NATALIE Y YO
La
Directora de la Junta de Supervisión Fiscal, Natalie Jaresko, dice en una
columna del Nuevo Día hoy lo siguiente:
Puerto Rico se encuentra en tiempos muy
difíciles. Todos nosotros, la Junta de
Supervisión, el Gobierno de Puerto Rico, el sector privado y la gente de esta
hermosa isla estamos juntos en esto.
¡Qué coj…!
Cuando leí esto, me dio tanto coraje que por poco no sigo leyendo. Es innegable
que estamos ante una situación muy difícil, consecuencia de actos irresponsables
de varias administraciones. No quisiera estar en los zapatos de los miembros de
la Junta, ni de funcionarios de gobierno que tienen que tomar difíciles
decisiones, con complicados escenarios.
No me cabe duda de que le dedican largas horas y tal vez – énfasis en el
tal vez, algunas noches de desvelo.
Yo sé lo
que es tomar decisiones difíciles en medio de restricciones presupuestarias y
desconfianza de parte de mi propio grupo de trabajo, de la alta gerencia y de
las personas que se afectarían con mis decisiones. La grandísima diferencia es que jamás recibí
un salario de $625,000 anuales más gastos; ni siquiera el del más reciente
nombramiento del “Coordinador de revitalización” – whatever that means, de $325,000.
Es más, mi salario nunca alcanzó las seis cifras.
Con los
recortes que empezaron mucho antes de que llegara la Junta, una nueva
legislación del 2013, aprobada mientras aún era empleada de una corporación
pública, redujo la pensión que recibiría de 75% a 44%, pese a que cuando ingresé
al servicio público se enfatizaba en que si servía 30 años recibiría 75%. Creía que eso era un derecho adquirido, pero
no -hay derechos adquiridos, como las escoltas de ex gobernadores y otros no
tan adquiridos, como mi pensión.
Las
reuniones que convocaba para mi grupo de trabajo se hacían en mi oficina –una oficina
pequeña, que contenía archivos, mi escritorio heredado del que ocupó el puesto
antes que yo y la mesa multi usos- se usaba para las reuniones, para sostener
varios expedientes y documentos y para almorzar. Si iba a recibir más personas, tenía que
mendigar un espacio en otras oficinas.
Jamás en la vida me reuní en el Hotel Conquistador.
Me ofende
que esta señora diga que estamos juntos en esto –hay unos más juntos que
otros. Ella está junto con los miembros
de la Junta y los nuevos miembros de gabinete que reciben sobre $200,000. Yo estoy junto a los que ven rota la Promesa
de una pensión garantizada y ni siquiera me atrevo a decir que estoy junto a
los miles que no tienen cómo cubrir sus gastos mensuales; que no compran
medicinas porque no las pueden pagar; que viven en condiciones de pobreza
disimulada, en medio de los centros comerciales y los restaurantes. No, Natalie, no estamos juntas en esto.
9 de
agosto de 2017
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