IRRI, SAIDI, SAIFI, CAIDI
Esta
mañana leí un reportaje sobre las gestiones que está haciendo el nuevo task forcé creado por LUMA para atender
el descojón que tienen. Esta nueva unidad está dirigida por una
persona que trabajó en la AEE, sobre
quien ha salido a relucir que en su momento dirigió la juventud
progresista; es decir que es de las del “corazón del rollo”. La impresión que da es que el gobernador que
tanta paciencia tuvo con LUMA empezó a perderla cuando vio el aluvión de
críticas y anuncios de marchas que amenazan sus aspiraciones de seguir
durmiendo en el palacio de Santa Catalina por otro cuatrienio. Apretó el botón del pánico no porque sintiera
que debía responderle a su pueblo, sino para proteger su pellejo político.
Pues las
siglas del recién creado organismo -IRRI-
corresponden a Iniciativa de Reducción y Respuesta a Interrupciones. Como muestra de la iniciativa indicaron que
asignó unas 25 brigadas adicionales a las líneas de transmisión y otras 68 para
el control de la vegetación. Sorprende
que hayan tenido esta iniciativa a más de un año de haber asumido el control de
la red eléctrica y a más de dos años de haber entrado dizque a conocer –cobrando-
el sistema. No hace falta ser ingeniero
eléctrico para en un recorrido darse cuenta de los enredos de cables y los
matojos subiendo por ellos como trapecistas.
Aparte de eso, desde la soltá
se veía que LUMA no tenía personal suficiente, que se lo querían ganar todo,
sin invertir gran cosa.
El nuevo
organismo utilizará varios métodos de medición que identifican como SAIDI,
SAIFI y CAIDI, para conocer la duración de los apagones, su frecuencia y
calcular el promedio de tiempo que pasamos los consumidores sin energía. Sin ninguno de estos instrumentos de
medición, l@s puertorriqueñ@s vivimos en carne propia que ha aumentado la
frecuencia y duración de los apagones. Precisamente esta madrugada experimenté
uno y parece ridículo que me alegré que duró solo una hora, porque tras los
rayos y centellas que cayeron pensé que estaría no menos de 4 horas sin luz. Mientras
escribía esto, se volvió a ir, aunque sólo por unos minutos. En mi área en ocasiones se va la luz casi
todos los días. Es impredecible –da lo
mismo si llueve o si hace sol. Cada vez
que meto un bizcocho al horno o prendo la computadora ruego que no se vaya la
luz. Y eso soy yo; no quiero pensar en
los enfermos encamados conectados a máquinas indispensables para mantenerles
con vida. No hay derecho a vivir así.
Estas
reflexiones sobre los desmanes de LUMA siguen a una gran desilusión que sufrí
ayer. Fui a Plaza las Américas para
averiguar por qué mi tableta estaba lenta, pese a que me habían informado que
habían efectuado un cambio en el plan.
Cargué con el aparato, con su calcomanía que denota mi amor por la
UPR. Me percaté que habían exhibiciones
de diversas universidades y desde el segundo piso me asomé para ver si había
presencia de la IUPI. Me dio trabajo identificar el mostrador, pero lo divisé y
pensé pasar luego de hacer mi gestión y demostrar mi orgullo por mi Alma Máter.
Me acerqué
al deslucido mostrador, con unos colores vino apagado y azul grisáceo, que
resultaban tan llamativos como el gris del carro to’s tenemos que conduzco. Había unas pantallas mostrando diversos
aspectos de la UPR, que resultaba quizás lo más llamativo. Al mando del área, 4 mujeres que hablaban
entre sí. Me acerqué y dije hola. Para
el caso que me hicieron pude haber permanecido callada. Siguieron hablando entre ellas, mientras yo
permanecía allí preguntándome si me había convertido en invisible. Tras unos segundos, exclamé ¡caramba! Una de
ellas me miró. Comenté que llevaba un
rato allí sin que me hubieran dirigido la palabra y la que me miró me dijo un
disculpe que no sonó muy convincente y se justificó diciendo que era que una de
las compañeras se iba a almorzar. ¿Y?
Le
comenté que el mostrador se veía deslucido; que estaba acostumbrada a ver la
referencia a la IUPI en rojo y ella me indicó que cada recinto tiene su color y
el rojo es el de de Río Piedras. Decidí que era inútil discutir. Porque para empezar, la UPR se fundó en Río
Piedras y su emblema en rojo es quizás el más reconocido. Aparte de ello, Plaza las Américas está en
San Juan y presumo que la mayor parte de los que acuden a estas ferias tienen
intereses en esta zona. Y me parece
estupendo que quieran reconocer la existencia de los otros recintos, pero para la mayor parte de los puertorriqueños, la
IUPI está representada por la emblemática torre en Río Piedras. Su ausencia en
esta exhibición es imperdonable. Ni me
molesté en enseñarles mi tableta con la calcomanía de la IUPI. Creo no hubiesen entendido.
No se me
escapa que esta triste representación de la UPR es reflejo del nivel de
deterioro al que ha sido sometida. El
lustre y prestigio de lo que se supone es nuestro principal centro docente se
ha ido opacando, como sus edificios que lucen deteriorados. El desgaste de las
instalaciones de energía eléctrica es similar al desgaste de las instalaciones
de la UPR. Y no se trata sólo de los
edificios. Se trata de currículos que no
se revisan, de profesor@s que no se reclutan a tiempo completo, de la
incapacidad de dar explicaciones coherentes.
Es innegable que hay una crisis presupuestaria, pero si hay que tomar
decisiones dolorosas, éstas tienen que estar sustentadas en bases firmes. El
último plan parece ser algo ideado por una mente dirigida a terminar con lo que
quedaba de nuestro orgullo. Reducir los
requisitos de ingreso implicará tener una universidad que tendrá poco respeto.
No todo
el mundo tiene que tener un grado universitario. Hay miles de personas con carreras y oficios
exitosos, que no tienen grados universitarios.
De hecho, cada vez me horroriza más ver personas con grados de maestría
que no saben hilvanar un pensamiento coherente.
Hace tiempo que me duele la situación de mi Alma Máter. Salí de Plaza
las Américas con un desánimo que iba más allá de simplemente estar decepcionada
con una triste representación de la IUPI y de haber sido ignorada. En el trayecto a mi próximo destino sintonicé
WIPR radio y escuché el concierto para piano y orquesta núm. 2 de Rachmaninoff
que tantas veces he disfrutado y se me instalaron las ganas de llorar. Hice las gestiones que tenía planificadas,
con la desazón enroscada en el alma.
El
problema de la educación en Puerto Rico es mucho más complicado de lo que yo
puedo abordar en este escrito. De hecho,
es más complicado que el desmadre que hay con nuestro sistema eléctrico, pero
todo parte del mismo problema: falta de voluntad para proveer una solución que
no podrá complacer a todo el mundo, pero que pueda al menos ser justificada de
manera fehaciente. Mientras tanto, estamos
hasta la coronilla de lo que pueda haber SAIDi in English Mr. Stensby con su cara tan SAIFIa, mientras el país
entero vuela en cantos, en una CAIDIa estrepitosa. Estamos más que IRRItad@s, hart@s,
inconformes, indignad@s –en fin, encabronad@s con tanta mentira, descaro e incompetencia.
3 de
septiembre de 2022