¿DORMIRÁN
BIEN?
Recuerdo varias
instancias durante mi tiempo como servidora pública en las que se me alteraba
el sueño ya bien fuera porque me preocupaba por los trámites pendientes o
porque me sentía intranquila con alguna decisión que había tomado. ¿Hice lo correcto? ¿Qué consecuencias tendría
mi decisión? ¿Miré todos los ángulos? Gestionar
fondos para la pequeña oficina que dirigía me causaba gran desazón, sobre todo
cuando hacía grandes esfuerzos para justificar cada partida del presupuesto y
terminaba con nada. Hubo un momento en
que tras el bofetón de la notificación rechazando los más que necesarios
aumentos en ciertas partidas, me encerré a llorar de rabia y frustración. En
ocasiones tuve que tomar decisiones que afectaban pequeños negocios o involucraban
el personal asignado a mi oficina, que no siempre acogía de buen grado mis
determinaciones. En esos momentos podía
pasar largas horas desvelada, o con sueño interrumpido, que me hacía recordar
lo que me causaba desazón y me hacía sobresaltar en mi cama, con los ojos bien abiertos
y sin asomo alguno de que Morfeo les rondara.
En fechas
recientes hemos escuchado de varias mujeres que han muerto o han sido agredidas
a manos de sus parejas y las acciones de los diversos componentes del sistema
-policía, fiscales, jueces- así como la comunidad. Es una situación que se repite con demasiada
frecuencia y ya no sabemos cuál fue el último caso. El asesinato de una mujer, su madre y hermano
cobró gran notoriedad por la colección de errores u omisiones de todo el
aparato gubernamental involucrado, los que se embarcaron en un ejercicio de
apuntar el dedo acusador hacia otro lado, con poca evidencia de haber hecho un
esfuerzo genuino de introspección. Los
hechos se han analizado a la saciedad en cuanto medio noticioso hay.
Pese a las
angustias que sufrí por decisiones que tomé, doy gracias a Dios que nunca tuve
que tomar una decisión en la que estuviese en juego la vida de una persona. Si mi sueño se alteraba por aspectos
presupuestarios de una oficina que la más de las veces pasaba desapercibida,
por una decisión que afectaba un negocio o que generaba reclamaciones de
emplead@s, no quiero imaginar cómo se afectaría no digo yo mi sueño, sino mi
sanidad mental, si una persona hubiese muerto como resultado de los actos de otr@
que yo hubiese podido evitar. No tengo
duda de que ninguna de las personas que intervinieron en el caso jamás pensaron
en que el hombre que estuvo ante ell@s hubiese actuado como actuó. De hecho, la víctima misma tampoco lo
imaginó, porque el horror, como la ilegalidad no se presume. Pero las señales de peligrosidad estaban ahí.
Tengo la
impresión de que en este caso se juntaron varias omisiones de todos los actores
de este drama. Tal vez, si uno de los
componentes hubiese dado el máximo, pensado en lo impensable, actuado con mayor
previsión, el resultado hubiese sido otro.
Que si los policías hubiesen atendido la querella con más diligencia;
que si la jueza hubiese tomado otras medidas; que si la fiscal hubiese
examinado el historial previo y hecho las observaciones a la juez oportunamente…Hay
situaciones de criminales que han logrado burlar la vigilancia del grillete
electrónico; no sabemos si el asesino en este caso lo habría hecho, pero al
menos queda la tranquilidad de haber hecho todo lo que estaba en manos de los
involucrados, que aparentemente no se hizo.
Me pregunto
cómo dormirán los tres actores en este drama.
5 de
febrero de 2024