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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

domingo, 17 de junio de 2018

PADRE






Para todos los padres amorosos que existen y los que tienen la capacidad de llegar a serlo

PADRE

Hay cientos de maneras para referirse al hombre que nos engendró o que hace la función de padre en una familia.  Unos le dicen papá, o pa, pai, viejo, papi o papito (mi preferido).  En inglés, dad resulta la forma más común, con su variante daddy, que sería el equivalente de papito.  Para algunos, no hay forma de nombrarlo con cariño, porque nunca lo conocieron, o porque desearían no haberlo conocido jamás.  Soy más que consciente de que muchas personas no tuvieron un padre amoroso y hasta dudan de que eso exista.  En nuestra cultura es muy común que se le rinda más homenaje a la madre, a quien se le ve como ejemplo de abnegación y entrega absoluta. Por supuesto, hay sus excepciones, pero como regla general, la mujer suele asumir el rol más protagónico en la crianza de los hijos y las que abandonan sus hijos reciben el rechazo más absoluto de la comunidad, mientras que los padres que se desentienden de los hijos no reciben el mismo nivel de desprecio.

En algunos casos, al padre se le ve como un mero proveedor, que debe suplir techo y alimento para la familia y no se echa de menos su presencia ni se requiere que comparta con ella.  Hay familias en las que la relación con el padre es como una especie de app (alianza público–privada), en la que la madre administra toda la operación del hogar, lleva los niños a la escuela, estudia con ellos, los lleva a prácticas de baloncesto, ensayos de baile, asiste a reuniones con los maestros, en fin, se hace cargo del hogar –a menudo mientras también tiene un trabajo remunerado.  El padre realiza los pagos y resuelve ciertos asuntos, pero no está al tanto de lo que ocurre de día a día y a veces, pasan días sin que tan siquiera vea a los hijos. Hay niños que aunque tienen un padre que es un excelente proveedor, carecen de su abrazo amoroso.

Recientemente vi un documental sobre el Papa Francisco, quien dicho sea de paso, ejemplifica una verdadera figura paternal. De tan sólo verlo, siento deseos de abrazarlo, darle un beso y pedirle la bendición –sé que no soy la única.  Hay algo en el que se siente genuino, que emana amor y nos inspira a ser mejores seres humanos.  Entre otras grandes y sencillas preguntas, el Papa les pregunta a los padres “¿juegan con sus hijos?”  De inmediato vino la imagen de mi papá, que era uno de esos seres maravillosos con que la vida me ha bendecido y la razón principal por la que mantengo la fe en el género masculino.

Crecí en un hogar tradicional –mi mamá era ama de casa y mi papá era empleado gubernamental de la generación de verdaderos servidores públicos.  Trabajaba muchas veces hasta tarde, sin estar pendiente del reloj y fue escalando altas posiciones por su propio esfuerzo.  Había veces que no lo veía llegar, pero siempre estaba pendiente de mis actividades.  Cuando era pequeña, en ocasiones me daba de comer y con mucha frecuencia se sentaba a jugar conmigo en el piso.  Era conveniente que sabía el nombre de todos mis peluches.  Siempre estaba pendiente de que mi mamá tuviese lo necesario –y más. Papi tuvo que hacer lo que creo el supremo sacrificio para un hombre –vender un carro que le encantaba cuando Mami confrontó serios problemas de salud.

Los fines de semana solíamos salir juntos y en verano él y Tío Pedro alquilaban una casa en Vega Baja por todo un mes.  Mis primos y yo tenemos gratos recuerdos de esos días.  Nunca sentí rechazo de mi papá –todo lo contrario –sentía un amor incondicional.  Ese amor, sin embargo, no implicaba que yo pudiese obtener todo lo que quisiera.  Papi nunca me compró un carro –vine a tener uno después que me casé y empecé a trabajar.  Papi me inculcó grandes lecciones de honestidad, responsabilidad y compromiso.  Esas lecciones me sirvieron de modelo durante los años que laboré para varias agencias gubernamentales.  Estoy segura que él estaría tan decepcionado como lo estoy yo, del rumbo que ha tomado el servicio público.

Pese a todas las situaciones negativas, mi papá me enseñó que somos seres privilegiados.  No como los privilegiados que observamos con horror al mando de agencias, juntas y dueños de influencias, sino privilegiados porque tuvimos amor de familia, una buena educación y nacimos en un país hermoso, con hombres y mujeres que forjaron la patria que hoy muchos desprecian.  Yo vivo agradecida de haber tenido el padre que tuve, quien ha sido una influencia tan grande en mi vida.  Su amor era tan especial, que me enseñó a valerme por mí misma y a 28 años de su partida, rara vez siento la necesidad de tener su presencia física, porque ya él y yo somos la misma cosa -está integrado a cada célula de mi ser.

Sé que no todo el mundo ha tenido la bendición de un padre como el que tuve, pero es importante que se sepa que padres así existen -hombres tiernos, honestos, amorosos, responsables, fieles.  Los veo en familias como la del Ingeniero José Miguel Izquierdo Encarnación, ex servidor público a quien distingo, cuyo padre fue el Dr. Luis Izquierdo Mora, un servidor público de primera.  Me proporciona gran alegría ver sus entradas en Facebook, con fotos familiares que reflejan amor y la alegría de estar juntos. Veo el mismo amor en mi primo Pedro, que se manifiesta en las atenciones hacia sus hijos y el cuidado que les prodiga a perros rescatados de las garras de la muerte.  Estoy segura que el aliento de vida que les insufla a esas criaturas tiene tanto de eso que le nace del ser noble que es, como de sus habilidades como veterinario.

Veo la misma ternura en mi primo Efraín, un hombre con alma de niño, quien pese a sus experiencias en una guerra sin sentido, mantiene una inocencia y un alma noble, que prodiga amor a sus hijos y parientes.  He tenido múltiples ejemplos de hombres tiernos en mi familia y en conocidos a lo largo de mi vida.  Mi maestro de yoga Yakeen es uno de esos ejemplos y pese a que es mucho más joven que yo, me siento en presencia de una figura paternal cuando lo veo, al punto de que le pido la bendición. El más reciente es un chico de 23 años que conocí en la clase de italiano, que se hace cargo de su pequeña hija que aún no cumple un año.  Ha asumido una responsabilidad que otros habrían rehuido. Este chico –bueno es un hombre, pero es que su interior es el mismo ser noble que he identificado en otros, pese a su envoltura que parece desmentir lo que hay en su interior.  Ya lo decía El Principito: “lo esencial es invisible a los ojos”.

Hemos de estar alertas para descubrir esa esencia que habita en muchos hombres.  El amor es uno solo.  El mismo amor que recibí de mi padre es el mismo amor que otro tipo de padre –Papa Francisco- prodiga a todos –y enfatizo a todos, porque incluye incluso a los no creyentes.  Yo tuve una experiencia tras la muerte de mi madre, de estar “peleada con Dios”.  La experiencia se prolongó por varios años, hasta la muerte de Papi.  Estaba sentada en el balcón y de repente tuve la sensación de que Papi estaba conmigo y me pregunté por qué no podía aceptar la presencia de Dios, si podía sentir la presencia de mi padre biológico ya fallecido.  Ese día comenzó un acercamiento hacia ese Padre –es un proceso y no siempre siento la conexión, pero es hermoso sentir que mi padre me ha acercado al Padre de todos.

Feliz Día de los Padres a todos los que tienen un alma noble como la del mío y a los que tiene la capacidad de lograrlo, si se lo proponen. Namasté.


17 de junio de 2018



#Diadelospadres
#Padresamorosos



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