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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

domingo, 18 de junio de 2023

Fuera de serie

 

FUERA DE SERIE


“Para el mundo eres solo una persona, pero para una persona, eres un mundo” o algo así se le atribuye a García Márquez.  Hoy día se colocan en internet frases supuestamente dichas por famosos y luego resulta que el famoso era otro, pero no importa quién lo haya dicho, lo cierto es que sé exactamente lo que se siente ser el mundo para una persona.  Es más, para una persona yo era el centro de su universo.  Esa persona era mi papá.  Muchas veces me cuestioné qué era lo que mi papá veía en mí que fuese tan especial. Nunca dudé de su amor, porque me lo expresaba de mil formas –en palabras, por escrito y en la mirada que se le nublaba con emoción si me contemplaba por algún rato.  Tampoco dudé del amor de mi mamá, pero su manera de querer era distinta, con énfasis en las fallas que no siempre se señalaban de la manera más adecuada, razón por la cual me juzgaba –aún lo hago- a mí misma con dureza.

Mientras buscaba hacer las cosas bien hechas para complacer a mi mamá, hacía lo justo, lo hermoso, lo excelente porque era lo que surgía de forma espontánea como respuesta a una inspiración que entonces no sabía discernir, pero que evidentemente venía de mi papá.  Cometer errores me asustaba si pensaba en cómo lo tomaría mi mamá; me dolía si pensaba en no haber estado a la altura de mi papá.  Pese a su gran amor, mi papá corregía mis errores partiendo del convencimiento de que yo tenía la capacidad de actuar de mejor manera y era solo cuestión de ofrecer una guía.  No sentía juicio ni decepción en su voz.

A riesgo de sonar redundante, insisto en que la figura de Papi fue fundamental en mi vida.  Tristemente, hay much@s que no pueden decir lo mismo.  Algun@s ni siquiera saben quién es su padre, otr@s hasta preferirían no saberlo.  Hay quienes se han sentido rechazad@s porque no heredaron talento para los deportes, las ciencias, prefieren una carrera distinta a la que exige el padre o simplemente no tienen las destrezas para asumir una carrera universitaria.  Hace unos días hablaba con un amigo profesor de música que decía que nunca había dado una mala nota a un estudiante, porque no hay nada que pueda hacerse por alguien que no tiene el talento para ese arte.  Se mostró compasivo y relató experiencias con ex estudiantes que demuestran la gran influencia que tuvo para ellos por su calidad humana, que es después de todo, lo que verdaderamente cuenta.

Peor que los padres que insisten en obligar a sus hij@s a estudiar algo que no quieren, es saber que les rechazan por no poder aceptar las realidades que no pueden evadir, como la orientación sexual o la identidad de género.  Y hay otros horrores, que salieron a relucir en un reciente caso que adquirió gran notoriedad y que no quiero ni mencionar porque no me cabe en la mente que alguien sea capaz de tal perversidad contra quien debió amar y proteger. Vivimos en tiempos convulsos, en los cuales la tecnología nos permite conocer lo que está ocurriendo al instante.  Hoy podemos saber  lo que por años y siglos ha ocurrido, pero que desconocíamos.  Por alguna razón, los horrores se destacan, pero los actos diarios de amor paternal pasan muchas veces desapercibidos.

Quiero pensar que los buenos son muchos más.  Mis tíos fueron buenos padres, como lo son mis primos.  He conocido muchos hombres tiernos, cariñosos, que cuidan de sus familias y ofrecen lo mejor de sí mismos.  En Haití vi un padre de pocos recursos, pero poseedor de mucho amor, haciéndole los moñitos que luego ataba con cinta blanca a su pequeña hija, en una tierna imagen que permanece grabada en mi mente. Tendríamos un mundo mejor si hubiese más padres como ellos.  Lo bueno, al igual que lo malo, se repite.  No quiero ni imaginar el pobre destino del hijo de Donald Trump.  La responsabilidad de la crianza es una compartida.  Padre y madre deben ejercer la crianza de manera amorosa y responsable. Tod@ hij@ merece sentir que es  el mundo para su padre o madre.  Todo el mundo merece tener un padre fuera de serie como el mío.

Feliz Día de los Padres, Papito lindo.

Siempre,

Tu hija

18 de junio de 2023

 

lunes, 5 de junio de 2023

¿ESTAMOS MEJOR?

 



¿ESTAMOS MEJOR?

The self cannot be self without other selves

Martin Luther King

El 1 de junio inició la temporada de huracanes.  De tan solo escuchar la palabra huracán y sentir una ventolera en medio de este calor sofocante se me activa una cosa mala que no me atrevo calificar como PTSD, pero pa’ mi que se parece.  Las huellas que dejó María están ahí latentes, agazapadas en la trastienda y no requiere mucho para que se nos active esa cosa mala.  Entrevistaron al gobernador y a la pregunta de si el país estaba preparado para esta temporada, dijo que estábamos mejor.  Mejor que para María; es decir, cuando María estábamos esnús, pero ahora estamos mejor. A ver, usando la metáfora de la vestimenta o la falta de ella, ahora estamos mejor porque nos podríamos tapar con una toalla pequeña que no nos cubre completamente, por lo que tendríamos que hacer algo como la danza de los 7 velos para cubrirnos por partes.

Y una se pregunta si sirve de algo decir que estamos mejor que cuando María, mientras la luz se va un día sí y el otro también y nunca se sabe si se irá en el peor momento –cuando tenemos la lavadora repleta hasta el tope con la ropa escolar de l@s chic@s, cuando hemos metido un bizcocho al horno o cuando tenemos un paciente en oxígeno u otros mecanismos necesarios para mantenerle con vida. Y me pregunto qué pasó con aquellos generadores que se veían desplegados durante la visita del presidente Biden o con los generadores que son necesarios para mantener las bombas que se activan durante inundaciones.  La secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales dijo que ya se inició el proceso de compra.  Ajá, pero es que eso no lo hay en Home Depot –eso viene por barco desde sabe Dios dónde y solo después que se han completado los procesos con los güelemil formularios que hay que llenar para cumplir con los requisitos del gobierno federal.  Casi puedo apostar que para cuando se anuncie la primera tormentita –no se requiere mucho para que las calles se inunden- las dichosas bombas no habrán llegado.  Para los residentes de las áreas que requieren bombas eso de estar mejor no les sirve de nada.

Es difícil creer que estamos mejor cuando LUMA pisa y no arranca y peor aún, ahora habrá otra compañía a cargo de la fase de generación de energía que había estado a cargo de la AEE –que no era modelo de eficiencia, pero con la muestra que nos ofrece LUMA parece que lo hacían más mejor o tal vez, menos mal.  Y una se pregunta cómo es que aparecen chavos para pagar anuncios a dos páginas en un periódico –y supongo que en más de uno- lo cual tiene que costar un ojo de la cara y la mitad del otro- anunciando gestiones que se supone demuestran que se está “haciendo que las cosas pasen”, pero sentimos que no pasa nada, mientras se reduce el presupuesto de nuestra joya que tanto talento ha brindado a este país, la UPR.

Aunque el gobernador se refería a la preparación para la temporada de huracanes, se ha expresado en otras ocasiones de que estamos mejor en muchos sentidos.  Con respecto al crimen, causa gran desasosiego saber que cualquiera de nosotr@s está a riesgo de ser víctima de un carjacking o de un tiroteo en plena vía pública a cualquier hora del día.  Me comentaba una amiga en nuestra salida a Plaza las Américas que ha optado por utilizar el servicio de valet parking por miedo a ser una víctima más de esa modalidad de hurto del vehículo en que nos despojan del mismo a punta de pistola y con el miedo de que seamos secuestrad@s.  Eso me trajo a la mente una conversación que tuve sobre el estrés.

Le decía yo a otra amiga que unas molestias físicas que estaba teniendo no podían deberse al estrés, porque yo ya no tenía estrés –por eso me retiré, para no tenerlo.  Soy dueña de mi tiempo, no tengo que lidiar con personalidades difíciles a quienes tenga que supervisar o que me supervisen –o se supone me supervisen y no me tengo que preocupar por hacer mi trabajo en medio de limitaciones presupuestarias o de mentes obtusas.  Gracias a Dios, a las enseñanzas de mi padre y mis decisiones acertadas, no tengo mayores preocupaciones económicas y eso, en estos tiempos, es un gran alivio.  Así que no sentía que tenía estrés hasta que mi amiga me confesó su temor.  Ah, caramba, me dije a misma, pues ahora que lo pienso, sí tengo estrés.  Es un estrés colectivo.

Cada vez que voy a salir, pienso en la ruta y la necesidad de esquivar los hoyos en la carretera.  Si está lloviendo, es peor, porque no se ven.  Cuando salgo a un lugar desconocido, tengo que buscarlo en Google Mapas porque las carreteras están sin rotular.  Aun con Google Maps me pierdo, porque la vocecita me pide que gire a la derecha en la calle tal, pero como no hay rótulo, no sé cuál es o me dice que en 300 metros gire a la izquierda, pero ¿cómo yo sé cuál de los callejones a la izquierda es el que está a 300 metros?  Y si voy a Bellas Artes  tengo que cotejar si hay funciones en todas las salas porque el estacionamiento se llena dos horas antes del espectáculo y no quiero estacionar lejos –mucho menos en la calle- por el mismo miedo a los dichosos carjackings. Y si es de noche, peor.  Ocurre lo mismo si voy a otras áreas con poco estacionamiento, con pobre iluminación o todas las anteriores.  Hay rutas que se me dificultan, porque con la pobre iluminación es un reto hacer virajes con múltiples carriles.

A la temporada de huracanes, que le eleva los niveles de estrés a la persona más ecuánime del mundo, se suma el aumento en los niveles de contagio por COVID.  Estoy vacunada hasta el ñu, pero esto no es garantía de que no me contagie y la cercanía de un viaje soñado me ocasiona temor de que sea arruinado por un inoportuno contagio.  La crisis de salud me hace pensar en la escasez de médicos y personal de apoyo, sumado a la cabronería de las aseguradoras que nos afecta a todos – médicos y pacientes, porque no quieren pagar lo justo por los servicios ni cubrir medicamentos.  Aunque estoy saludable, ruego a Dios me cuide de sufrir una complicada enfermedad como la sufren miles de puertorriqueños que aun con finanzas estables tienen dificultades para acceder a los servicios, que no será para los que sus finanzas están como las del gobierno – bueno para algunas cosas, porque para pagar los anuncios aparecen los chavos.

Yo no sé el nivel de estrés que tenga el gobernador, que por sus responsabilidades debería estar a millón, pero esa cara de que se baña con agua de quimbombó y todo le resbala me saca por el techo.  Él piensa que estamos mejor y dependiendo de cómo lo veamos, pudiera ser cierto.  Para quien perdió su casa por María y viva arrimad@ con un pariente o en una estructura a la que se le cuela el agua cuando llueve, puede estar mejor o sería acertado decir menos mal, como con casi todo lo que ocurre que requiera intervención gubernamental.  Yo podré estar mejor porque vivo en un lugar hasta ahora seguro, tengo nevera nueva tras la muerte de la anterior después de un fuetazo Lumático post Fiona, gozo de buena salud y estabilidad económica, pero mis niveles de estrés no están como debían estar para una mujer que supuestamente se liberó de los mayores estresores.

Yo no puedo estar mejor del todo, cuando la mayor parte del país está sufriendo carencias y la mayor carencia que tiene – que tenemos tod@s-  es de fe en nuestr@s líderes o l@s que se supone lo sean.  Cada un@ de nosotr@s debe preguntarse si de veras estamos mejor –no como individuos, sino como pueblo.

5 de junio de 2023