamos ante unas mesitas individuales –por aquello del distanciamiento covidístico- que ella decoró exquisitamente.  La distancia de las mesitas, sin embargo, no significó distancia alguna en el afecto que nos profesamos.

Ayer hicimos una nueva celebración, esta vez en casa, como excusa para que viera la remodelación del baño que tanto esfuerzo me costó.  Esa es una característica de las verdaderas amigas, que se alegran de los logros de unas y otras y en eso soy muy afortunada, porque ya otras amigas se han mostrado igualmente felices con la culminación de este proyecto. Y no es un ejercicio de vanidad de mi parte, de mostrar lo que tengo, sino de disfrutar junto a otras de mi logro, del mismo modo que yo disfruto de los de ellas.

Me esmeré preparando tapas y sin falsa modestia, sé que me quedaron buenas.  Ambas las disfrutamos, acompañadas de un cava rosado y un Prossecco que había reservado para una ocasión especial.  De postre, unos pequeños bizcochuelos que ella hizo que están divinos. Hablamos de muchas cosas – de lo bueno, de lo no tan bueno y de lo doloroso.  Sí, la vida ha sido buena con nosotras pese a los esfuerzos, las frustraciones y los momentos dolorosos.  A tod@s mis amig@s, les deseo una vida igualmente buena y si en este momento no lo es, que tengan la esperanza  de que así será.

Feliz Día de San Valentín

14 de febrero de 2022

jueves, 10 de febrero de 2022

Sagrado

 

SAGRADO



Hay algo de sagrado en aquél trabajo que hacemos porque hemos sentido un llamado en nuestro interior. Muchas veces se ha vinculado a una vocación sacerdotal, porque no parece tener una explicación racional, sino que se le atribuye a un llamado que se recibe de un Ser superior, llámesele Dios, Budha, Universo, Padre o simplemente algo a lo que no podemos poner un nombre.  Pero hay muchos tipos de vocación, como hemos sabido en estos convulsos días. El tipo de vocación no es importante, porque todas nacen de un deseo de servir.

Yo no tenía claro cuál sería mi vocación.  Estudié derecho no porque fuera mi sueño, sino por razones que no vienen al caso. Al comenzar a trabajar en una pequeña corporación pública, me entregué totalmente a mi labor y trabajaba a veces hasta llegada la noche, independientemente de la paga que recibía.  Varios de nosotros estábamos entregados del mismo modo, de forma tal que nos identificábamos con aquélla pequeña corporación pública llamada CODREMAR -ya difunta, dedicada al fomento de la pesca comercial.  Solíamos denominar las decoraciones con temas marinos como “codremarescas”, éramos fieles a la misión de la corporación y a todos nos dolió enormemente su desaparición cuando se anunció su cierre, aunque teníamos trabajo garantizado en otras agencias.

Gran parte de mi formación en esa pequeña corporación de poco más de cien empleados me sirvió de base para todos los trabajos subsiguientes, a los que me dediqué con el mismo tesón, aunque no siempre con el mismo amor.  Allí aprendí de finanzas, de presupuesto, de recursos humanos y hasta logré llevar con éxito un recurso al Tribunal Supremo, aprendiendo sobre la marcha. Ese ímpetu de iniciar tareas en áreas que ni siquiera conocía, nacía de lo que aún no podía nombrar, pero que sin duda era una vocación de servicio.

Todo esto desembocó en el último puesto que ocupé, el cual luché porque de veras quería ejercerlo.  Me ofreció la oportunidad de combatir el discrimen en cualquiera de sus modalidades.  La experiencia me ofreció grandes satisfacciones, aunque a veces los logros eran  casi imperceptibles.  En un momento dado, una persona en un puesto de alto nivel me indicó que había disponible un puesto para dirigir otra unidad dentro de la misma agencia.  Le dije que no estaba interesada y me ripostó “pero paga más”.  Pagará más, le dije, pero no es lo que yo quiero hacer.

Eso que yo quise hacer, estaba íntimamente ligado a esa vocación de servir, como lo está en el caso de maestr@s, policías, enfermer@s, bomber@s y tantos otros servidor@s públicos.  ¿Que los hay vagos, incompetentes e ineptos?  Por supuesto –igual que hay abogados, jueces, médicos y hasta gobernadores con estos y otros defectos, incluyendo la falta de sensibilidad.  Las palabras del gobernador, indicando que nadie está obligado a ser policía o bombero y que si no se sienten satisfech@s no están obligad@s a permanecer en el empleo – es decir, pues que renuncien, son como una bofetada.  Bofetada para ell@s y para mí. La gran diferencia es que yo, como abogada, tenía muchas más opciones para desempeñarme en lo que disfruto que las que tienen maestr@s, policías y bomber@s.

Lo más horrible de todo es que el gobernador - que opera desde la óptica del privilegio- ni siquiera se da cuenta de lo que ha dicho, lo cual le impide enmendar su error. No se puede enmendar lo que no se percibe como defectuoso. No puede desembarrarse, porque como el emperador del cuento, sus alzacolas insisten en que su vestimenta está prístina, mientras miles de nosotros lo vemos embarra’o hasta el ñu. El gobernador, la secretaria de la gobernación y el coro griego que lo respalda sufren del mismo mal.  Tristemente, hay un sector de nuestra sociedad que opina igual y eso es lo peligroso.  El listerismo galopa rampante. La legislatura, con honrosas excepciones, es un chiste de mal gusto y much@s de l@s que critican al gobernador o l@s legislador@s no ven la hora  que se vayan para ell@s guisar.

El servicio público tiene algo de sagrado.  Una de las acepciones de la palabra es “digno de veneración y respeto”.  Las acciones de much@s en altas esferas del gobierno distan mucho de ser merecedores de ello. En su gran mayoría, l@s maestr@s, policías, bomber@s, enfermer@s y tant@s otr@s se han ganado nuestro respeto y eso, ni el gobernador ni su séquito son capaces de verlo.

10 de febrero de 2022

.