FUERA DE SERIE
“Para el
mundo eres solo una persona, pero para una persona, eres un mundo” o algo así
se le atribuye a García Márquez. Hoy día
se colocan en internet frases supuestamente dichas por famosos y luego resulta
que el famoso era otro, pero no importa quién lo haya dicho, lo cierto es que
sé exactamente lo que se siente ser el mundo para una persona. Es más, para una persona yo era el centro de
su universo. Esa persona era mi papá. Muchas veces me cuestioné qué era lo que mi
papá veía en mí que fuese tan especial. Nunca dudé de su amor, porque me lo
expresaba de mil formas –en palabras, por escrito y en la mirada que se le
nublaba con emoción si me contemplaba por algún rato. Tampoco dudé del amor de mi mamá, pero su
manera de querer era distinta, con énfasis en las fallas que no siempre se
señalaban de la manera más adecuada, razón por la cual me juzgaba –aún lo hago-
a mí misma con dureza.
Mientras
buscaba hacer las cosas bien hechas para complacer a mi mamá, hacía lo justo,
lo hermoso, lo excelente porque era lo que surgía de forma espontánea como
respuesta a una inspiración que entonces no sabía discernir, pero que
evidentemente venía de mi papá. Cometer
errores me asustaba si pensaba en cómo lo tomaría mi mamá; me dolía si pensaba
en no haber estado a la altura de mi papá.
Pese a su gran amor, mi papá corregía mis errores partiendo del
convencimiento de que yo tenía la capacidad de actuar de mejor manera y era
solo cuestión de ofrecer una guía. No
sentía juicio ni decepción en su voz.
A riesgo
de sonar redundante, insisto en que la figura de Papi fue fundamental en mi
vida. Tristemente, hay much@s que no
pueden decir lo mismo. Algun@s ni
siquiera saben quién es su padre, otr@s hasta preferirían no saberlo. Hay quienes se han sentido rechazad@s porque
no heredaron talento para los deportes, las ciencias, prefieren una carrera
distinta a la que exige el padre o simplemente no tienen las destrezas para
asumir una carrera universitaria. Hace
unos días hablaba con un amigo profesor de música que decía que nunca había
dado una mala nota a un estudiante, porque no hay nada que pueda hacerse por
alguien que no tiene el talento para ese arte.
Se mostró compasivo y relató experiencias con ex estudiantes que
demuestran la gran influencia que tuvo para ellos por su calidad humana, que es
después de todo, lo que verdaderamente cuenta.
Peor que
los padres que insisten en obligar a sus hij@s a estudiar algo que no quieren,
es saber que les rechazan por no poder aceptar las realidades que no pueden
evadir, como la orientación sexual o la identidad de género. Y hay otros horrores, que salieron a relucir
en un reciente caso que adquirió gran notoriedad y que no quiero ni mencionar
porque no me cabe en la mente que alguien sea capaz de tal perversidad contra
quien debió amar y proteger. Vivimos en tiempos convulsos, en los cuales la
tecnología nos permite conocer lo que está ocurriendo al instante. Hoy podemos saber lo que por años y siglos ha ocurrido, pero que
desconocíamos. Por alguna razón, los
horrores se destacan, pero los actos diarios de amor paternal pasan muchas
veces desapercibidos.
Quiero
pensar que los buenos son muchos más.
Mis tíos fueron buenos padres, como lo son mis primos. He conocido muchos hombres tiernos,
cariñosos, que cuidan de sus familias y ofrecen lo mejor de sí mismos. En Haití vi un padre de pocos recursos, pero
poseedor de mucho amor, haciéndole los moñitos que luego ataba con cinta blanca
a su pequeña hija, en una tierna imagen que permanece grabada en mi mente. Tendríamos
un mundo mejor si hubiese más padres como ellos. Lo bueno, al igual que lo malo, se
repite. No quiero ni imaginar el pobre
destino del hijo de Donald Trump. La
responsabilidad de la crianza es una compartida. Padre y madre deben ejercer la crianza de
manera amorosa y responsable. Tod@ hij@ merece sentir que es el mundo para su padre o madre. Todo el mundo merece tener un padre fuera de
serie como el mío.
Feliz Día
de los Padres, Papito lindo.
Siempre,
Tu hija
18 de
junio de 2023