NO ESTOY PARA COHETES
La semana
pasada –no sé ni qué día- la NASA lanzó un cohete al espacio. No sé cómo se llama el cohete, lo que iba a hacer, ni cuánto durará la
misión. Lo cierto es que no me importa.
Esa misma semana, en Minnesota, un policía blanco mató a un hombre negro que
previamente había esposado y lo tenía en el suelo, mientras presionaba su
rodilla contra su cuello. Otros tres
policías contemplaban la escena o participaban del acto de inmovilizar al
detenido. Había personas filmando la
escena –es por eso que tenemos los detalles.
El hombre
imploraba: please, I can’t breathe, my back hurts, my whole body hurts; pleeease; sollozaba;
pleeeease, mama… Las
personas alrededor le pedían al policía que lo soltara. Eventualmente, el silencio.
Ahora
sabemos detalles. El hombre se llamaba
George Floyd y antes de establecerse la cuarentena trabajaba como guardia de
seguridad en un restaurante-club hacía cuatro años. Lo describen como un hombre
gentil. Aparenta ser que la policía
había recibido una querella de que alguien había pagado con un billete falso y
deciden intervenir con este hombre.
Independientemente de la posibilidad de la comisión de un delito, no hay
evidencia de resistencia al arresto y si así hubiese sido, es evidente que el
hombre estaba inmovilizado y esposado, por lo que no representaba peligro.
Ver cómo
se desenvuelve esta escena horroriza a tod@s l@s que tenemos un grado de
sensibilidad por varias razones. La primera,
que parece inconcebible que un ser humano utilice su autoridad y la fuerza para
matar a otro que está indefenso y suplica que lo dejen respirar y hasta clama
por su mamá. La segunda, porque este ha sido la culminación de una serie de incidentes
en distintas partes de la nación norteamericana, en los que personas blancas
amenazan a personas negras. Los más
recientes ocurrieron en el estado de Georgia, donde unos hombres armados en una
guagua persiguen y matan un hombre negro que corría. En otro incidente, esta vez en la ciudad de
Nueva York, una mujer blanca llama a la policía para denunciar que un
afroamericano la amenazaba a ella y a su perro, cuando él tan sólo le había
pedido que le colocara la correa al animal.
Todos
estos incidentes fueron grabados y es por eso que sabemos lo que ocurrió, lo
que nos lleva a la tercera razón por la cual estamos horrorizad@s: si esto se
grabó, nos preguntamos ¿cuántos casos hay similares de los que no sabemos nada
porque no fueron grabados? Nos podemos
poner en el lugar de cualquier hombre negro en Estados Unidos que siente temor
de aventurarse más allá de su vecindario, ante la posibilidad de ser arrestado
y tratado como un animal. La cuarta razón
es desalentadora. Es ver cómo tanta
gente se insensibiliza, pendiente del dichoso cohete, y se obsesiona con las
tiendas vandalizadas; con los carros quemados, pero no han sido capaces de
indignarse lo suficiente con la situación de inequidad en el mundo. Esa inequidad es la de los puertorriqueños
que llevan casi tres meses sin cobrar porque están desempleados, mientras el
gobierno arrastra los pies para pagar un dinero que está disponible.
La quinta
razón para horrorizarnos es observar la conducta de un hombre al mando de la
que se supone sea la nación más poderosa del mundo comportarse como chusma. Claro, que no es de ahora –se comportaba como
chusma desde antes, pero hay momentos en la historia que exigen que un
gobernante se crezca; que sea ejemplo, que guíe a la nación hacia el camino
correcto. Pero este señor nunca ha
sabido cuál es ese camino. En un momento
como este, que recuerda los duros enfrentamientos de los que luchaban por los
derechos civiles en los años 60, particularmente en Birmingham, Alabama, a este
energúmeno se le ocurre decir que a los manifestantes que están provocando
disturbios les echará los perros rabiosos – most
vicious dogs dijo. Si usted no conoce la historia de ese tiempo,
busque las fotos de la época en las que aparecen estos policías blanquísimos
con sus perros feroces enfrentando los manifestantes negros. El fuego no se combate con más fuego. Un líder tiene que ser capaz de inspirar
respeto y sosiego, lo cual no se ha asomado en todo el tiempo de esta nefasta
presidencia.
La sexta
razón para la indignación la provoca saber que hay miles apoyando la política
del actual presidente de los Estados Unidos, incluyendo a la comisionada
residente de Puerto Rico. Much@s
justifican las acciones de la policía contra los manifestantes, criticando los
actos violentos, pero no miran qué fue lo que nos trajo hasta aquí. Han sido siglos de opresión. Es como un cáncer que estuvo en
remisión. Ya cuando creíamos que el
tratamiento estaba surtiendo efecto, el mal vuelve, destroza el cuerpo de quien
lo padece y los médicos aplican la medicina equivocada.
Cuando
comencemos a resolver el problema de inequidad –sea por raza, por género, por
orientación sexual, por origen nacional o condición social y se trate a todo
ser humano con respeto, veremos que se reducen los disturbios. Mientras tanto, seguirán ocurriendo y nos van
a interrumpir la transmisión del lanzamiento del próximo cohete.
1 de
junio de 2020
INDIGNACIÓN A LA ÚLTIMA POTENCIA
ResponderEliminarmagistralmente manifestada. Nunca te calles...recopila para el próximo libro.BENDICIONES, TQM
INDIGNACIÓN A LA ÚLTIMA POTENCIA
ResponderEliminarmagistralmente manifestada. Nunca te calles...recopila para el próximo libro.BENDICIONES, TQM