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Este blog tiene el propósito de compartir mis ideas que estoy segura son las de muchos. Escribo sobre lo que me enternece, lo que me intriga, lo que me indigna o lo que me divierte. No me impongo fechas límite -escribo cuando quiero. El lector también puede elegir -hay relatos mas extensos, otros mas cortos. Entre cuando quiera. Vivo orgullosa de quien soy, de donde vengo y hacia donde voy, aunque no sepa como llegar... La imagen que lo acompaña es El Laberinto, de la serie Mandalas de Procesos, de Thalía Cuadrado, psicóloga clínica y artista, que me honra con su amistad. Me pareció apropiado para acompañar este blog sin dirección, porque son muchas las veces que me he sentido en un laberinto. Afortunadamente, siempre salgo…

viernes, 10 de marzo de 2023

VEJIGANTES Y OTROS DEMONIOS

 




VEJIGANTES Y OTROS DEMONIOS

Hace unas semanas se suscitó una controversia por unas declaraciones de la primera dama de Ponce, en torno a los homosexuales.  Según la prensa, ella compareció a un programa de un sacerdote, en el cual abordó el tema de la homosexualidad desde su perspectiva y los describió como seres confundidos.  Esto destapó una olla de grillos y comenzaron a surgir comentarios de otras acciones o expresiones de esta mujer que a mi juicio, pone en evidencia que la confundida es ella.  Y vamos, que tod@s en un momento u otro nos hemos confundido, pero afortunadamente nos ocupamos de aprender para salir de las confusiones.  El asunto comenzó con acciones dirigidas contra la comunidad LGBTTQ+.  Un miembro de la comunidad denunció que se le canceló su participación en una actividad cultural, por ser abiertamente gay. Algunos denunciaron que el municipio pretendía inscribir a miembros de esa comunidad en unas “terapias de amor”, que presuntamente ofrecería ella, quien se identifica como “consejera”, aunque no sé en exactamente qué, pero en lo que sea, asusta.

Y ya que menciono eso de asustar, ella se enganchó en esta ola rayosgamesca de ofender a todos por igual y dijo algo con respecto a los vejigantes en términos de que eran una expresión pagana y que causaban temor en los niños.  Como evidencia de la preocupación que podría causar en l@s niñ@s esta imagen, se descubrió que un cuadro en la escalera de la alcaldía que contenía -entre otros símbolos de Ponce- un vejigante, fue retirado del lugar.  ¿Y el alcalde?  Hizo unas declaraciones escuetas en la que indicaba que las expresiones de la primera dama no eran suyas, publicó una carta abierta en el periódico que contiene palabras, pero no dice nada y pretende que nos creamos eso de que una cosa es ella y otra cosa es él. 

Yo no me trago el cuento.  Preocupa sobremanera que una persona que no fue electa, ni ocupa un cargo público, pueda impartir instrucciones a l@s que sí ostentan cargos públicos.  Y la decisión de remover el cuadro no puede haber pasado inadvertida por el alcalde, porque a ver, si yo paso todos los días por un lugar y siempre veo un cuadro en la pared, ¿no preguntaría qué pasó con el cuadro si dejo de verlo?  Que nada, que él tenía que estar de acuerdo con la idea de que los vejigantes eran símbolos paganos que infunden temor y que l@s emplead@s homosexuales necesitaban las “terapias de amor” para sacarlos de su confusión.  El alcalde ya está metido en aguas profundas, tras unas denuncias de intentos de presionar para recibir donativos y ahora esto.  Parafraseando a Elizabeth Barrett Browning, que cómo nos ofende, déjame contar las maneras.

Retomando el comentario del carácter pagano de los vejigantes, el Diccionario de la Real Academia Española define pagano en su acepción principal como “Que no es cristiano ni de ninguna de las otras religiones monoteístas”.  ¿Acaso el alcalde le sirve sólo a los cristianos? ¿Conoce bien el concepto de separación iglesia- estado?  Otro confundido.  Hay aspectos culturales que se asumen por los pueblos como parte de sus tradiciones. Los vejigantes forman aparte de la tradición cultural de Ponce, como los de Loíza, aunque las máscaras de estos últimos son confeccionadas con coco y madera, mientras que las de Ponce se confeccionan con una técnica parecida al papel maché.

El uso de máscaras es tradicional en muchas culturas.  Brasil, España, Italia, Estados Unidos con su carnaval Mardi Gras en Nueva Orleans y tantos otros hacen uso de las máscaras, muchas veces representando la lucha entre el bien y el mal y con el tiempo se pierde el origen de la tradición y se queda solo el disfrute.  No soy conocedora del tema, pero much@s de nosotr@s hemos visto las máscaras africanas y por lo que veo, el origen de todo, como de hecho el de la civilización misma, emana precisamente de ese continente del que much@s pretenden distanciarse, pero como dice una expresión muy nuestra, “y tu abuela, a’onde está”. Yo no tengo problema en reconocer que gran parte de mi origen viene de allí y si lo negara, mi pelo rizo, mi nariz y mis nalgas me delatan.

El supuesto temor que pueda causar un vejigante es el mismo temor que pueden causar figuras o representaciones artísticas de ese mundo cristiano al que tan apegados están la primera dama y su esposo.  ¿O no causaría el mismo temor un cuadro de la tentación de Jesucristo por Satanás? Yo misma no lo miro mucho; no en balde hay una expresión que alude a que alguien es “más feo que el diablo”. ¿Y no es perturbador ver un hombre clavado en una cruz, con manos, pies y un costado sangrantes, aparte de una corona de espinas espetada en la cabeza, que le hace chorrear sangre por su rostro? Evidentemente son imágenes representativas de algo y quien quiera conocer el por qué debe ir a las fuentes necesarias para entender el simbolismo, pero no es cuestión de esconderlas.

Por mi parte, los excesos de este matrimonio de confundidos me llevaron a querer hacer un planteamiento no sólo en este escrito, sino también de una manera concreta.  Me compré una máscara de vejigante, hecha por un artesano ponceño y es la que adorna este escrito.  Está colocada en un lugar prominente, así que si algún día desaparece de allí, me daré cuenta.  Está acompañada por otras manifestaciones nuestras, como los Santos Reyes y el coquí.  Está sobre el cuadro que pintó una amiga de mi papá y yo; estoy segura de que él se sentiría más que complacido con esta compra.  También hay unas mariposas, que aunque no son artesanía de aquí, me recuerdan una época feliz de mi vida, aunque esa etapa ya pasó.  Unas estrellitas me recuerdan a mi prima Carla y me reafirman en la necesidad de la ilusión. Hay además una placa de cerámica que adquirí en Grecia, con rostros de diversos tonos de piel, en honor a esta mezcla que tod@s tenemos.

Con mi vejigante muestro orgullo por mis orígenes y nuestras tradiciones. Además, pretendo ahuyentar los demonios del prejuicio, de la intolerancia, de la confusión que se niega a dejar de serlo y no menos importante, la estupidez.

10 de marzo de 2023